Todo el revuelo mediático generado por los dos asuntos que veíamos en el anterior comentario ha tenido un protagonista: Unidos Podemos. ¿Cambiará esto en los meses venideros? Vamos a ver si podemos extrapolar algo a partir de los dos casos analizados y así responder a la pregunta. Por un lado, está la tendencia del resto de grupos mayoritarios y sus medios afines a criminalizar hasta las inhalaciones de aire de los diputados de la formación morada, por otro la necesidad de estos de permanecer en el centro mediático y aparecer conectados a la sociedad, a los de abajo, a los que sufren, a fin de no ser barridos por la indiferencia. Como decía Gabilondo en uno de sus comentarios, ese estar en el foco es un papel con el que los miembros de Unidos Podemos se sienten muy cómodos, al que están acostumbrados, por decirlo llanamente, al fin y al cabo siempre han sido los raros, los discordantes, los que opinan diferente, así lleva siendo desde la facultad y hasta en su vida diaria, me atrevería a decir. El peligro es que esto genera cierta perspectiva de clase que es, por supuesto, elitista y que puede acabar degenerando en victimismo: psicológicamente se hace de ese rechazo mayoritario el elemento de cohesión interna y aquello que los coloca por encima del resto. Esta actitud de superioridad ilustrada e incomprendida es la que llevó durante muchos años a la izquierda a dejarse retirar a los ámbitos intelectuales (minoritarios) en los que fueron arrinconados, dejando la sociedad expedita para la derecha, hasta que Iglesias apareció en los platós dispuesto a batirse el cobre, lo que dejó con un palmo de narices a los elementos conservadores. El peligro de volver a instalarse en esa atalaya de superioridad moral es evidente, pero no creo que sea, hoy por hoy, el más acuciante, pues parece que la convicción de la necesidad de estar en la calle se ha extendido por el partido-movimiento. El peligro para Unidos Podemos más bien estriba en conformarse, en dejar que crezca una costra que insensibilice ante los ataques y quedarse limitado a esos cinco millones de votos, en definitiva, dedicarse únicamente a cavar trincheras, no distinguiendo entre el ataque injustificado e ideológico masivo y mentiroso (que lo hay, y mucho) y el mero trabajo periodístico, y acabar convirtiéndose así en una copia de aquello contra lo que dicen luchar. Y aquí entramos en la polémica Iglesias-Errejón. Iglesias-Errejón[1] El problema con este asunto es que ambos tienen su parte de razón. Siguiendo la metáfora belicista de Iglesias —que quizá debería suavizar—, podemos decir que una política meramente defensiva nunca ha conducido a ninguna victoria, pero también es verdad que sin asegurar tu retaguardia, lanzarse al ataque es una locura. Unidos Podemos necesita, desde el punto de vista estratégico, estar en la calle, presente, participar de los movimientos ciudadanos, en los barrios, en las asociaciones, permanecer siempre disponible para escuchar las opiniones, quejas y problemas de los ciudadanos y estar a su lado, hacer de correa de transmisión de todo ello a las instituciones en las que ahora están, en suma, dar la batalla desde el poder por la lucha de las personas de forma que la sociedad perciba que sus inquietudes llegan hasta arriba gracias a ellos, pero sin pretender nunca dirigir esos movimientos, sin infiltrarse, lo que sería fatal a largo plazo, sino simplemente estando presente porque es donde hay que estar. Pero el partido tiene otro problema. Debe ofrecer algo también al resto de la sociedad, a los que no forman parte de las asociaciones, a los desmovilizados, a las clases medias que han capeado la crisis más o menos bien y agachan la cabeza ante la dictadura económica, a esos a los que les gustaría que las cosas fuesen mejores, diferentes, pero que tienen miedo y no están dispuestos a arriesgar nada, es decir, a esa mayoría que ha sucumbido ante el neoliberalismo mercantilista. Unidos Podemos ha de combatir ese miedo, y eso no está reñido con el anterior punto, no está reñido con ser socialmente combativo, pero sí, por ejemplo, con parecer que se apoya cualquier —o se tolera— uso de la violencia, o simplemente con ser demasiado vehemente en las formas (decir lo mismo, pero sin gritar tanto). El partido debe ofrecer seguridad y para eso lo primero es llegar a esas personas, debe hacer su mensaje más digerible, no