Ahora que está de moda pedir unas disculpas que no significan nada (¿seguiremos dando a aquellos que solo piden?) como si no las hubiesen tomado ya los que las piden igual que lo toman todo, me uno a la moda y pido disculpas por el retraso en El cuaderno negro, no obstante os comunico que hoy he tomado por fin la última decisión, dolorosa, pues ha supuesto la retirada de dos de los relatos que lo componían, pero creo que plenamente acertada, así que ya solo quedan los trabajos de maquetación. Si los problemas que nunca acaban de la molesta vida de verdad me lo permiten, espero poder ponerlo a vuestra disposición en breve.
Un cordial saludo a todos.
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Publico a continuación un comentario que estaba preparando sobre el tema de Cataluña, lo hago tal y como estaba, aunque en vista de los últimos acontecimientos añado alguna consideración más:
«Como no consigo ponerme de acuerdo conmigo mismo, al final me conformo con este comentario resumido sobre el tema de la consulta catalana, intentando como siempre aportar otro punto de vista que pueda resultar novedoso o, al menos, interesante. En el debate dialéctico al que asistimos sobre el particular se enfrentan al parecer dos concepciones de la Democracia. Una se correspondería con su aspecto formal, con las leyes que la conforman, es la que maneja el gobierno central. La otra se correspondería con el aspecto material de la Democracia, con qué es la Democracia, es la que esgrime la Generalidad catalana. Pero a pesar de las argumentaciones del gobierno y su círculo mediático, ambas concepciones no están a la misma altura, al fin y al cabo las leyes no son más que la forma en que la ciudadanía construye la Democracia, los ladrillos con los que edifica aquello que quiere y (esto es lo importante) tal y como lo quiere. El Estado de Derecho es necesario para que exista Democracia, pero la Democracia no es el Estado de Derecho, las normas deben cambiar, y de hecho cambian, según las pulsiones de la sociedad a la que sirven, pues las leyes sirven a la sociedad y no al revés, otra cosa es que podamos diferir en el concepto de Democracia, o en el de soberanía, pero oponer simplemente la ley a algo tan profundamente democrático como el deseo de votar, de que la sociedad se exprese, es no solo engañoso, sino estúpido. Por eso a la larga, a pesar de posibles derrotas puntuales, si el empuje por la consulta se mantiene esta será inevitable, y cualquier demócrata verdadero así lo entiende, oponerse a ella de la manera en que se está haciendo puede hacer que sus impulsores abandonen, pero considero más probable un enquistamiento del problema. Sin embargo, los independentistas deberían darse cuenta de que la sola necesidad de recurrir a un referendo ya supone una derrota para su causa. Me explico: en una sociedad democrática (excluyo pues la represión armada), si hubiese una mayoría de ciudadanos catalanes comprometidos con la independencia, digamos un 80 % o 90 %, ¿alguien duda de la inevitabilidad de la independencia? En esas condiciones, fuera de una forma o de otra, la secesión acabaría cayendo como una fruta madura. Puntualizo: me refiero a ciudadanos verdaderamente comprometidos, no solo a independentistas de última hora, de crisis y propaganda, sino a aquellos que sienten de verdad la necesidad de la independencia y están dispuestos a movilizarse y a secundar los movimientos y protestas necesarios de forma prolongada (se me dirá que esa mayoría existe y se me pondrán como ejemplo las diferentes diadas, pero estas reivindicaciones masivas son aun muy jóvenes como para probar un compromiso completo y sostenido y, además, no suponen una mayoría como la que indico aun suponiendo que las cifras facilitadas fuesen ciertas), afortunadamente para los independentistas, la forma de abordar el problema por parte del gobierno les está ayudando mucho para conseguir esa mayoría. En cualquier caso, celebrar el referéndum no solventaría nada. Excluida la mayoría indicada en el párrafo anterior, podemos suponer que en caso de celebrarse los resultados de una hipotética consulta de independencia (que es lo que se está promoviendo realmente, por mucho que se disfrace) estarían en torno a un 60 %-40 %. Ejercitemos la imaginación: si esa relación de fuerzas se expresase a favor de la independencia, ¿qué se solucionaría? Lo único que se conseguiría sería trasladar el problema, los no independentistas con toda