Como sabréis se acaba de fallar el Premio Planeta, resulta curioso que para esta acción haya escogido nuestra lengua semejante verbo con semejantes acepciones alternativas, ¿alguien ha hablado de la sabiduría del lenguaje? Perdón, me había parecido. Cabe preguntarse si la primera acepción que el DRAE otorga a este verbo se ha ganado a pulso ese primer puesto por méritos propios después de tantos concursos o ha llegado ahí gracias a otros y por oscuros intereses que, para el caso que nos ocupa, viene a ser lo mismo. Vale, no he leído ni la obra ganadora ni la finalista, ni mucho menos todas las presentadas, pero lo que sí sabía es que ganaría una novela negra, y no porque sea el género actualmente de moda y el que garantice más ventas, sino porque es un color que combina con todo; me pregunto si es verdad el rumor que corre por ahí sobre que una vez hubo concursos literarios que buscaban la calidad, la originalidad, el atrevimiento y la frescura, que enriquecían las letras y que, de vez en cuando, destapaban alguna gran obra de algún pobre juntaletras que sin ser famoso ni tener contactos, resulta que se lo merecía. Entre todos los miles de obras presentadas ha sido Milena o el fémur más bello del mundo la ganadora, y seguro que es una gran obra, seguro que es la mejor de absolutamente todas, y seguro también que todos esos que critican a la imparcialidad de los premios literarios de las editoriales y, en general, de cualquiera que ponga en juego una cantidad de dinero minimamente jugosa se equivocan; pero a mí, que me inicio en esto y que no me gustan las modas, se me junta el negro con el black, como si a pesar de jugar en ligas distintas ambos respondiesen al mismo plástico, y cuando veo esas veladas (como si de un combate de boxeo igual a los de las películas se tratase) me resulta todo tan ajeno y tan distinto a la idea romántica del pobre escribidor trabajando casi a oscuras por ahorrar luz, que no veo las letras por ningún lado, aunque sí los dientes; pero casi en el mismo momento recuerdo aquello de que la literatura miente para decir la verdad, y entonces me encanta que el ganador hable de corrupción como dicen que hace, y pienso que si la literatura es un espejo deformado de la realidad que vivimos, entonces la velada de anoche es pura literatura.
Me pregunto si fallarán también los que allí estaban, algunos de ellos grandísimos, o solo se limitarán a asistir al fallo, o a sobrevivir con los dientes apretados, que es como se hace, en el medio en que les ha tocado vivir. Pero al margen de procesiones interiores, o a su pesar, también me pregunto -para ser sincero- si alguna vez seré yo de los que aprietan allí los dientes y desmienten ante alguno de los poquísimos periodistas cotillas e inoportunos que queden lo que aquí escribí una vez. Os dejo una pequeña crónica del asunto por si queréis ver un punto de vista del fallo diferente a lo que contarán los muchos periodistas correctos pero con nómina estos días (leedlo hasta el final, a mí me encanta la parte de los juntaletras). Un saludo a todos. P.S.: yo no me presentaba
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