REIVINDICANDO VOY Me han dicho que este fin de semana ha pasado algo en Madrid, incluso que ha habido una manifestación o una fiesta, no lo tengo claro, y el caso es que he estado atento a los medios, a las televisiones y a la prensa, pero ni por esas, no me he enterado de nada, no he visto nada que se diferencie de lo que suele ser habitual cuando llegan los calores, al menos en zonas costeras, aunque bueno, nadie dice que en Madrid no podamos tener nuestros festivales, porque eso sí que lo he visto, un magnífico festival, de esos tan enormes que asustan, de esos que hacen que la gente tenga que marcharse por unos días. Esos, esos son los buenos. No porque la gente tenga que marcharse, entiéndaseme, sino porque si lo hacen es porque no les queda más remedio, porque de alguna manera son expulsados. Es una simple cuestión matemática, tantos metros cuadrados, tantos humanos por metro cuadrado; como contar manifestantes, pero sin peleas, porque aquí, al fin y al cabo y por fin, todos estamos de acuerdo, ¿o no? El caso es que si unos llegan —eso sí que es efecto llamada—, otros tienen que irse, y la prueba de la necesidad de semejante ajuste sí que la he visto por ahí, que parecía una subasta, aunque de las castizas por supuesto, de esas de mejor que sobre que no que falte. Tú échale millones Paco, y digo Paco por poner un nombre castizo, de aquí, que ya va siendo hora, digo yo, reivindico yo, de ver a una drag castiza. Aunque supongo que lo de los millones (de asistentes, que es lo de menos, y de €, que es lo de más) no lo gestionaba ninguna drag, así que me imagino a Paco no como Paco, sino como Don Francisco, y de plumas nada, lo más una corbata que haga las veces de boa, échenle imaginación que tiene su gracia. Y aquí quería llegar yo, que no crean que despotrico contra el Orgullo de Madrid, ni mucho menos, sino contra lo que he percibido en Madrid, y no contra el acto en sí, pues aunque me parece que la manifestación debería tener más protagonismo, entiendo que el desfile se lo robe, y no voy a despreciar el (magnífico y maravilloso) poder reivindicativo del mismo; simplemente digo que al calor de los millones todo se vuelve de colores, y hasta Telemadrid saca un arco iris, para mayor gloria de los fabricantes de arco iris, que los hay, sí señora, para nuestra desgracia hasta eso está mercantilizado, tantos metro de color a tanto, y si me compra varios le hago una rebaja, es lo que hay, y los prejuicios guárdalos en el armario unos días Paco, cómo eres, que tampoco te vas a morir coño (o pene, o polla, ya puestos, pero que no se diga que lo he dicho yo). Porque si París bien vale una misa, ¿acaso Madrid no puede costar un arco iris? Bueno y una foto, a ser posible tras la pancarta, que se vea bien, pero que quede mejor, así que mandamos a una tía, joven para que no digan, y a nuestro maricón, que para eso lo sacamos de su ayuntamiento, y a ver quién nos acusa de no ser reivindicativos, ni diversos, no te olvides de la diversidad. Es cierto, que antes no les habían invitado, y hubiese sido de muy mala educación reivindicar sin invitación, que eso está muy feo, casi tanto como dos hombres comiéndose los morros, aunque si al menos lo hacen en privado… Pero el caso es que una vez invitados, hay que ir, así que hala, a reivindicar, aunque me da a mí que puestos donde estaban, aguantando el chaparrón con una sonrisa, más que la igualdad reivindicaban su derecho a la hipocresía, que es algo mucho más suyo, y si no piénsenlo, contemplen las imágenes. A mí, es la impresión que me da, pero bueno, el caso es reivindicar, que si todo el mundo lo hace, por algo será y a derechos, aunque sea a la hipocresía, nadie gana a esta derecha nuestra. Pero en fin, que me desvío, porque aquí hemos venido a hablar de millones, así que vamos a ver cómo andamos de eso porque esta es la verdadera reivindicación, la gran protesta, porque lo de Madrid no ha sido más que una congregación de millones (de buena posición, sin cargas familiares, nivel medio alto… ya saben, el target ideal, o sea) y si al final resulta que han sido menos de los prometidos, si al final la inversión no compensa, o no tanto al menos, a ver quién nos quita la decepción y, con ella, la capacidad conversora, que la gente no encierra sus creencias, por retrógradas que sean, por nada, así que hagamos eso a lo que hemos venido, pongamos haberes y deberes, hagamos cuentas y veamos si compensa, al fin y al cabo la contabilidad es la única religión verdadera hoy en día, solo ella da la medida del hombre. Quién sabe si al final lo que no han podido vencer durante siglos ni la moral ni la humanidad, va a ser vencido por el que fue su enemigo más encarnizado desde el principio de los tiempos: la religión. (No, esa no, la de verdad)
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...un escritor es «un chiflado que mira la realidad, y a veces la ve»...
La velocidad de la luz Javier Cercas Categorías
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Abril 2020
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