probabilidad constituirían un movimiento político unionista, pero no se arreglaría la tensión territorial de la sociedad catalana, solo cambiaría de signo, ¿de verdad es esta una solución? ¿Qué aportaría a la sociedad catalana salvo una cierta satisfacción de unos? Si se desea arreglar los problemas identitarios de Cataluña, este no es desde luego el camino. Por otro lado, si dicho porcentaje de votos se expresase en contra de la independencia, ¿alguien cree que los nacionalistas/independentistas recogerían sus bártulos de independentistas, reconocerían su error y se irían a casa a hacer punto de cruz? Recordemos Quebec, pensemos en Escocia. ¿Qué hacer entonces? Eso, lo dejo para otro comentario.» Aquí terminaba el comentario que tenía escrito, pero los acontecimientos avanzan más deprisa que yo, así que habrá que completarlo, aunque aun me quedan más apreciaciones que hacer, especialmente para que no me malinterprete nadie. La nueva ¿consulta? que Mas anuncia supone un intento a la desesperada de seguir vivo y en la carrera (política) frente a quien lleva tiempo superándole, al fin y al cabo siempre es mejor el original ¿no es así? Pero de celebrarse finalmente puede tener efectos interesantes. Por un lado se pierden las garantías democráticas que aunque menguadas en la anterior farsa de convocatoria, esta aun podía conservar (interventores, observadores más o menos imparciales, recuento controlado, campaña reglada…), especialmente de haberse celebrado de forma pactada como en Escocia; esto la convierte en una farsa aun mayor y sin ninguna mínima apariencia de neutralidad. Bien, eso es bueno dirán algunos, y es cierto que aniquila su capacidad persuasiva especialmente a nivel internacional, pero posee una enorme capacidad aglutinadora en el entorno independentista porque: 1) los resultados casi con toda seguridad serán abrumadores a favor de la independencia, y 2) fortalece el victimismo nacionalista porque cualquier pega/fallo/problema que se le pueda achacar a la consulta ya está contestado de antemano: que la participación es baja, la culpa es del Estado por no dejarnos votar en condiciones, es normal que así la gente se retraiga; que es alta, un ejemplo de la voluntad democrática del pueblo; que el resultado no ofrece garantías, la culpa es del Estado por no dejarnos votar en condiciones, bastante hemos hecho con lo que nos han dejado, y así para cualquier otra cuestión, incluso si finalmente el gobierno logra impedirla, será otro ejemplo de la opresión del Estado. Por si fuera poco, esto se acerca a la desobediencia que algunos postulan como método/estrategia necesaria para lograr la independencia. Y nos seguimos aproximando a esa mayoría del 80 % o 90 % de ciudadanos catalanes convencidos y comprometidos. Es decir, a corto plazo lo ocurrido es bueno para los no nacionalistas (o mejor dicho, nacionalistas españoles), pero a largo plazo puede ser incluso peor. Debo reconocer que en la vorágine de este muy corto plazo en que el vivimos mi pronóstico no es muy diferente del que debe de hacer el gobierno, y es probable que ante la imposibilidad práctica de cualquier salida que impida la constatación manifiesta de la voluntad de independencia de Cataluña (que es lo que buscaban ahora los independentistas) el fenómeno se deshinche, pero no desaparecerá, toda esa pulsión quedará soterrada y reforzándose mutuamente. Y luego llegarán las elecciones, más pronto que tarde, y si ERC obtiene mayoría suficiente para formar gobierno, ¿la situación mejorará o empeorará? Y entretanto la crisis y su malestar continúa, y este seguirá buscando una salida, una forma de expresarse, lo que en Cataluña desemboca mayoritariamente en la esperanza nacionalista o, en el hipotético caso de que esta se desinflase completamente, en las mismas opciones que en el resto de España. En cualquier caso, el PP se convertirá en una fuerza insignificante en Cataluña, algo que creo que ya tienen amortizado en sus cuentas electorales y que asumen con gusto por el rédito que esperan en el resto de España, al menos en lo que respecta a este asunto. El principal problema es que hay mucho táctico, pero ningún estratega, nadie que piense en el futuro y que trabaje, si no por acabar con las tensiones de la sociedad catalana, al menos por encauzarlas y, en todo caso, por propiciar su bienestar. La única fuerza con capacidad para ejercer de puente, para vertebrar la situación actualmente, el PSC, debe primero decidir