Desde la última vez que escribí no he avanzado nada en la plasmación de los comentarios que pretendía sobre cuestiones de base, he de sentirlo y lo siento, ignoro si podré hacerlo pronto, pero la intención —que no es igual a la voluntad, aviso— persiste. Entretanto os ofrezco un aperitivo de tres platillos, tres esperpentos recientes sobre los que todavía no habíamos hablado, y hasta ahí podíamos llegar.
Donald Prego (esperpento periodístico) Qué podemos decir del jaleo este. En primer lugar que no me quedará más remedio que repetir algunas de las críticas ya conocidas por todos, lo siento; pero antes de nada me gustaría que nos tomásemos un momento para apreciar la ¿ironía? del asunto, no estoy seguro pues esta palabra, de tanto usarse, parece que ha perdido su sentido, como el periodismo, o que se ha gastado, como el amor. Veamos, ¿qué se critica tanto de Donald Trump? —me refiero a su política de comunicación, centrémonos un poco porque si no…—. Básicamente que se inventa las cosas y que realiza acusaciones sin pruebas; pues esto es lo que han hecho la señora Prego y la Asociación para la Posverdad de Madrid, quién nos iba a decir que iban a ser unos que van de periodistas rigurosos los que iban a traer más descaradamente esta práctica a nuestro país. Y es que el comunicado y las posteriores declaraciones de la señora Prego no tienen desperdicio, en especial cuando afirma eso de que pone su prestigio en juego, es decir, que una periodista nos pide un acto de fe, hemos de creer que se han producido hechos (que no dejan de ser delitos, pues hay amenazas) muy graves solo porque lo dice ella, las pruebas… ya tal. Ahora que está tan de moda eso del “juicio mediático”, les presento a la periodista-fiscal, al estilo de esos pintores económicos que cuelgan de las farolas de Madrid. Sabemos hoy que el comunicado se aprobó de forma un tanto tramposa, pues se vulneró el orden del día de la reunión en que se hizo y parece que se hizo como un empeño personal de su presidenta, lo que añade más leña al fuego. Y aquí comienza el baile de las interpretaciones, justo lo que un periodista riguroso debería evitar en “noticias” como esta y lo que este asunto ha provocado en realidad. En primer lugar, resulta curioso lo alto y repentino que se ha alzado la voz de la asociación para criticar esas supuestas presiones y amenazas de PODEMOS cuando permanece muda ante otras presiones que prácticamente todos los periodistas —estos sí con nombres y apellidos— reconocen que son el día a día de la profesión desde otros partidos políticos (especialmente PP y PSOE, aunque solo sea porque llevan más tiempo en esto) y organizaciones económicas y sociales de todo tipo. Alguien mal intencionado podría pensar que las inclinaciones ideológicas de la señora Prego, que son sobradamente conocidas, tienen algo que ver. Por otro lado es llamativo el cometido general de la asociación, pues (corregidme si me equivoco) no recuerdo haber sido testigo de comunicados o campañas en defensa de la independencia de los periodistas y los medios en que trabajan de los poderes económicos que los poseen y que son, lo que es una verdad evidente y aceptada, la principal amenaza a esa independencia y a la verdad; no digamos ya acciones contra la precariedad laboral del colectivo. Tampoco recuerdo que hayan defendido en ningún momento la ética de la profesión, porque seamos sinceros, ¿acaso se puede llamar periodismo a lo que hacen personajes como Inda o Jiménez Losantos? Que alguien me recuerde por favor si la asociación protestó cuando cierto periódico de tirada nacional publicó en portada una foto trucada para denunciar la —según ellos— poca afluencia a una manifestación (y que la verdad no te estropee…). ¿Es esta forma de defender el periodismo? Más bien es la mejor manera de desprestigiarlo y hundirlo aun más y dejarlo más a merced de las corporaciones que poseen cabeceras y emisoras justo cuando ante la sobreabundancia actual de datos es más necesaria la comprobación y verificación crítica. Vale, antes de seguir, una incongruencia más: resulta al menos llamativo que ningún medio haya “amparado” a sus trabajadores si el asunto fuese cierto, y no porque sean mucho de amparar trabajadores, sino porque me cuesta mucho pensar que los medios para los que trabajan los periodistas susceptibles de haber recibido el trato denunciado perdiesen semejante oportunidad. Debo hacer aquí mi primer inciso de hoy. La banalización actual es algo tan amplio y natural que la contemplamos sin queja ni mueca, sin percibirla siquiera, tan presente es hoy como los telediarios en los que nace, los móviles que la propagan o los bares en los que se sacia. Eso le está ocurriendo al periodismo con el ya manido argumento de que es la base de una sociedad democrática y bla, bla, bla. Queridos niños, la verdad grandilocuentemente colgada de los frontispicios de los templos no debe servir solo para quedar inserta en piedra a juego con el entorno, requiere de mucho esfuerzo para que sea real, es decir, para que merezca llegar a las alturas y, una vez allí, no