Últimamente el tiempo se me va de las manos como hacía mucho tiempo que no me ocurría, y con él la fuerza para continuar con la que hace tiempo debía haberse convertido en la tercero obra que anunciase en este blog, sin embargo por diversas razones -las más importantes de las cuales ignoro- me siento incapaz de avanzar. Por si fuera poco, lleva algún tiempo enfrascado en la lectura del famoso libro de Piketty, que tiene el valor enorme de aportar fundamento teórico a lo que cualquier persona con dos dedos de frente y la mente un poco despejada ya intuía y que por lo mismo, aunque muy interesante, no me resulta excesivamente novedoso, al menos por el momento, y creo que eso también me está drenando la inspiración. En fin, que para tratar de despejar la cabeza de tantas cosas antes de que se embote completamente a base de torrijas, os dejo un enlace a una recopilación muy divertida de la publicación digital Verne. Espero que la disfrutéis. Feliz Semana Santa a todos.
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Hace unos días se me planteó una situación curiosa con las hijas de unos amigos que me ha dado qué pensar: una de estas niñas es un modelo de comportamiento, obediencia (quizá demasiado) e inocencia, mientras que su hermana es un terremoto. Al parecer, la primera de ellas últimamente se chiva cuando su hermana incumple las reglas que sus padres les tienen marcadas, no es que sean cosas importantes, solo las pautas típicas que deben tener los niños, del tipo de no poner los pies encima de la mesa y cosas por el estilo. A su madre no le gusta ese comportamiento chivato y no entendía los motivos, yo le dije que en mi opinión la niña se sentía frustrada porque ella siempre obedecía y tenía en cuenta las pautas, mientras que su hermana no lo hacía, al menos no tan estrictamente como ella. Hay que tener en cuenta que permanecer atento a todas esas normas y cumplirlas requiere un esfuerzo importante, más aun para un niño, por lo tanto lo que su hija se estaba planteando en realidad era la obediencia. Creo que ella quiere ser obediente, pero el ver que su hermana no realiza el mismo esfuerzo puede hacerle padecer un sentimiento de injusticia y busca que sus padres restituyan esa justicia, el orden en su mundo, corrigiendo a su hermana, de forma que ambas se sitúen en pie de igualdad, que ambas tengan que hacer los mismos esfuerzos. En este sentido imagino que ella debe de sentirse peor tratada, especialmente en los momentos en que sus padres la corrijan, pues guarda en su memoria la enorme cantidad de veces en que su hermana se saltó las reglas y no fue reconvenida, y para una vez que yo lo hago mal…, debe de pensar Es decir, que la niña está dando a sus padres la oportunidad de ser justos, a su manera infantil. Quizá este sea el origen de un posible complejo frente a su hermana (la preferida, la mimada, la consentida…), pero no quiero entrar en dilemas educativos, para los que tampoco estoy cualificado.
La cuestión que yo quería resaltar, lo que me ha llamado la atención es que esta niña, que no llega a los diez años, se está planteando en realidad la conveniencia y utilidad de ser buena (al menos dentro de los límites en los que una niña de su edad puede entender la bondad, es decir, lo que se les dice a los niños que es ser bueno habitualmente), buena por sí misma, mantener el orden y seguir las normas por convicción, frente a la opción de no serlo y que parece resultar más provechosa personalmente. Esta niña, como ya habréis adivinado, se está haciendo la misma pregunta que se le plantea a Sócrates en La República. Por supuesto, no es que la niña sea una filósofa precoz (al menos no todavía) sino que las cuestiones que plantea la filosofía, y especialmente los clásicos, son eternas y consustanciales a todos, tanto que hasta una niña tan pequeña tiene que enfrentarse a estos dilemas. Todos nosotros nos planteamos también la misma cuestión incluso hasta varias veces al día —por lo que no albergo demasiadas esperanzas de que la pobre encuentre una respuesta completamente satisfactoria—, y para ser sinceros solemos decidirnos por una vía más o menos gris. A todos los que se planteen esta cuestión de forma consciente les recomiendo La República, lástima que no la tomen de ejemplo los guionistas de Phineas y Ferb. Por cierto, ¿alguien puede recordarme en qué lugar preeminente quedaba la filosofía después de la última reforma educativa? No sé si os habréis enterado, pero el pasado domingo resulta que hubo elecciones en Andalucía (sí, a mí también me pilló por sorpresa), y como cada vez que algo de esto sucede, se habla, se habla y se habla, y parece que se impone poco a poco una lectura más o menos mayoritaria de lo ocurrido. Lectura con la que yo, como es habitual, discrepo, así que yo también voy a hablar, quedas advertid@, es tu oportunidad de dejarlo aquí.