dónde está realmente y presentar propuestas bien definidas, verdaderamente ambiciosas e imaginativas, especialmente si quieren aprovechar el tirón de Pedro Sánchez y la nueva esperanza que podría suponer (disputando el terreno de la ilusión a la independencia con una ventana de oportunidad —o ventaja— importante al ser algo nuevo pero no totalmente desconocido, no un salto al vacío como la independencia tal y como se plantea). De lo contrario, la única fuerza vertebradora que habrá será, presiento, PODEMOS, que tendrá un pie en prácticamente toda España y una influencia y visibilidad seguramente superior a la representación que obtenga en las elecciones. A partir de ahí podremos empezar a juzgar a la formación sobre hechos concretos, porque es cierto que hasta ahora, salvo algunas declaraciones que en el fondo no dejan de ser eso, este partido es una incógnita, pero tampoco mucho más que el PSOE, el PP o cualquier otro porque ¿qué proponen realmente? ¿Qué soluciones concretas impulsan? P.S.: Por cierto, magnífico, como casi siempre, el programa de Jordi Évole de ayer, en el que quedaba claro, como se le dijo al sr. Junqueras, que vive poco menos que en el país del algodón de azúcar, negándose a contemplar cualquier clase de resultado negativo de la independencia y suponiendo que los catalanes son mejores que los españoles (sigo encontrando una base xenófoba/racista en todos estos movimientos nacionalistas sean del signo que sean, qué le voy a hacer) y que solo por la independencia «van a tomar mejores decisiones» (creo que la cita es exacta), y que esta traerá el fin de todos los problemas, quizá porque confunde —esto no lo dijo nadie pero se desprende claramente de sus palabras y del vídeo electoral que mostró Évole— Cataluña con socialdemocracia, y piensa que una Cataluña que sistemáticamente ha mantenido en el poder o como fuerza más votada a un partido significativamente conservador va a comenzar a aplicar políticas progresistas que impidan los desahucios, mantengan los servicios públicos…, en cuanto sea independiente, a estas alturas resulta que los niños tienen razón y sí que hay palabras mágicas después de todo. Como sabréis se acaba de fallar el Premio Planeta, resulta curioso que para esta acción haya escogido nuestra lengua semejante verbo con semejantes acepciones alternativas, ¿alguien ha hablado de la sabiduría del lenguaje? Perdón, me había parecido. Cabe preguntarse si la primera acepción que el DRAE otorga a este verbo se ha ganado a pulso ese primer puesto por méritos propios después de tantos concursos o ha llegado ahí gracias a otros y por oscuros intereses que, para el caso que nos ocupa, viene a ser lo mismo. Vale, no he leído ni la obra ganadora ni la finalista, ni mucho menos todas las presentadas, pero lo que sí sabía es que ganaría una novela negra, y no porque sea el género actualmente de moda y el que garantice más ventas, sino porque es un color que combina con todo; me pregunto si es verdad el rumor que corre por ahí sobre que una vez hubo concursos literarios que buscaban la calidad, la originalidad, el atrevimiento y la frescura, que enriquecían las letras y que, de vez en cuando, destapaban alguna gran obra de algún pobre juntaletras que sin ser famoso ni tener contactos, resulta que se lo merecía. Entre todos los miles de obras presentadas ha sido Milena o el fémur más bello del mundo la ganadora, y seguro que es una gran obra, seguro que es la mejor de absolutamente todas, y seguro también que todos esos que critican a la imparcialidad de los premios literarios de las editoriales y, en general, de cualquiera que ponga en juego una cantidad de dinero minimamente jugosa se equivocan; pero a mí, que me inicio en esto y que no me gustan las modas, se me junta el negro con el black, como si a pesar de jugar en ligas distintas ambos respondiesen al mismo plástico, y cuando veo esas veladas (como si de un combate de boxeo igual a los de las películas se tratase) me resulta todo tan ajeno y tan distinto a la idea romántica del pobre escribidor trabajando casi a oscuras por ahorrar luz, que no veo las letras por ningún lado, aunque sí los dientes; pero casi en el mismo momento recuerdo aquello de que la literatura miente para decir la verdad, y entonces me encanta que el ganador hable de corrupción como dicen que hace, y pienso que si la literatura es un espejo deformado de la realidad que vivimos, entonces la velada de anoche es pura literatura.