se convierta en una viñeta satírica con página propia en las antologías del arte. Siempre habrá quien quiera subirla lo más alto posible para que todo el mundo la vea pero nadie la toque, cuidado. El periodismo no es solo sostén de la Democracia, también es su kriptonita[1]. El problema es que algunos gerifaltes periodísticos y sus acólitos políticos (o viceversa) se han quedado solo con la versión sagrada del asunto (especialmente cuando es acorde a sus intereses) y flagelan con ella a siniestro más que diestro, de forma que llegamos a la paradoja de que en una sociedad democrática (supuestamente) alguien, por el mero hecho de tener un altavoz, puede decir lo que quiera de quien quiera, pero ¡ay de quien critique al que critica! Nada de libertad de expresión, los supuestos periodistas, por muy alto que rebuznen (o se lo inventen) son intocables, ellos solos sostienen nuestro Spanish way of life y, además, no son humanos.[2] Volviendo al asunto, algunos dirán que parece que insinúo que todo es mentira, que algunos se lo han inventado para continuar la campaña de acoso a un determinado partido político, y que por tanto soy un loco desconectado de la realidad, entre otras cosas porque eso no puede ser porque no hay nadie que haga eso porque no puede ser. Y punto. Claro —respondería yo en ese extraño caso—, porque en este país nadie se ha inventado cuentas falsas en Suiza, ni ha publicado documentos manipulados sobre financiaciones sudamericanas ni llevado en portada fotos o gráficos trucados… Es verdad, esas cosas no pasan en España. Pero se equivocan los que así piensen, pues únicamente exponía una interpretación posible. Vamos ahora con la segunda: que todo se deba a los socorridos malentendidos[3]. El problema es que en este caso la asociación tampoco sale muy bien parada que se diga, porque para evitar eso existen ciertos procedimientos periodísticos tales como contrastar la información y escuchar la versión de la otra parte, algo que la asociación se ha pasado por el forro (figuradamente), por usar una expresión castiza. Y llegamos a la tercera posibilidad, la de que todo sea verdad. En este escenario las amenazas se han producido y la señora Prego protege a los profesionales que las han sufrido… Pensemos que los graves hechos denunciados son ciertos. En ese caso, la torpeza de la asociación y concretamente de los que han realizado la gestión del caso merece su dimisión inmediata. Dejando a un lado a aquellos que patológicamente creen y creerán cualquier cosa que se diga contra PODEMOS, a los demás, entre los que me incluyo, tan nefasto proceder puede atufarles a intenciones ocultas, lo que unido a la falta de pruebas, siquiera de un solo testimonio público[4], y a otras noticias sobre el partido morado, puede llevar a desechar la denuncia sin entrar en el fondo, tal y como hacen los tribunales, que no vamos nosotros a ser menos. Ni que decir tiene que esto sería lo más grave de todo, pues permitiría la impunidad de quienes hubiesen llevado a cabo tan deplorables actos (delitos, recordémoslo una vez más). Es cierto que el comunicado es tal, y no una noticia redactada, pero de una asociación de periodistas se espera un comportamiento, incluso en sus comunicados, más acorde con el código deontológico que, supuestamente, rige en la profesión. En cualquiera de las tres opciones, es una vergüenza que la dirección actual de la asociación siga en sus puestos, pero como tampoco queda muy claro a qué se dedica esta asociación (desde luego a defender el periodismo y a los periodistas, no), puede que me esté equivocando. Sí, seguramente sea así, porque al fin y al cabo yo no soy periodista ni lo pretendo, únicamente soy un tipo con un teclado y algo de tiempo libre. Murcia, ¡qué hermosa eres! (esperpento ciudadano) Ya sabéis todos por dónde voy. Algún avispadillo pensará ¿dónde está la posverdad en este asunto? Calma, ahora vamos a eso. El asunto de Murcia y su presidente imputado es un ejemplo perfecto de todo lo que vengo sosteniendo sobre CIUDADANOS desde el principio, y es que se veía venir, al final y por mucho que remoloneen tienen que enfrentarse a sí mismos. Eso por hablar. Tanto “llamamiento” suena a “por favor, por favor, por favor” por mucho que lo quieran vestir de lo que sea que se les ocurra vestirlo; no sé, tendré que pasarme por el callejón del gato, a ver si entre sus espejos deformantes hay alguno que además de achatar por los polos haga parecer en pie al genuflexionado o, al menos, lo estilice tanto que su cabeza parezca lo bastante a la misma altura que la de los suplicados. Por si fuera poco lo de las nuevas elecciones es, nuevamente, la mejor salida para el PP, y encima da la impresión de que han llegado ahí no porque en el partido de Rivera quisiesen, sino porque no les queda más remedio para intentar salvarse del ridículo (aun) más absoluto. Apunten esto es sus memorias, volverá a repetirse y será momento de hablar de criterios. Estos muchachos —y muchachas, no quiero quitarle mérito a nadie— han hecho todo lo posible para no hacer honor a su palabra