Ya llegó. Ya está aquí, es la nave de Yupi que ya aterrizoooó, ¡Los mundos de Yupiii! Sí, lo siento, Los mundos de Yupi, aquí no tenemos presupuesto para nada más, si no, ríete tú de las guerras galácticas esas. Pero en fin, que ya están aquí, el domingo por fin llegan las elecciones que podrían cambiar nuestra realidad de manera radical. O no. Esto es un poco como el partido del siglo de cada seis meses, salvo que aquí no se dirime la supremacía del futbol interestelar, sino simplemente qué mundo de Yupi de los propuestos nos suena mejor, pero no seamos tan cínicos, que estamos en navidad y además no es profesional. Una consideración antes de empezar, esta nueva etapa política —qué duda cabe de que algo de nuevo ya hay— ha traído un efecto importante que quiero resaltar: para nuestro bien, parece que de la mayoría de platós van desapareciendo esos periodistas/tertulianos/yolosétodoyhablodetodo que nos abochornaban y enfurecían con su ignorancia y sus meteduras de pata a los que algo sabíamos de aquello de lo que hablaban; Ana Pastor reconocía este hecho en su último programa al hacer una mención a los politólogos que pueblan ahora esos platós contaminados, y cierta periodista de El Mundo, uno de tantos mundos de Yupi, le daba la razón afirmando algo así como que si algo bueno tenía esta nueva etapa política era que había “salido” una gente “listísima” en España. Sí, señora, la gente lista y preparada brota de la tierra como las hortalizas. En fin, dejémoslo ahí.
Resulta especialmente difícil realizar un comentario sobre las próximas elecciones que resulte nuevo e inspirado por culpa precisamente de esos politólogos a los que les ha dado por aparecer ahora, y puesto que no me gusta repetirme, me limitaré a algunos trazos gruesos. Parece evidente que el Partido Popular va a ganar las elecciones, bien, ante este hecho me veo en la obligación de subrayar lo que todo el mundo ya debería saber pero que parece ignorar, pues en caso contrario las encuestas no arrojarían el resultado indicado: la corrupción no pasa factura en este país, en España ser corrupto es barato, por tanto fácil, y muy rentable. Ha ocurrido durante años en Valencia y en Cataluña, y últimamente en Andalucía y Madrid. Hasta que no entendamos que los valores democráticos han de estar por encima de las ideologías personales, pues de lo contrario corremos el riesgo de no poder tener ideologías personales, hasta que no dejemos de vivir la política como el futbol y nos tomemos en serio lo que implica, España no tendrá una democracia desarrollada como la de esos países del norte, que no tolerarían lo ocurrido en España, por los que tanto suspiran quienes el domingo volverán a votar al PP. Esto es, evidentemente, una opinión personal. O puede que no, ¿qué clamaban esas personas en la época de FILESA? Me temo que en especial las personas mayores parecen hooligans que simpatizantes. Pero entremos en materia. Parece evidente que no habrá mayoría absoluta de ningún partido, no me voy a extender sobre lo que todo el mundo ya sabe sobre la próxima fragmentación del parlamento ni sobre el sistema electoral, que afortunadamente y por fin ya se está explicando bien aunque con cierta falta de profundidad todavía (invito a los lectores a que se pregunten por qué tenemos el sistema electoral que tenemos), me dedicaré directamente a los bloques: uno de derechas y otro de izquierdas, a grandes rasgos, y a lo que importa a todo el mundo ahora, que son las alianzas futuras. En este campo cada cual trata de marcar su territorio, todos salen a ganar y hacen afirmaciones que es posible que luego tengan que matizar, por decirlo suavemente, veamos cómo va el tanteo:
Creo que no me dejo ninguno. ¿No estáis cansados? Pues aun queda lo mejor, las grandes coaliciones:
En conclusión, se me antoja complicado el futuro político de Rajoy, apoyarle supone un alto coste para cualquier fuerza política y, como se planten, resultará que sí tuvimos un debate con cuatro candidatos. Por otro lado, es evidente que algo de regeneración habrá que acometer, sería impensable que los emergentes prestasen su apoyo por nada, otra cosa distinta es la profundidad de dicha regeneración o el carácter más o menos cosmético de las medidas que se adopten, con un gobierno que incluya al PP me da la sensación de que habrá más photoshop político que en una portada del Hola. Como veis he intentado abarcar todas las posibilidades, o al menos las más probables, pero hay algunos elementos a parte a tener en cuenta: en primer lugar la particular situación de PODEMOS, que va a ser en realidad una serie de grupos parlamentarios más o menos unidos, lo que dificulta intrínsecamente cualquier pacto en el que intervenga esta opción por la dificultad de poner de acuerdo a tanta gente, por un lado, y por la presión que los pactos puedan recibir desde las bases, mucho más movilizables y contestatarias que las de los otros partidos, por otro, así como por los posibles enfrentamientos internos, luchas de poder más o menos soterradas y reivindicación de ser “la verdadera izquierda”, es un elemento muy a tener en cuenta. Otro elemento que hay que considerar es Izquierda Unida, de la que habitualmente no se habla pero a la que todas las encuestas dan algunos diputados que podrían ser necesarios, ampliando las posibles coaliciones e introduciendo más variables y exigencias en los mismos. Igualmente, habría que mirar de reojo a los nacionalistas. Por último, hay que prestar atención a los plazos. Dos meses o nuevas elecciones, así de sencillo. Este elemento es fundamental, pues presiona a favor de pactos, habrá que ver quien juega mejor el farol de que no le importe repetir los comicios asumiendo las acusaciones por la terrible inestabilidad (¡qué miedo!). Una cosa más. Con respecto a Cataluña, los resultados creo que serán determinantes, un gobierno de tipo unionista (PP, CIUDADANOS), facilitará enormemente la investidura de Mas o, al menos, un pacto entre la CUP y Convergencia con el correspondiente enconamiento y enfrentamiento (salvo modificación sustancial de las posiciones del PP), lo contrario abre un mayor abanico de posibilidades, en mi opinión al menos impulsaría el diálogo y algo de relajamiento de la tensión, aunque sea como sea el desenlace parece imprevisible, si bien la independencia creo que tiene bastantes pocas posibilidades —al menos en el corto plazo—, pero como ya dije aquí lo verdaderamente importante es la conflictividad que quede en Cataluña. En cualquier caso nos esperan unos meses apasionantes e importantísimos, algo que contar a nuestros… bueno, algo que contar, y hay que tener en cuenta, no obstante, que la formación de un gobierno, sea del signo que sea, no implica que esté todo el pescado vendido, con un parlamento como el que parece que va a salir, las sorpresas, incluso para el gobierno, están aseguradas. Por otro lado, no se descartan sorpresas… P.S.: y como regalo final, un artículo sobre sesgos cognitivos no solo a la hora de votar de desafortunado título: Votas mal: 15 sesgos que influyen en tu voto (aunque ni lo sospeches)
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Dejémonos de tonterías. Dejemos los debates inútiles y las polémicas absurdas porque nada, y digo nada, de lo que hemos hablado aquí desde el principio y casi absolutamente nada de lo que publicarán hoy o cualquier otro día los periódicos es realmente importante. ¿Que de qué hablo? Pues de que todo es contingente, pero la Tierra es necesaria. Sí, exacto, París una vez más. Ojalá que sea la ciudad en que veamos la luz, yo, por supuesto, lo dudo. Se celebra en esta ciudad la Cumbre del Clima, algo que ya de por sí indica un fracaso y una broma. Un fracaso por su propia existencia, por el hecho mismo de que tenga que ser —es decir, que sea necesaria una cumbre sobre el clima— y una broma porque de nuevo asistimos al espectáculo esperpéntico de desplazamientos de cientos o miles de kilómetros en costosos aviones contaminantes de numerosas delegaciones que podrían reunirse por Skype, por no hablar una vez más de las grandilocuentes y vacías declaraciones. Vale, quizá valga la pena… (¿Cuál es la palabra más representativa de 2015 para los de Oxford? Pues eso, eso, eso).