basta con esconder buenas, malas o regulares propuestas, por muy fundadas que estén, en 200 páginas de denso documento, hay que entresacarlas, simplificarlas y mostrárselas a la gente, explicarlas y estar dispuesto siempre a atajar las críticas con datos, estudios y proyecciones. Hay que hablar en el lenguaje del vulgo. La formación ha avanzado en este sentido desde las elecciones de diciembre, pero aún le queda trabajo por hacer y parte de él es asociar esas propuestas a caras visibles especializadas. Lo siento, pero es necesaria una mejor personificación en el partido, especialmente de cara a la actividad parlamentaria. No basta con Iglesias y Errejón, no basta con Bescansa, quizá sería bueno que siguieran el modelo inglés, fundando un gobierno en la sombra, asignando claramente las áreas a personas concretas que coordinasen respuestas y proyectos y, sobretodo, propuestas, propuestas siempre y sobre cualquier materia, que siempre haya una propuesta lista y, como ya he dicho, que sea comprensible para la mayoría. ¿Oligarquía? ¿Alguien ha dicho Michels? Bueno, ese es el gran reto de PODEMOS, pero ya hablamos de ello. Otra manifestación del problema está precisamente en aquello por lo que en un principio fueron más respetados: su prestigio intelectual. Dudar de la capacidad intelectual de sus cuadros es absurdo, pero si constantemente se hace gala de ello se produce un alejamiento de la mayoría de la sociedad, y en este sentido PODEMOS tiene un grave problema de comunicación que se manifiesta especialmente en sus debates y confrontación interna. Está bien que las ideas se discutan públicamente, pero si se elige esa forma transparente se debe permitir que la mayoría de la gente sea capaz de seguir las discusiones y los argumentos. ¿Alguien sabe de qué va el curling? Pues eso, eso es lo que le ocurre al partido cuando se utilizan conceptos excesivamente técnicos o especializados para fijar posiciones. Es necesario que un partido —como cualquier organización— asuma el entorno en el que se mueve. Realizar debates a través de redes sociales, ser lo más transparente posible, es un ejemplo de compromiso con los ideales, pero (y precisamente por ello) también es un acto de seducción, es decir, no deja de tener algo de propaganda, pero la propaganda con un lenguaje inadecuado puede producir distanciamiento en lugar de acercamiento si el debate es tan denso que no hay quien lo siga o si parece alejado de los problemas de la gente, algo que precisamente está en la base de la crítica que el partido realiza a la casta. Sencillez, señores, sencillez, que no está reñida con el rigor, y una pizca de pragmatismo. ¿Y el resto? Hablábamos al principio de la posibilidad de que el protagonismo “escandaloso” de PODEMOS desaparezca o no durante la legislatura. Esta es otra amenaza para la formación. Como ya avisamos, el juego de cortejo entre PP y PSOE ha comenzado. Mariano ha permitido un incremento testimonial del SMI al PSOE a cambio de aprobar el techo de gasto, un incremento que permite a los socialistas colgarse la medalla de las soluciones concretas e inmediatas frente a la proposición podemita tan sonada de aumentarlo a 800 euros para 2018 y continuar a partir de ahí. Entra dentro de la estrategia del PSOE de presentarse como la alternativa de izquierda “razonable”, la que consigue mejoras concretas frente a los utópicos. Nada nuevo bajo el sol. La cuestión es que harán los de Iglesias, pues si permiten que PP y PSOE consoliden esta forma de hacer política durante la legislatura, si logran salvar así el bipartidismo, solo le quedará el recurso a escándalos y teatrillos más o menos recurrentes, convirtiéndose en la caricatura inútil con que los socialistas pretenden identificarlos, es decir, transformarlos en la vieja IU, una fuerza que se vaya extinguiendo a sí misma. En este sentido cobra fuerza el argumento de Errejón, pues la única esperanza de PODEMOS para sobrevivir es crecer, de lo contrario, si se estanca, tenderá a desaparecer. Sin un enfoque integral que aúne la acción institucional con la social es poco probable llegar al poder que permita (quizá) cambiar las cosas de verdad, pero cuidado, en este camino hay que demostrar que se es útil ya, que se consiguen cosas, no se debería desperdiciar la posibilidad de lograr pequeñas victorias, mínimas, quizá incluso irrisorias, pero avances al