en todas las situaciones que han podido (al menos esa fidelidad a sí mismos hay que reconocérsela), el problema es que se han topado con Rajoy, y menudo es Rajoy. En algún momento van a tener que apechugar, aunque sea solo un poco, atención al bombardeo de dignidad por mercadotecnia que nos espera cuando eso suceda; y es que, al fin y al cabo, los hechos demuestran que a la hora de la verdad y en lo que realmente importa los chicos de Rivera responden al silbidito del PP, ya sea para con el “impuesto al sol”, con su propio pacto[5] de gobernabilidad, o con la corrupción, bandera que todavía enarbolan, con dos mástiles bien puestos, para que no se mueva. Y llegamos al meollo, al tema de la posverdad. Ya la hemos encontrado, la posverdad, es decir, la mentira, está en el centro mismo, porque CIUDADANOS ha sido y es un partido de mentira, o de posverdad. Desde el principio. Capaz de engañar a millones de españoles, incluso de engañarse a sí mismo hasta el punto de que algunos solo se dan cuenta tras una redefinición ideológica oficial de la práctica que han venido llevando. Y eran cargos, sin comentarios. No puedo evitar acordarme de aquello de “partido del IBEX”. No sé si es verdad, pero desde luego lo parece. Pensadlo: una operación perfecta, buscar a alguien afín y ambicioso sin muchas luces, a ser posible con una cierta estructura ya montada (y que dé bien en televisión, que no somos los desarrapados esos de PODEMOS. Sí, eso que dé bien. Y que sea guapo), y apoyarlo, crear un “PODEMOS de derechas” para que los desmovilizados por esos pecadillos del PP (que es que mira que hay gente para todo) no se vayan a la abstención o, Dios no lo permita, a la izquierda, al menos hasta que pase el chaparrón. Si así fuera, desde luego hay que quitarse el sombrero, tanto por el diseño como por la ejecución. Si así fuera.[6] Eau D’íaz (esperpento publicitario) ¡Y qué decir del PSOE! Me centraré en la madre de barones (creo que estoy abusando del chiste, pero es que me gusta tanto…). Su tacticismo, medir tiempos, ahora sí, ahora no, ¿me perjudicará?, ¿me beneficiará?, supera todo lo admisible y llega hasta el ridículo más absoluto con todos esos quiebros lingüísticos para evitar decir lo que debería decir, lo que por otro lado es su especialidad, lo de las palabras vacías, digo, de las que al menos yo me he empachado en el banquete, digo acto, de la Díaz. Como iba diciendo, es vergonzoso, sin paliativos. Parece que nos están anunciando el lanzamiento de un nuevo o maravilloso producto muchas veces retrasado, utilizan técnicas habituales de marketing tipo Netflix con spoilers, anuncios de anuncios y rumorología. O eso, o no se aclaran. En cualquier caso el espectáculo es deplorable y no puedo evitar la sensación de que Susana Díaz es un mero producto que tratan de vender, bien empaquetadito, porque no tienen nada claro que pueda triunfar por sí mismo (tú échale maquillaje, aunque haya que traerlo en autobuses, pero que no falte). Estamos ya acostumbrados a un cierto grado de mercadotecnia en política, pero este baile es completamente ridículo; y donde hay mercadotecnia, hay mentira, digo posverdad, o, al menos, exageración; en cualquier caso este asunto desprende esa atmósfera prefabricada, de producto refinado, antinatural, retocado, medido, controlado… Puede que no sea mentira, pero desde luego lo parece.[7] Y lo peor es que los demás tampoco andan sobrados, desde los que se construyen una vida nueva y antisistema que da gusto hasta los timoratos que llevan tanto tiempo yendo de tapadillo que ahí se han quedado. Qué cosas. Un partido centenario, sí, será por eso que parece fallar la memoria a corto plazo. [1] Sé que no es un término politológico, pero si alguien puede inventarse “posverdad” para decir mentira, ¿por qué yo no puedo elevar Jerry Siegel y Joe Shuster a la categoría de referentes politológicos? (Son los creadores de Superman, no busquéis). [2] Esto último es cierto, ¿cómo si no podrían vivir con la precariedad en que lo hacen? [3] Que digo yo que con lo que abundan, casi parecen la forma habitual de entenderse. [4] Dicen que lo hacen por no poner en peor situación a los periodistas que han sufrido el acoso, ¿alguien se lo cree? En serio, denunciar esto públicamente daría la medida de independencia del periodista, le aportaría prestigio, por otro lado ¿es que acaso no hay otros asuntos o partidos que cubrir? ¿De veras su medio no podría cambiarlo de, llamémoslo, destino? [5] En serio, es que ni reconociendo que les mintieron a sabiendas desde el principio, esto ya ni Berlanga. [6] Por cierto, que parece que el juez anda tomando cañas, que no estaba muerto, no. Menos mal que no andaba de cacería, que si no… Pero así no tiene importancia. Sé que esto no tiene nada que ver, pero la buena hipocresía me pierde, no puedo evitarlo… [7] Por cierto, otra de las hipocresías con las que me deleito a diario: ¿alguien ha oído algo de cospedales, de cargos y de acumulaciones? Pues no hagáis caso, que mira que hacéis caso a cualquiera.
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