En fin, con calma Groucho, no te enfades, tú solo hacías una broma: ¡más madera!, y todos nos partíamos, yo el primero, pero con la emoción de la velocidad alcanzada y el viento en el rostro nadie se preguntó a dónde iba a parar esa locomotora insaciable, ese tren peor que caníbal, auto-caníbal —si es que existe esa expresión o al menos un concepto tan estúpido que pareciera imposible—, tan rápido, avanzando por un desierto cualquiera, un desierto que podría estar en cualquier parte. Y menos que nadie se lo preguntaron los pasajeros-clientes que habían pagado su billete y a los que se les desguazaba el tren ante sus ojos y bajo sus posaderas mismas, pero oye, apenas una débil protesta, qué bien educados, quizá porque se distrajeron enseguida con el technicolor deslumbrante, y de repente ya estaba por ahí un Mel Gibson postapocalíptico (qué bonita palabra, ¿alguien sabe que diantre significa?) repartiendo venganza, que es lo que muchos entienden por justicia. Y el tipo nos caía bien, fíjate. Pero ya me estoy yendo del tema de nuevo, qué le voy a hacer. Bueno, está bien, no os aburriré con la colección de ya os lo dije habitual o, más bien, de ya nos lo dijeron todos esos harapientos hippies y perroflautas con la matraca de la tierra y el calentamiento global y el Fin del Mundo, al fin y al cabo mientras haya postapocalipsis… ¿Nadie ve una contradicción semántica? Y es que quien tiene un primo (científico) tiene un tesoro, pero es que quien tiene (hoy) una cuenta de resultados estará protegido (mañana) contra lo que pueda acontecer, sea lo que sea. Y demos gracias al Señor por nacer donde hemos nacido. Tampoco diré que lo inteligente sería lanzarse como fieras a desarrollar una economía verde y formas de energía renovable para coger la delantera en el futuro (al fin y al cabo el dominio sobre la energía da la prevalencia, algo que los americanos saben muy bien) y no estar mirando de soslayo al vecino para ver hasta dónde nos obliga, y que sea poco, ni que lo verdaderamente inteligente sería compartir con los países pobres esa tecnología verde que les permita desarrollarse sin que nos atufen los aires. No me voy a centrar en las miserias, ni en los grupos de presión de las multinacionales contaminantes que presionan a los presionables (dos no se pelean si uno no quiere) ni en la desoladora falta de líderes en un tiempo de crisis que se supone que debería propiciar la aparición de verdaderos líderes (a la mierda un cuatrimestre de clases sobre liderazgo). No. Y no lo haré porque no es ahí donde está la clave última del asunto, sino mucho más cerca. No, más cerca aun, más, mucho más. Sí, exactamente, en Madrid, capital mundial, donde hay una alcaldesa que restringe el tráfico de una de las capitales mundiales con más árboles, si no la que más. Y es que esta señora ya tiene una edad para ir de perroflauta por la vida y andar fastidiando a los ciudadanos honrados de su ciudad, los que pagan sus impuestos, los que solo quieren que les dejen trabajar, que ya tenemos bastante con lo que tenemos. Esto es una vergüenza. Y punto. Y otra vez la va a votar su tía abuela segunda política por parte de padre. Al fin y al cabo la culpa es suya, de los políticos, entiéndaseme, que no ponen medidas, que no hacen las cosas como deben, y al final tenemos que pagar el pato los de siempre, ¿qué culpa tengo yo? ¿Por qué no voy a poder circular con mi diesel libremente? Estábamos mejor antes, dirán lo que quieran, pero con Botella o Gallardón esto no pasaba. El caso es que cada vez que veo una de estas películas de catástrofes futuras tan de moda últimamente que suelen rodarse en escenarios de ergs o de regs, como si fueran otros mundos aunque son el nuestro, no puedo evitar pensar en cómo se llega a eso. Normalmente lo despachan con alguna explicación rapidita y sin complicaciones, salvo en la introducción de la segunda parte de Mad Max, la cúpula del trueno (me encanta) cuando, entre imágenes terroríficas como solo pueden serlo las de los telediarios, una voz profunda, como solo saben serlo las voces incorpóreas, afirma que los líderes hablaron y hablaron… y el resultado, después de la publicidad. Pues eso, que ayer mismo estábamos en la hora de hablar —cuanto más afectado mejor, que el mundo está mirando— y ya estamos en la hora de las rebajas, un black Friday de la vida, si me permitís la frívola frivolidad, que es cuando los técnicos de gris ponen precio (desorbitado) a nuestro estilo de vida y (bajo) a esa vida. Y luego más hablar y alabanzas y críticas y más vale pájaro en mano y de lo malo, lo menos, y por lo menos hay acuerdo… Y unos cuantos perroflautas gritando en el desierto que será (¿reg o erg?). Pero tranquilos, que cuando estemos torrados siempre podremos cambiar de canal, al fin y al cabo, ¿quién ha dicho que haya que pagar ningún precio por lo que queremos? Mucho menos por lo que necesitamos, perdón, necesitan, nuestros hijos (el que los tenga, claro) y dejo ya de daros la brasa con el temita, que seguro que llegáis tarde al trabajo porque resulta que hoy no nos dejan correr, o aparcar, o incluso circular, pero es que además las navidades llegaron anteayer y eso, amigo, son palabras mayores. |
...un escritor es «un chiflado que mira la realidad, y a veces la ve»...
La velocidad de la luz Javier Cercas Categorías
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