fin y al cabo, aunque sin renunciar a la vez a denunciar su insuficiencia y a proclamar que se aspira a más y que se llevará a cabo cuando se alcance el poder, hay que ofrecer esperanza a la gente, pero esperanza corpórea, manifiesta, útil, solo así se puede combatir el miedo de esa mayoría de la que hablábamos antes. El problema para los morados en esto es el precio a pagar, algo en lo que están atados de manos, pues no pueden ceder ante el PP, mientras que al PSOE eso no le importa demasiado, pues ya ha asumido los costes (terribles) de ello. Esta es precisamente su baza para oponerse a UP, y esta es precisamente la partida que no deben dejarse ganar los de Iglesias, no solo por lo que suponga de mejoría inmediata para la gente, sino por la apariencia de utilidad y pragmatismo que facilitaría y que tanto necesita el partido de cara a la sociedad en general. Hay dos maneras de lograr esto, enfrentándose al PSOE para ganar esa batalla o alentando la colaboración con ellos. No nos engañemos, ambas son formas de competencia política, en una se asalta el espacio político del otro abiertamente, en la otra mediante la seducción; el problema de la segunda es que es necesario el concurso de los socialistas y, al menos de momento, ya han dejado claro qué fórmula prefieren: la que deja menos réditos para la población en general y la izquierda en particular y, por tanto, es más perjudicial para el país. No obstante, veremos una mezcla de ambas, con un PSOE ambivalente que oscilará de un lado a otro y que se ha convertido ya, de facto, en el verdadero partido bisagra del sistema político español[2], una posición con mucha visibilidad pero mala a largo plazo. Veremos en qué queda el UP tras el próximo congreso de febrero. Por el momento, desde un punto de vista únicamente táctico, debería mantenerse en la confrontación directa con el PP, postulándose como la única alternativa de izquierda, mostrando y denunciando la alianza socialista-popular a la vez que entorpece esas pequeñas victorias del PSOE —forzándole a acercarse a él si quiere lograr algo— y ese juego de seducción-subasta entre ambos partidos sin que parezca que torpedea mejoras que podrían ser inmediatamente buenas para la sociedad y que, aun no siendo tan extensas como plantean, avanzan en la línea que defienden. ¿Complicado? Desde luego. Únicamente tienen una ventana de oportunidad, y es que cuando la Madre de Barones por fin decida desembarcar en Madrid y asuma el liderazgo del PSOE, tendrá que marcar más distancias con el PP, si ese cambio es real, a Mariano puede empezar a parpadearle el ojo y convocar elecciones, si es simplemente fingido (como con toda probabilidad será, especialmente teniendo en cuenta la animadversión de la andaluza por los morados), PODEMOS tendrá una nueva oportunidad de denunciar la hipocresía de los socialistas que, a la hora de la verdad, no rematan la faena. [1] Este comentario debía haber sido publicado la semana pasada, pero supongo que más vale tarde que nunca. [1] Hablo aquí de las diferentes visiones estratégicas, no sobre las disputas más prosaicas sobre las formas y modos del próximo congreso del partido. [2] En estos momentos los socialistas pelean en todos los frentes: disputan la izquierda a UP, la hegemonía social y política (en el viejo sentido del bipartidismo) al PP y el papel de partido bisagra a CIUDADANOS. Demasiados frentes, no se puede ganar en todos, sus opciones de supervivencia dependerán de en cuál obtengan victorias y en cuál derrotas. Consolidarse en el tercero es, con mucho, lo peor que les puede ocurrir, pero en estos momentos no tienen más remedio que librar ese combate como medio para abrirse paso en los otros dos frentes, que van de la mano. Haz clic aquí para editar.
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Después de un tiempo sin tiempo, ha llegado el momento de que vuelva a compartir algunas reflexiones, en este caso el tema elegido son las actitudes en esta nueva legislatura, y alguna cosa más. Para no saturar demasiado, lo haré en dos partes, en la primera comento dos polémicas recientes, en la segunda trataré de sacar alguna conclusión.
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...un escritor es «un chiflado que mira la realidad, y a veces la ve»...
La velocidad de la luz Javier Cercas Categorías
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