Me pregunto si fallarán también los que allí estaban, algunos de ellos grandísimos, o solo se limitarán a asistir al fallo, o a sobrevivir con los dientes apretados, que es como se hace, en el medio en que les ha tocado vivir. Pero al margen de procesiones interiores, o a su pesar, también me pregunto -para ser sincero- si alguna vez seré yo de los que aprietan allí los dientes y desmienten ante alguno de los poquísimos periodistas cotillas e inoportunos que queden lo que aquí escribí una vez. Os dejo una pequeña crónica del asunto por si queréis ver un punto de vista del fallo diferente a lo que contarán los muchos periodistas correctos pero con nómina estos días (leedlo hasta el final, a mí me encanta la parte de los juntaletras). Un saludo a todos. P.S.: yo no me presentaba El pensamiento es extraño y errático si no se le encierra e increíblemente sorprendente e interesante si se le permite volar; advierto: este comentario no es más que otra de mis digresiones que, cual capítulo de Los Simpsons, empieza de una manera y termina de otra totalmente diferente. Comienzo con las Leyes Fundamentales de la Estupidez de Carlo María Cipolla, que he conocido recientemente gracias al concurso de microrrelatos de El Cultural, cuyo tema de la semana pasada fue precisamente ese:
1. Siempre e inevitablemente cualquiera de nosotros subestima el número de individuos estúpidos en circulación. 2. La probabilidad de que una persona dada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica propia de dicha persona. 3. Una persona es estúpida si causa daño a otras personas o grupo de personas sin obtener ella ganancia personal alguna, o, incluso peor, provocándose daño a sí misma en el proceso. 4. Las personas no-estúpidas siempre subestiman el potencial dañino de la gente estúpida; constantemente olvidan que en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia, asociarse con individuos estúpidos constituye invariablemente un error costoso. 5. Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que puede existir. Supongo que nadie opondrá nada a estas 5 leyes, lo más probable es añadir otras, yo por ejemplo diría que una persona estúpida es aquella incapaz de dejar de cometer el mismo error una y otra vez, para algunos puede que simplemente sea testarudez, aunque si acaba saliendo mínimamente bien, aunque sea por otras causas, lo transformamos en perseverancia y arreglado, ¿os suena? ¿Qué añadiríais vosotros? Continúo ahora con la crónica de lo sucedido en la reciente cumbre europea por el empleo, en la que parece ser que Renzi tuvo por fin el valor de exponer en público que los alemanes no son dioses nórdicos y que ellos también incumplieron el déficit hace diez años. Creo que habría más cosas que exponer, como por ejemplo el papel de los bancos alemanes concediendo créditos alegremente a los españoles, ¿ellos tampoco se enteraron? ¿Por qué achacamos este error a los bancos españoles y no a los alemanes?, y que conste que no estoy culpando a los alemanes de todo, nosotros también tenemos lo nuestro, pero tampoco me parece correcto que ellos que se beneficiaron, y mucho, ahora no asuman su responsabilidad (menuda palabra esta, ¿verdad?). Todo lo anterior me ha llevado a recordar un trabajo que me encontré curioseando por internet el mes pasado en el que se hacía un análisis sobre el comportamiento de los principales actores inmersos en la crisis española: el Gobierno de España, el de Alemania, el de EE.UU., la Comisión Europea, el FMI y el BCE (creo que no me dejo ninguno). Se llenaban páginas y páginas con gráficas a cada cual más colorida y fórmulas matemáticas incomprensibles para acabar llegando a la conclusión de que a todos y cada uno de esos actores les interesa la salida de nuestro país de la crisis (es una pena que no se puedan usar aquí los emoticonos de What’s app, porque llenaría un buen párrafo de manos aplaudiendo y caritas sonrientes), pues todo arreglado, ¿no? Ahora viene lo peor: este análisis se hizo al parecer utilizando un sistema específico empleado en inteligencia, y los expertos que lo firmaban, así como la entidad para lo que lo hicieron, están vinculados a los servicios de inteligencia de nuestro gobierno, si este es el tipo de análisis de inteligencia que llega a nuestros responsables políticos, a los decisores… La metodología utilizada me recuerda irremediablemente a la usada desde los años 70 del siglo XX por todos los expertos economistas neoliberales para defender sus teorías y de las que el ínclito José Luis Sampedro ya se quejaba, son técnicas extraordinarias para defender pre-supuestos ideológicos aun contra la realidad, pues siempre puedes atizarle a cualquiera con una ristra de símbolos griegos y números en el rostro y ponerle cara de tonto, al fin y al cabo donde haya una teoría bien fundamentada y matematizada, que se quite la realidad. En el análisis