… nos dirán desde fuera, y con razón, porque así ha quedado, y de la peor manera posible, que también es por debajo, y por arriba, y por atrás, y por todos los lados porque así se la repartieron, mientras unos la sujetaban otros la penetraban hasta lo más profundo, sin atender a sufrimientos ni desgarros, no hablemos de llantos y súplicas. Por entre sus piernas abiertas que tan lejos prometían llevarnos, descoyuntadas en realidad, mana ahora roja, oscura y espesa la sangre que hace mucho tiempo corrió por sus venas, forzada sin piedad, arrastrada y pisoteada. Vivan los prebostes. Criarla para esto. ¿Para qué sirve? ¿Por qué continuar? Reconozcámoslo, nos ha salido furcia, ¿no sería mejor asumirlo y actuar en consecuencia? Una puta da para lo que da, porque si al menos fuese una puta buena..., una de esas putas cariñosas, sabias y maternales de las películas, de esas que saben del sufrir y que a falta de cuartos tienen el alma rica, pero no, no es aquí el interior lo que importa y la nuestra no sabe de esas cosas, al menos ya no: es lo que tiene la estupidez, que tergiversa la memoria, porque es que nuestra puta es, además, tonta, tanto sufrió que se le secó el alma y se le llenó la bolsa, y en esas anda: ¿que no son bastante 3.000? Pues ahí van 6.000. No, no se preocupe usté por los principios y hágame olvidar mi pasado, sí, eso es, déjeme hecha unos zorros, será Merkel la muy... Eso es lo que se llama ser puta y poner la cama. En fin, qué se le va a hacer, la pobre es como la hemos hecho. ¡Cabrones! Sí, en toda la extensión de la palabra, y ni pizquita de vergüenza oyes, la muy fulana… Pero un respeto, que la culpa no es nuestra. ¡Cabrones! Sí, pero, la culpa no es nuestra. ¿De quién entonces? No sé, pero nuestra no, hay muchos malos por ahí, escoja uno, ¿qué tal las circunstancias?, vienen siempre muy a mano, lo que quiera, pero a nosotros no nos mire, que inventamos los Derechos Humanos, y la Democracia, y… bueno, mire, si es que nos ha salido puta, qué le vamos a hacer, seamos sinceros: la verdad es que tampoco se resistió demasiado, es cierto que después de lo de Helena y Britania, ¿qué fuerzas podían quedarle?, pero aun así eso debe de ser un atenuante, ¿no? Y entretanto el vulgo común, sí, tú que lees esto, y yo, pero sobre todo tú (no voy a ser sobretodo yo), continúas edificando palacios para perderte dentro: es que ya somos muchos, es que nos quitan el trabajo, es que no tienen derecho, es que no son trigo limpio, es que… (rellena sobre la línea de puntos). Palacios de alambre y concertinas, de pelotas de goma, palacios infinitos de sal que —fíjate tú qué ventaja inesperada— casi nunca devuelven los cuerpos. Pero bueno, seamos civilizados, al fin y al cabo somos el primer mundo, como alguien ya ha dicho por ahí, somos… La Moraleja del mundo, y en La Moraleja no caben las putas, a ver, que no es que no entren, entiéndaseme, es que nuestras señoras tienen más caché, ¡que aquí se viene con visón, qué carajo!, así que mejor que nos lo arregle otro, busquemos un morito, que entre ellos se entienden, ¿que no son bastante 3.000? Pues ahí van 6.000. No, no se preocupe usté por los principios y hágame olvidar mi pasado, sí, eso es, déjeme hecha unos zorros. ¡Cabrones! Quién le iba a decir a la lumbrera barbuda que acabaría defendiendo una violación a capa y espada (la defensa, para la violación solo han hecho falta unas encuestas), él, que es tan católico —aunque pensándolo mejor quizá sea por eso: cuanto más católico, menos cristiano, o porque ya está acostumbrado a convertir en putas a mujeres inocentes, véase María Magdalena—, en fin, me muero por conocer con qué argumentos de filósofo existencialista nos sorprenderá esta vez. Lo importante al fin y al cabo es que hemos sido civilizados: hemos subcontratado un grave problema y solo nos ha costado 6.000 millones, una ganga, sí, bueno, y nuestra dignidad, el poco prestigio que nos quedaba, nuestro honor, nuestras raíces, nuestros sueños y, aunque aun no lo sepan, nuestro futuro, lo dicho, una ganga, lo demás, lo que ocurre fuera de nuestra urbanización, es la vida, nosotros somos ricos. Y mientras tú, el vulgo común…
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
...un escritor es «un chiflado que mira la realidad, y a veces la ve»...
La velocidad de la luz Javier Cercas Categorías
Todos
Archivos
Abril 2020
|