Como la actualidad manda, y no dispongo de tiempo para no dejarme mandar, vamos a hablar de mociones y demás, al menos por el momento, porque dejándome mandar temo que he desobedecido, y una vez más hablo de asuntos de ayer. No es culpa mía, es que la actualidad corre que se las pela, mientras que yo solo tecleo a nivel usuario.
Mucho se ha hablado a priori, es decir, antes de la experiencia, de la moción en un juego clásico de etiquetación que practican sobretodo los viejos partidos —aunque no solo, por supuesto— y especialmente el PP y su entorno mediático, a quienes la argumentación y el análisis tranquilo y racional les producen pereza (esencialmente a los soldaditos de base que prefieren el sencillo y maravillosamente cómodo adocenamiento de las etiquetas, pensamientos prefabricados, clichés o axiomas, como prefiráis) o alergia (a algunos de los que ocupan posiciones de cierto rango y aun así poseen la inteligencia suficiente como para ver el peligro del pensamiento crítico); un juego que es simplemente una carrera cuyo objetivo es colocar en la mente de los incautos una determinada visión del asunto en cuestión antes que el rival, una orientación acorde a los propios intereses para que sirva después de molde en el que deben encajar los acontecimientos, asegurándose así una opinión adecuada en el individuo y, a partir de ahí, en la sociedad. Ya hemos hablado del sesgo de confirmación, así que entenderéis la importancia y la ventaja de lograr ser el primero en moldear una opinión, o protoopinión. Afortunadamente la realidad es bastante más compleja de lo que los políticos pretenden hacernos creer y lo cierto es que al final, como en tantos y tantos otros asuntos, la moción de censura de UNIDOS PODEMOS iba a ser una buena idea o no en función de cómo se desarrollase, y no tanto por sí misma, algo que es completamente evidente si tenemos en cuenta que incluso en el grupo que la presentó aceptaban desde el principio que no saldría adelante, por lo que no era, y así lo reconocían, el echar a Rajoy del gobierno —en esta ocasión al menos— su leit motiv, este tendremos que buscarlo en otra parte. Dicho de otra forma, puesto que no se trataba de una de esas votaciones parlamentarias prenegociadas con un resultado positivo ya cantado o acordado en las que el verdadero trabajo y ,por tanto, el sentido del éxito o fracaso, ya se ha realizado previamente, una de esas propuestas atadas y bien atadas que solo se materializan, que solo toman forma y llegan a existir a posteriori, es decir, después de la experiencia, cuando ya se ha logrado asegurar su existencia y que de esa manera nacen con garantía de vida y salud, era absurdo e inútil pretender descalificarla por algo que todos, hasta sus papás, asumían: su fracaso, que era una propuesta que nacía muerta. Los intentos por descalificarla mediante lo obvio solo mostraban el nerviosismo y la falta de imaginación y/o inteligencia de quienes los emitían o, más probablemente, su renuencia a enfrentarse a la realidad, en línea con los estertores del sistema que venimos presenciando desde hace tiempo. Hacerlo significaba también, desde un punto de vista más anecdótico, descalificar esa historia que por otro lado dicen venerar orgullosamente —salvo cuando se convierte en un verborreico estorbo—, pues las anteriores mociones de censura debatidas en el Congreso, una por cada partido mayoritario, se presentaron en idénticas condiciones y, en una de las ocasiones, por ese gran baluarte y adalid del socialismo al que todos idolatran y que parecería incapaz de equivocarse. Nuevamente la hipocresía está servida. No obstante, son comprensibles los nervios tan apreciables en todo el entorno del sistema, al fin y al cabo se veía de repente (aunque no por sorpresa: hijos míos, estaba cantado que la iban a presentar tarde o temprano) copiado en su propia estrategia y preso de sus propios ardides. Lo único que podían hacer era construir previamente el discurso del fracaso para que, pasase lo que pasase, ese fuese el punto de vista desde el que se mirase lo ocurrido, tal y como ya describió este artículo de Isaac Rosa. Pero, ¿se ha estrellado