Y volvemos a la rabiosa —al menos en esta ocasión sí, porque hay que ver cómo están unos y otros— actualidad. Una vez conocido el acuerdo entre PSOE y CIUDADANOS, toca el turno de las reacciones y las opiniones, y ahí vamos. Qué duda cabe de que habrá sido difícil pergeñar un pacto que pueda exhibir algo de coherencia, y vaya por delante también que en los pactos todo el mundo debe ceder en algo; dicho esto, el acuerdo parece más una especie de pastiche sin excesiva concreción que un verdadero acuerdo de gobierno, casi más, como ya han dicho otros, un programa electoral con medidas en materia laboral que no solucionarían nada, en materia impositiva que no avanzarían en el necesario incremento de la progresividad fiscal (reducida escandalosamente con perniciosos efectos tanto desde el punto de vista social como también económico en las últimas legislaturas) y que tampoco parecen, al decir de algunos comentarios de expertos, suficientes para financiar el déficit ni el incremento de gasto previsto en el propio acuerdo, un acuerdo que tampoco aporta absolutamente nada a la solución del problema de Cataluña (algo ya de por sí increíblemente escandaloso) y que propone cinco reformas “exprés” de la Constitución, como si algo así se pudiese solventar como si fuese un vulgar artículo 135 de la ídem.
No comentaré nada sobre las escasas posibilidades del pacto de salir adelante, para eso ya están los habituales. Pero sí me centraré en la calificación que he leído por ahí de que el acuerdo es más un programa electoral, pues ahí está la clave en mi opinión. Se trata este acuerdo de un pacto de mutuo socorro entre las dos fuerzas principales más acosadas del espectro político, dos en peligro de ahogarse que han decidido nadar juntos, a ver si así se salvan, siempre pensando en las elecciones, claro. Es lógico, ¿qué otra opción tenían? CIUDADANOS, con las declaraciones de sus líderes antes y después de las elecciones y su programa se ha cerrado él solito todas las puertas. Por un lado, el engaño del centro no puede sobrevivir mucho más, y va muriendo poco a poco, solo es viable para todos aquellos (y no son pocos, lo reconozco, aunque no tantos) que siguen diciéndose de centro porque se sienten moralmente superiores a los viejos progres y fachas, pero que en realidad únicamente se dedican a aceptar y hasta justificar cualquier cosa que venga del poder, son solo conformistas y, en la actual circunstancia de crisis, cada vez quedan menos. Por otro lado, únicamente podría mantenerse en esa posición centrada atrayendo a la izquierda menos radical con la promesa de la regeneración, pero su apego al PP también les hace pinchar por ahí. Por último, sus políticas programáticas más genuinas los convierten en un sucedáneo del propio PP, y ni siquiera conseguirían movilizar a la derecha verdaderamente descontenta con la corrupción pues, a pesar de sus discursos, sus actos en este sentido distan bastante de ser lo radicales que deberían, así que para votar a imitaciones, mejor quedarse con el original, ¿no? Pero han tenido un golpe de suerte, tantísima corrupción como golpea al PP ha acabado por golpearles a ellos también en las neuronas, y las preclaras mentes de este partido se han juntado y, tras constatar sorprendidos la magnitud de la corrupción en dicho partido, han pensado que debían alejarse un poco de ellos —aplauso y medio, su umbral de reacción es impresionante, reflejos así son los que hacen falta en este país—, eso les permitirá sobrevivir en el corto plazo como algo más que una fuerza meramente residual, salvo novedades o salvo que se decidan a disputar al PP el centro derecha. Por otra parte, el PSOE tampoco andaba mucho mejor. Tras la torpeza incomprensible o descarnada sinceridad de PODEMOS con lo del referéndum, el PSOE de toda la vida hizo su aparición estelar en su papel habitual de tratar de hundir al partido y obligó a Sánchez a equilibrios imposibles, obligándolo así a ni tan siquiera tratar de comprobar si la posición de PODEMOS era verdaderamente firme o podía moverse en una negociación. El caso es que Pedro Sánchez tiene que pelear fuera y en casa y entre esto y la tremebunda campaña antiPODEMOS en medios y organizaciones, las opciones de pactar realmente con este partido se desvanecieron. Curiosamente, el miedo a que PODEMOS sobrepase al PSOE es lo que al final acabará haciendo que esto ocurra. Lo chocante del caso es que las trayectorias han sido inversas, PODEMOS comenzó tras el 20D torpedeando cualquier posibilidad de acuerdo, pero aunque las formas empleadas por la formación han seguido en cierta forma en esa dirección, han ido suavizando su postura y lanzando mensajes que parecían indicar que estaban dispuestos a dejarse cortejar, mientras que el PSOE parece haber recorrido, si bien también con altibajos, una senda opuesta. Pobre Sánchez, peleando dentro y fuera, debe de estar agotado. En cualquier caso, CIUDADANOS y PSOE, acosados por los errores propios y con malas expectativas electorales, han decidido jugárselo todo a la carta de la responsabilidad, y a la mierda todo lo que dijeron antes, es la magia de la responsabilidad para con la ciudadanía, creo que ya lo comenté. Así pues, este pacto es una tabla de salvación para ambos, si sale bien (no creo que ni ellos mismos lo esperen) pues bienvenida sea la sorpresa, si sale mal, ellos son los buenos que lo han intentado mientras que los otros no han hecho nada. PODEMOS se ha dado cuenta de la trampa tarde, pero lo ha hecho, y no deja de repetir que (por fin) quiere negociar, aunque no deje de marcar las, por otro lado lógicas, distancias (al igual que hizo CIUDADANOS, no olvidemos que Rivera fue el primero en vetar a PODEMOS y no al revés). Entretanto a Sánchez le está fallando una parte esencial de su plan para mantenerse como eje de la izquierda española: el apoyo de la emblemática IU, y también de COMPROMÍS, se ha desvanecido, con lo que, si esto sigue igual, aparecerá como el que escoró al PSOE a la derecha renunciando a medidas de verdadera izquierda prometidas, en lugar de aislar a PODEMOS en la irresponsabilidad y la irracionalidad; mala cosa, pues profundiza el gran argumento para debilidad y desprestigio del PSOE. De todas formas, al final todo dependerá de cómo logren unos y otros vender su versión de los hechos, de que consigan que su mensaje cale en la sociedad o no. No se despeguen de sus pantallas, amigos, ¡aun hay más sorpresas esperando!
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La velocidad de la luz Javier Cercas Categorías
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