al que hago referencia, proveniente con toda seguridad de los mundos de Yupi, se olvida algún hecho esencial; sí, es cierto que idealmente a todos esos actores les interesa que España salga de la crisis, pero para esa conclusión no hace falta tragarse todas esas páginas, yo llego a ella de cabeza en 20 milisegundos, lo verdaderamente importante es cuánto les interesa y qué parcela de poder o influencia al respecto tiene cada uno para actuar a favor de la recuperación y, sobre todo, si les compensa utilizar ese poder y de qué depende que lo hagan o no. Paso a centrarme en Alemania: ¿le interesa a Dña. Ángela Merkel que España salga cuanto antes de la crisis más que ser reelegida? ¿Más que conservar el poder? ¿Más que pasar a la posteridad como una gran canciller? Doy un momento a los responsables de inteligencia… ¡Tiempo! Obviamente la canciller alemana (que dirige el actor con mayor poder de todos los mencionados. Sí, incluso más que el gobierno de España mientras este no se atreva a amenazar con romper la baraja), no va a arriesgar sus propios intereses por la recuperación de España. Punto. Mimará las apariencias mimando los temores ancestrales de los germanos (a la inflación, a perder sus pensiones y sus fondos de inversión —sus ahorros en suma—, a los vagos del sur) para mimar sus votos. Sí, ya lo sé, ya sé que todo eso no supone sino pan para hoy y hambre para mañana (¿a que ahora cobran sentido las leyes de la estupidez? Repasadlas), y no creáis que a esta señora y a sus acólitos nadie les ha hablado nunca de la fuerza de la unión (en general, no tiene por qué ser europea) o de la solidaridad (aunque solo sea por un sentimiento puramente egoísta a largo plazo), o de lo que es un sistema o un ecosistema, del concepto de acción/reacción, de la retroalimentación…, es que son víctimas de la superestructura de su sistema económico (ya está Marx molestando), es decir, de ese individualismo exacerbado hasta donde solo el neoliberalismo puede exacerbarlo, de ese Yo, Yo, Yo infante, de ese egoísmo recalcitrante (del malo), de esa estupidez increíble e indefendible que supone la absurda teoría de que, en un mundo de recursos limitados, el bien común se genera espontáneamente si cada uno persigue únicamente su interés particular sin cortapisas ni regulaciones. Pero no todo es malo, de hecho yo confío en Angela Merkel para que nos saque de la crisis, en realidad es en la única en quien confío. Los que me habéis escuchado hablar de estos temas ya sabéis lo que dije en su momento y que sigo manteniendo: 1º que lo malo no era la deuda, sino esa manía de arreglarlo todo en 2 años que le dio a todo el mundo en 2010, ¿alguien se imagina firmar la hipoteca de su casa y comprometerse a pagarla en 2 años? Pues eso es lo que se hizo aquí. 2º Que Alemania iba camino de su propia crisis. Pues bien, este último punto, que es el importante a estas alturas, ya ha llegado, regocijémonos y esperemos gozando con el mal ajeno que esta pequeña recesión alemana se profundice, porque de lo contrario no servirá de nada, que el mal alcance a Alemania, que lo sienta en sus propias carnes, esa será la única forma de que se cambie de una vez la política económica y salgamos de la crisis sin necesidad de convertirnos en los mendigos-camareros de Europa. Lamentablemente, como ya os he comentado a algunos también, es necesario que la cosa empeore para que algunos se espabilen, y como en España no parece suficiente que empeore (menos aun si ahora resulta que mejoramos), a ver si haciéndolo en Alemania… Y no porque sean más listos, sino porque la señora Merkel ya ha demostrado, afortunadamente para nosotros, la altura de su compromiso ideológico, y por tanto sabemos que sería capaz de vender a su madre (y de regalo la abuela) por un voto, si no lo hubiese hecho ya; por eso mi esperanza es que en cuanto empiece a ver peligrar su sillón y su legado, abjure de lo dicho y comience a hacer lo que hay que hacer. Esta esperanza mía es algo parecido a lo que les debe ocurrir ahora a todos esos negritos moribundos con la extensión de su enfermedad de negros entre los blancos; de verdad que lo siento muchísimo por los contagiados en España, EE.UU. y los demás lugares en que surjan (no me vengan ya los moralistas), y más aun teniendo en cuenta su nula responsabilidad al respecto, pero desde el punto de vista de los africanos y los superhéroes que los ayudan allí (por cierto, que más de una vez los he oído llamar perroflautas, turistas estúpidos y cosas peores a todos esos guardianes políticomediáticos de la moral y la ortodoxia cristiana), esta es la oportunidad para que por fin reciban la ayuda que, si no es por humanidad al menos por puro interés egoísta, merecen. En su caso el mal ajeno es el bien propio, creo que eso no incumple ninguna de las leyes del principio, y por eso tengo la esperanza de que al final no se