UNIDOS PODEMOS? Eso… ya tal. Ahora me interesa seguir haciendo hincapié en las críticas vertidas antes de la moción para destacar un aspecto que juzgo importante. El argumento para la presentación de la moción ha sido el supuesto estado de excepción democrática de nuestro país y que era necesario hacer “algo” por coherencia democrática, pues bien ¿alguien ha visto alguna respuesta a este argumento? No, en serio, si es así que me la envíe o me deje la reseña, porque yo, no. Es cierto que en el discurso de Rajoy sí se hizo la habitual propaganda y el conocido ninguneo de la corrupción que de una forma indirecta vienen a contestar el mensaje de UNIDOS PODEMOS, pero una afirmación tan grave y directa merece una contestación igual de directa, no hacerlo supone asumir de forma abierta, como parece hacerlo el PSOE, o menos, como parece hacerlo CIUDADANOS o, incluso, el propio PP, la validez del argumento lo que, a su vez, invalida el resto de razones que hayan podido dar para votar en contra, pues un estado de “excepción democrática” no admite, en cualquier partido político que se pretenda democrático, más que una respuesta: apoyar la moción e iniciar, con los acuerdos que se quiera o se pueda, la regeneración de la maltrecha democracia, ¿o es que la Democracia (con mayúscula), España en última instancia, no está por encima de todo, incluso de los intereses partidistas? Llamadme loco, pero juraría que eso es precisamente lo que no se cansan de repetir el PSOE y CIUDADANOS, incluso el PP, si me apuran, aunque aún no estoy tan loco como para pedir peras a los olmos u honradez a la Alí Babá Band. ¿Y por qué tanto miedo? Pues por lo que ha ocurrido, por la atención mediática que tiene algo como una moción de censura, algo inevitable, irresistible para los medios por mucho control que se tenga de los medios. Y ahora viene el verdadero juego al que siempre hago referencia: el de ganar el discurso, que es lo que importa. ¿Quién vio la moción? Venga, levantad la mano, no seáis tímidos. Vale, yo tampoco, así que tendremos que fiarnos de lo que nos digan quienes sí la vieron, hacer un rápido sondeo de opiniones y formarnos la nuestra propia indirectamente en base al consenso que podamos entrever entre la cacofonía de voces tertulianas o editorialistas. Yo, por el momento, me quedo con la de Antón Losada, muy acertada en mi opinión, cada cual que apueste por la que quiera. Y, como antes no hablamos del tema, hagámoslo ahora y contestemos algunas de las preguntas que todos han respondido ya. ¿ERA NECESARIA LA MOCIÓN? ¿REALMENTE ESTAMOS EN UN ESTADO DE “EXCEPCIÓN DEMOCRÁTICA”? La segunda ya… tal, de nuevo, porque si a estas alturas alguien duda de la respuesta a esta pregunta, con todo lo que hemos conocido y las revelaciones que casi cada día nos asaltan, no creo que merezca una respuesta, sinceramente. Y una vez respondida la segunda pregunta a lo Rajoy, es evidente que la respuesta a la primera ha de ser afirmativa, aunque solo fuera por higiene democrática porque, cuando el sistema está colonizado por sus parásitos, solo queda el recurso al pataleo. Y, en el fondo, de eso va todo esto por mucho que no lo quieran ver, porque cuando uno se cansa de patalear, o se rinde o pasa a mayores. Una vez más el sistema, con su rigidez antisistémica, está sembrando la semilla de su propia destrucción, bravo por todos los rajoys, sánchez-díaz y riveras que lo están haciendo posible. Cuestión aparte es la pregunta acerca de la verdadera intencionalidad de la moción con respecto al PSOE. A este respecto, hay que señalar algunas cuestiones. Por un lado, el victimismo del partido socialista frente a cualquier medida de UNIDOS PODEMOS, es fútil, cansino y ni siquiera creo que tenga un efecto enfervorizante en las propias filas, no al menos cuando lo hemos escuchado tantas veces, me parece más bien que el simpatizante socialista entrevé la falta de ideas y recursos que subyace a la queja absurda y puede llegar a desesperarse con sus líderes. Ya comenté, en todo caso, la peligrosa visión patrimonialista de la izquierda y sus votantes que encierra, o desde la que nace, esta queja, los efectos