Allá tú. La tesis que parece imponerse en los medios se podría resumir en: éxito del PSOE, batacazo del PP. Vayamos por partes. En cuanto al supuesto éxito del PSOE, primero habría que recordar la excusa, digo razón, por la que se convocaron las elecciones: conseguir estabilidad en el gobierno frente a los traidores de IU. ¿Se ha conseguido? Recordemos que el número de escaños del PSOE ha sido el mismo, así que si se ha avanzado en esto no ha sido desde luego por mérito de este partido, sino por la fragmentación del resto de fuerzas y la pérdida del PP. En cualquier caso, no se ha logrado la mayoría absoluta, que es lo único que hubiese permitido hablar con justicia de un éxito rotundo en este aspecto. Respecto al éxito meramente electoral, nadie parece advertir que el PSOE ha perdido más de 119.000 votos, aunque en el reparto haya mantenido los escaños; parece un poco exagerado como para hablar de éxito. Puede que esos votos no supongan un porcentaje muy alto con respecto al total, no lo sé, depende del punto de vista, pero en mi opinión habría que ponerlo en relación con otro dato: la participación ha aumentado. Es cierto que solo lo ha hecho un 4 %, pero en una comunidad a priori tan favorable a los socialistas, el hecho de que aumente la participación, de que acuda más gente a votar, y aun así el PSOE pierda votos con respecto a las anteriores elecciones —que recordemos que ya fueron calificadas de malas para ellos y que se produjeron en lo peor del castigo a este partido—, quizá debería dar que pensar. Es posible que si el esfínter de los dirigentes del partido había adquirido el tamaño de una molécula de grafeno por temor a lo que podía ocurrir por el paro y los ERE, esto les parezca maravilloso, pero sinceramente creo que están exagerando y vendiendo un mensaje de euforia con tintes electoralistas, que parece estar calando sin ninguna base real. Hablemos del PP ahora. El PP ha perdido más de 500.000 votos y 17 escaños. Mal, muy mal Mariano, muy mal. Pero claro, ¿de dónde partían? No me refiero a los resultados anteriores, que ha llovido mucho desde entonces, sino a las expectativas. Sinceramente, con todo lo que está cayendo, con un candidato puesto a dedo y prácticamente desconocido (y un poco soso, por qué no decirlo), no me hubiese sorprendido más batacazo. Pongámoslo en contexto: es cierto el mensaje que se ha transmitido desde Génova, tienen un millón y medio de votos e incluso han aumentado con respecto a las europeas. ¿Qué significa esto? Pues teniendo en cuenta el especial carácter de las elecciones europeas, fundamentalmente de castigo, significa que o bien a la hora de la verdad, cuando puede haber consecuencias prácticas, sigue contando el famoso «más vale malo conocido…», o que el PP efectivamente está remontando. Y hablamos de Andalucía, una comunidad históricamente de izquierdas. Visto así, quizá los resultados no sean tan malos para Mariano, especialmente si tenemos en cuenta que aun quedan dos meses para las municipales y autonómicas y bastante más para las generales. Todo el mundo habla de la singularidad electoral de Andalucía, pero yo dudo de que hoy en día pueda ser tanta, quizá simplemente se dan los mismos procesos que en el resto de España, pero con una resistencia mayor debido a la dinámica tradicional rural de voto, aunque en mi opinión es solo cuestión de tiempo. ¿Y el bipartidismo, qué tal? Muy bien, gracias. O eso dicen también. Teniendo en cuenta lo anterior, ¿es realmente cierto? Bueno, el proceso de desgaste es incuestionable, como también que aparentemente resiste. A pesar de todo, y teniendo en cuenta lo cerrada que aun es hoy en día Andalucía, los resultados de PODEMOS y CIUDADANOS (¿CIUTADANS?, no sé, que cada uno lea lo que quiera) creo que son bastante buenos. Nuevamente creo que hay que tener en cuenta el ligero aumento de participación, que no ha ido a ninguno de los partidos tradicionales: solo las nuevas formaciones atraen sangre nueva, como ya dije en otra ocasión esto augura el fin de la dominancia de PSOE y PP, aunque solo sea mortis causa, si nada cambia. En este sentido, solo un apunte a las reacciones de estas dos fuerzas. La euforia de CIUDADANOS es perfectamente lógica y comprensible, equiparable a la de PODEMOS en las europeas, cuando de no esperar casi nada, llegaron a bastante. Sin embargo, en el caso de PODEMOS la cosa es distinta; en principio el bajo tono es electoralmente nefasto y no parece corresponder con el éxito que supone haber entrado por primera vez en una asamblea nacional, no se deberían mostrar caras tan largas, sino hacer algo más parecido a lo del PSOE, parecería que se habían hecho demasiadas ilusiones, algo tampoco muy recomendable. Por otro lado, sus declaraciones justificando de alguna forma su reacción por la situación de sus, digamos, referentes sociales y electorales (los desahuciados, los golpeados por la crisis), parece honrarles. La cuestión, como siempre con este partido (aunque también con los demás, no lo olvidemos) hasta que empiece a desenvolverse en las instituciones, es si se trata de mera estrategia o es verdaderamente sincera. Lamentablemente no creo que podamos fiarnos en este sentido de lo que pase en Andalucía, pues habiendo elecciones en mayo y noviembre, si todo se limitase a mera estrategia electoralista (que no electoral), yo en su lugar aprovecharía el escaparate para profundizarla, pero eso yo que soy muy cínico. Últimamente he tenido este blog bastante abandonado, lo reconozco y pido disculpas, aunque yo no puedo asegurar que no vuelva a ocurrir como hizo aquel, la verdad; como no soy profesional y no tengo ni la necesidad ni la obligación de fijar tiempos de trabajo dependo de la inspiración y la motivación, y son dos criaturas extremadamente tímidas. Por si fuera poco, he sufrido el extravío de una parte esencial de los materiales de la historia en la que estoy trabajando y he tenido que empezar de nuevo a recopilarlos. En fin, un desastre por otro lado muy propio de mí, si bien quizá sea mejor así, hay quien sostiene que la vida te da lo que necesitas (si eso fuese así…), aunque no te guste, y quizá yo necesitaba un nuevo punto de vista. Pero lo que me ha movido a escribiros hoy es la cantidad de personajes de la vida cultural y académica que se están implicando en política, últimamente Ángeles Caso, Juanjo Puigcorbé, Luis García Montero, Ángel Gabilondo (seguramente el más famoso)… sin olvidar a nuestros amigos de Podemos, procedentes todos de la docencia universitaria.