cumplan, aunque quizá yo mismo soy un estúpido y estoy cayendo en la trampa de la primera de todas. Os comentaba en otra entrada del blog que el momento de la publicación de El cuaderno negro por fin está próximo y que tenía alguna duda sobre la edición. En realidad las dudas están casi solventadas porque no tengo muchas opciones: publicaré en amazon, y en smashwords para aquellos que no quieran hacer la conversión del formato .mobi de amazon a epub o el que prefieran si es que no tienen un lector kindle, pero para que entendáis mis dudas, que son más existenciales que prácticas, os explicaré cómo funciona la publicación en amazon: después de darse de alta en la página y crear el correspondiente perfil, cosa extremadamente sencilla, hay que subir la obra y la portada de la misma, lo que no es más complicado que adjuntar un par de archivos, por supuesto con las condiciones de tamaño y formato que te especifican, nada del otro mundo. Luego viene el tema del precio, que escoge el autor, y aquí es donde empieza lo divertido, hay tres opciones: gratis, regalías del 35 % o regalías del 70 %.
Yo he descartado desde el primer momento publicar gratis, sé que es un truco que muchos recomiendan para darse a conocer, pero a mí no me interesan los trucos, quiero lectores, aunque sean minoritarios, que tengan un cierto interés, no que se descarguen libros como churros que luego abandonan de la misma manera: nada más comenzar o ni siquiera comenzados, sin darles ninguna oportunidad, ante la más mínima sospecha de indigestión o pesadez, y eso creo que solo se consigue si el lector tiene que poner algo de su parte, si le cuesta; en resumen, quiero lectores que me exijan y que de esa manera me ayuden a mejorar, aunque para eso me da la impresión de que la retroalimentación puede ser importante, bueno, estamos en ello. La opción de las regalías del 35 % tiene miga. En principio parece injusto que solo el 35 % de las ganancias de la venta de un libro sean para el autor y… lo es, profundamente injusto en mi opinión, más aun cuando en amazon no realizan corrección ni trabajo alguno sobre la obra, simplemente convertirla a su formato (eso también da para decir muchas cosas, pero no es el tema ahora) y colgarla en su página, algo que como entenderéis no genera precisamente muchos gastos una vez creado el sistema, y que desde luego tampoco supone el más mínimo compromiso con la obra ni con el autor; por si alguien aun lo dudaba, amazon es solo una máquina de ganar dinero, no una plataforma altruista para nuevos autores, ni forma de extender la cultura ni nada de eso, solo importa una cosa, esas son las reglas, aunque también es verdad que si no se es ingenuo y se aceptan, cabe la posibilidad de cierto éxito (si no se es ingenuo, claro). ¿Y por qué existe esta opción tan injusta que podría hacer perder a amazon popularidad? Porque intentan asegurar un cierto margen de beneficio: las regalías al 35 % son para todos los libros que tengan un precio de venta inferior a 2,60 € (o 2,99 $). Una cosa es que quiera un poco de implicación por parte de mis lectores, un poco de interés genuino, y otra cosa es que pretenda que paguen un precio quizá demasiado caro por una obra de alguien desconocido que no ha merecido la inversión de una editorial tradicional y por eso se ve obligado a publicar por internet (sé que esto no es necesariamente así, pero es el estereotipo que manejan muchos de los que se enfrentan a obras de autores noveles, qué se le va a hacer). Por último, la opción de regalías del 70 % está únicamente disponible para libros con un precio superior a los indicados antes. Existe una variación del precio-frontera de las regalías en función del peso del archivo, pero es de poca influencia práctica. Por su parte, smashwords funciona de una forma similar, aunque por su bastante menor capacidad de difusión no me entretengo en ella. Así que aquí estoy, atrapado entre la justicia y la necesidad. No sé qué decisión tomaré al final, como sabéis El ángel herido está ahora al precio mínimo para obtener regalías del 70 %, un porcentaje que ya entra dentro de lo justo, aunque empezó a 1 €, con regalías del 35 %, y aunque el dinero no es (al menos de momento) lo que me impulsa en todo esto, he de reconocer que resultó un poco frustrante comprobar el escasísimo rédito a pesar de las buenas ventas. ¿Vosotros qué opináis que debería hacer? Os dejo un enlace a un interesantísimo artículo de un filósofo llamado Byung-Chun Han, es la primera vez que leo algo suyo, pero me parece que hace una buena exposición de un punto de vista y un análisis muy incomprendido aunque verdaderamente válido y útil (eso sí, ciertamente aterrador por lo que supone) para comprender la sociedad actual. Creo que la diagnosis es completamente acertada, pero la conclusión, que esboza apenas, no me parece tan segura, serán mis ganas de alejar el terror.