prácticos e ideológicos y morales entre las propias filas son desastrosos cuando se toma conciencia de ello. Por otra parte, creo que cualquiera entiende que UNIDOS PODEMOS tiene derecho a hacer oposición cuándo y cómo quiera, sin tener que esperar a que en el PSOE se aclaren o decidan dónde están, al fin y al cabo —una vez más relacionado con lo que acabo de indicar— el PSOE no es el amo de la izquierda ni de la oposición al PP, cuanto antes lo asuman, mejor. No obstante, la oportunidad no pasa desapercibida. Suponer que UNIDOS PODEMOS se ha basado solo en razones ideológicas y no tácticas a la hora de presentar su moción, es decir, que solo estaba dirigida contra el PP, resulta un poco ingenuo. Al fin y al cabo, la moción iba en cualquier caso a situar a UNIDOS PODEMOS en el centro de la oposición. Si el PSOE votaba a favor, estaba votando a favor de una iniciativa de los de Iglesias, lo que le sitúa de alguna manera como segundón, si votaba en contra, todavía peor, apoyaría una vez más y de forma más sonada, clara y grave por cuanto innecesaria al PP, y si se abstenía, concedía el protagonismo a UNIDOS PODEMOS, polarizando la lucha en la Cámara entre el PP, como polo aglutinador de la derecha, y ellos, como polo aglutinador de la izquierda. Ninguna opción buena para el PSOE desde el punto de vista táctico. Desde el punto de vista estratégico e ideológico, no votar a favor y, a la vez, no acceder a explorar su propia moción como le ofrecieron desde el partido morado, no tiene defensa alguna. Con sus ofertas tan desinteresadas, UNIDOS PODEMOS ha logrado aparecer como la verdadera izquierda, la desinteresada, la que busca oponerse a la derecha y no a otros partidos de izquierda, la pelota anda por el tejado del PSOE. ESE AMIGO QUE TE DESVÍA LA COLUMNA CUANDO TE SALUDA En resumen, la pugna soterrada entre PSOE y UNIDOS PODEMOS va a continuar. Los guiños de Sánchez a los votantes podemitas ya abrieron el fuego. A Sánchez no le queda otro remedio si quiere afirmarse en su nuevo cargo y no acabar a los pies de la historia, y UNIDOS PODEMOS continuará forzando la máquina para postularse y presionar al PP, al menos hasta que aprecien una verdadera reorientación ideológica en el PSOE. En este juego veo mejor la posición de los de Iglesias, al menos de momento; no se han movido y plantean con “renovado entusiasmo” la posibilidad de un acuerdo, y creo que desde la cúpula estarían dispuestos a ceder siempre y cuando el PSOE cayese a posiciones más de izquierda, más… socialistas; otra cosa es cómo reaccionasen algunas de las corrientes podemitas y si tendrían fuerza para revertir un posible acuerdo. Lamentablemente, los primeros pasos de la nueva dirección socialista, apelando a un acuerdo que incluyese a CIUDADANOS no dan mucha esperanza al respecto. Como ya dije en alguna ocasión, ¿aceptarían los de Rivera un acuerdo de gobierno que renunciase a sus políticas económicas neoliberales? Desde luego que no, como es lógico, si así fuese no habría ningún problema, pero eso no va a suceder, como tampoco creo que haga lo opuesto UNIDOS PODEMOS, así pues buscar ese acuerdo, o decir que se busca, es pura estupidez o una táctica para postularse como el bueno frente al feo y al malo mientras se esperan nuevas elecciones. El problema aquí es cómo se consigue aparentar durante tanto tiempo que se está haciendo todo lo posible para expulsar al PP si, sistemáticamente, los socialistas se niegan a explorar la posibilidad de un acuerdo sin CIUDADANOS pero con toda esa España plurinacional a la que súbitamente se han reconvertido. ¿Será fe verdadera o simple marranada? Ya veremos. P.S.: una última consideración que no puedo dejar pasar, la actitud despreciativa y miserable del PP en el debate, su falta de decoro y hasta de simple educación y, por supuesto, los exabruptos habituales de su portavoz son un ejemplo más de lo que opina este partido de la democracia.
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...un escritor es «un chiflado que mira la realidad, y a veces la ve»...
La velocidad de la luz Javier Cercas Categorías
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