Inciso: al hilo de estos, un amigo comentaba hace un tiempo que le hacía gracia la etiqueta de profesores universitarios con la que se presentaba a estos miembros fundadores de Podemos cuando, como cualquiera que haya pasado por la universidad española, sabía que los criterios para nombrar profesores tenían más que ver en muchas ocasiones con la cerveza despachada en las cafeterías de las facultades que con la excelencia académica; siendo esto cierto, sería un error subestimar a estas personas por esta razón o por su edad, pues su nivel de formación es extremadamente alto, se puede estar de acuerdo con ellos o no, pero por mi experiencia os puedo asegurar que independientemente de cómo consiguieran el puesto están muy preparados; en este sentido, quizá la única pega que se les pueda poner es que esa preparación adolece de un marcado sesgo ideológico, pero eso también ocurre en las fuerzas políticas que nos han gobernado hasta ahora y nadie se ha quejado por ello. Volviendo al tema del que hablábamos, parece que ya se han pasado los tiempos en los que el intelectual renegaba de la política por considerarla indigna, por estar él para cosas más elevadas. Siempre he pensado que esa postura típica era verdaderamente oportuna, pues evita el enfrentarse a la realidad y a la posibilidad de ver fracasar los propios postulados que desde una atalaya con pizarra, o desde las páginas de una publicación especializada y minoritaria, es muy fácil mantener. Siempre ha habido una distancia peligrosa entre teoría y práctica, especialmente para todos aquellos que eligen la reflexión por encima de la acción, el resto son excusas en la mayoría de los casos. Pero excusas que han venido muy bien a muchos (especialmente a los posibles adversarios) durante mucho tiempo. ¿A qué se debe este cambio de actitud? Quizá sea a la pura indignación, quizá el estado de las cosas ha llegado a tal punto que ha movido a algunos de ellos a dar un paso adelante, a intentarlo y arriesgarse a equivocarse, si este es el caso, bienvenidos sean. Aunque también es posible que todo se trate de una respuesta precisamente a Podemos, a ese aura de prestigio universitario que les acompaña o de la que se sirven, quizá sea una reacción de los partidos tradicionales, y de los no tradicionales también, que han presionado y movido a sus propios elementos culturales más o menos afines como estrategia puramente electoral. Todo es posible, a mí me parece más probable que haya sido una combinación de ambos factores: presión de los aparatos políticos e implicación propia por indignación o por afán de igualar el terreno y atraer algo del prestigio (tan caro en estos ámbitos) que pueda caer por ahí. No obstante creo que hay que distinguir muy bien la calidad de las personas: sin ningún ánimo de ofender, pero, ¿qué puede a priori ofrecer en la gestión un actor? No más que cualquier otra persona con una profesión de menor relumbrón. No nos dejemos deslumbrar, la preparación no debe suponerse por el hecho de ser famoso, que luego se hacen un perfil en twitter y pasa lo que pasa. La excelencia para la política tiene más que ver con una serie de características personales que no se enseñan, aunque pueden aprenderse, y con una formación técnica adecuada que con haber publicado unas cuantas novelas o haber protagonizado aquella película que tanto nos gustó, por no hablar de algo que llaman ética, un misterio oigan. En cualquier caso, y dejando a un lado a los famosillos de oropel, bienvenidos sean a la arena política todos aquellos con verdadera preparación o al menos disposición y capacidad para tenerla, quizá logren elevar el nivel del… no, ojalá logren instaurar un debate político mínimamente verdadero en nuestro país y acaben con la dictadura del Sálvame que se ha apoderado de la vida pública últimamente, ni que vinieran elecciones. |
...un escritor es «un chiflado que mira la realidad, y a veces la ve»...
La velocidad de la luz Javier Cercas Categorías
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Abril 2020
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