Un saludo a todos y buen fin de semana. ¿Por qué hoy no es posible la revolución? Ahora ya solo depende de mí, pero no sé si eso es mejor o peor. He comenzado la que debería ser la última revisión de El cuaderno negro, con lo que en teoría debería estar listo a finales de mes, pero justo ahora comienzan a asaltarme las dudas; pensaba que la segunda vez sería más fácil, pero ya vislumbro que no será así y que me costará mucho dejarlo navegar solo por la red. Mientras lo he tenido en mi memoria (digital y neuronal), mío y solo mío, estaba a salvo de todo y a mi plena disposición, siempre dispuesto a cambiar según mi capricho, a adaptarse a mi ánimo del momento, a perfeccionarse, y una parte de mí desearía seguir perfeccionándolo sin fin. Pero todo tiene su tiempo, y su fin, es por eso que me comprometo a publicarlo, para obligarme a entender esta verdad, para obligarme a pasar página y poder dedicarme a otra cosa, una nueva ilusión, a avanzar, pero —y sé lo tremendamente exagerado que puede sonar esto— liberarlo y liberarme de él, porque también él ejerce su tiranía sobre mí, produce dolor, pero debo respetar los compromisos que adquirí conmigo mismo, por mucho que esta obrita sea tan particular, tan cercana y tan especial, tan… personal. Dentro de ella he decidido incluir un apéndice con ciertas explicaciones sobre la génesis de los relatos que la componen y el sentido que he querido darle a cada uno, un apéndice que desde este mismo momento os recomiendo no leer, pero que me siento obligado a incluir para hacer honor a la promesa que me hice a mí mismo de que sería particularmente sincero con este cuaderno, que contiene pedazos de aburrimiento maravillosos, momentos en los que dejar volar la imaginación con el único freno del bolígrafo y del vaivén del tren (en su mayoría) y que creo que es mejor que vuelen así, casi tal cual nacieron. Por eso, advierto, no recurriré a ninguna corrección externa, no será una obra completamente acabada, como tampoco lo son nunca los viajes. Para más explicaciones, tendréis que leer el apéndice que encarecidamente os ruego no leer para que no se contaminen vuestras impresiones ni vuestros propios viajes, que han de ser otros, desde luego ni mejores ni peores que los míos.
El caso es que llegados a este punto empiezo a preocuparme de las cuestiones meramente prácticas. La corrección no es una de ellas en este caso porque, como ya os he anunciado, no la haré más allá de mi propio saber y agudeza visual, es mi capricho que nazca tan tarado como yo mismo le dé a luz, sincero o en bruto, según se mire. La portada la tengo prácticamente decidida, habrá que ver si soy capaz de llevar a la práctica la imagen que ronda mi cabeza casi desde el momento en que decidí convertir mi cuaderno negro en una obra al uso. Y llegamos a la edición, sobre la que me asalta alguna duda con más calado, pero eso ya os lo comentaré en otro momento. |
...un escritor es «un chiflado que mira la realidad, y a veces la ve»...
La velocidad de la luz Javier Cercas Categorías
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