Después de un tiempo sin tiempo, ha llegado el momento de que vuelva a compartir algunas reflexiones, en este caso el tema elegido son las actitudes en esta nueva legislatura, y alguna cosa más. Para no saturar demasiado, lo haré en dos partes, en la primera comento dos polémicas recientes, en la segunda trataré de sacar alguna conclusión.
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Ya sé que dije que haría mi propio análisis del affaire Trump, pero debo reconocer que me está constando más de lo que imaginaba. Entre tanta paja me estoy encontrando con análisis muy válidos, lo que dificulta ser original y si uno no puede ser original, casi mejor dejarlo, pero también demuestra que no todo es tan malo y que no es necesario buscar demasiado, eso sí, hay que hacerlo fuera de los lugares más habituales. Por lo tanto me centraré en dar unas cuantas notas y dejaré que los que ya han escrito se expresen por mí. Lo sé, es como si os pusiera deberes, lo siento. Os dejo una lista de enlaces a los que habría que añadir el de mi último comentario, después de leerlos, voy yo:
Michael Moore anticipó la victoria de Trump Sobre los inmigrantes Sobre las consecuencias en Europa De dónde viene todo Debo decir algo, aunque no se me crea: en los días previos a las elecciones norteamericanas se apoderó de mí la convicción más absoluta en la victoria de Trump. Ya, ya sé, eso haberlo dicho antes. Tenéis razón, debiera haberlo dicho antes, y no tengo explicación acerca de por qué no lo hice, la verdad, simplemente lo dejé pasar. Podéis creerme o no, pero ahora que tengo vuestra atención hablemos sobre las razones de la victoria del candidato republicano, para ello el enlace a la previsión de Moore (él sí que lo dijo antes) será útil. ¿Pero cómo hemos llegado a esto? Como es lógico ahora todo el mundo se pregunta el porqué, indagan y acusan a los charlat… digo comentaristas televisivos y a los responsables de las casas de apuest… digo de encuestas. Con respecto a los de las encuestas, creo que la razón de sus errores se puede resumir maravillosamente en una frase que leí en uno de tantos comentarios al respecto, lamento no recordar a su autor/a, decía poco más o menos que la razón de la equivocación radicaba en que las empresas demoscópicas estaban obsesionadas en pedir opiniones en lugar de en escucharlas. Con respecto a los comentaristas, se puede decir algo similar: están obsesionados por dar opiniones en lugar de escucharlas. En realidad, aunque con matices, ambas posiciones vienen a ser la misma, algo muy propia de la sociedad actual y del mundo mass media de hoy o —casi— de ayer. Sí, se confundieron deseos con realidad, se tendió a la caricaturización extrema y eso ayudó a la ya tradicional táctica electoral republicana. Me explicaré brevemente[1], existe una estrategia electoral ideada por los teóricos republicanos (y usada en los últimos años en España por el PP con notable éxito) que consiste en la famosa “enfangación” de la política y, por ende, de la sociedad. Conscientes de que por mera afinidad ideológica les resulta más difícil ganar unas elecciones, la táctica consiste, dicho groseramente, en convencer a la gente de que el fin del mundo está cerca y de que, por supuesto, es responsabilidad del rival político. En esta estrategia no es que quepan, sino que son parte fundamental las mentiras, las manipulaciones, los insultos… Lo importante es generar un permanente estado de cabreo en la sociedad. El objetivo es sencillo: por una parte logra disciplinar y movilizar a los votantes propios, que no filtran los mensajes de los suyos y los creen a pie juntillas, repitiéndolos y amplificándolos; por otra parte se logra desmovilizar a una parte del electorado rival, la menos comprometida, o sea, el centro, haciendo que calen mensajes tales como todos son iguales, qué más da, es lo que hay y otros similares, ¿os suenan? El resultado es una amplia abstención y una victoria electoral por incomparecencia del rival. Esta estrategia es la que utilizó Trump, obviamente, pero contó con la inesperada ayuda de todos los medios de comunicación, que la reforzaron con su presión y contribuyeron a afianzar el mensaje de que Trump era un outsider al sistema y, por tanto, el único que podía arreglarlo, volveremos sobre eso más adelante, pero por ahora lo importante, como siempre digo, es la imagen, el discurso que cala en la sociedad, y ese caló. Incluso aquí. Todo ello contribuyó a afianzar las convicciones de los que iban a votar a Trump, a hacerlos sentirse tan atacados como el propio Trump y, además, a desmovilizar a posibles partidarios de Clinton, que quizá sintieron que no era necesario que ellos se movilizasen. Si a esto le unimos el poco encanto de la demócrata prácticamente en todos los sentidos (era y es una genuina representante del sistema) y la existencia de una base más que real para que una parte importante de ciudadanos americanos se sintiesen atacados por el sistema que atacaba también a su candidato, tenemos la fuerza del tipo del felpudo en la cabeza. Pongámosle también una pizca del desquiciante, arcaico y antidemocrático sistema electoral americano y tenemos casi todos los ingredientes. Hablemos ahora de las mujeres, bueno, mejor nos ceñimos únicamente a las elecciones americanas. Creo que fue Susan Sarandon la que dijo que ella no votaba con su vagina. Si alguien necesita más explicaciones, será mejor que deje de leer esto y saque el Marca. También dijo que ella, reconocida feminista, quería una mujer en la Casa Blanca, pero que quería la mujer adecuada (nueva oportunidad para el Marca). Durante toda la campaña se ha producido una vergonzante y esperpéntica cosificación de la mujer al hilo, precisamente, de una supuesta defensa de sus derechos. Es cierto que Trump ha humillado a las mujeres, pero también lo es que una mujer es más que su simple sexo (dejemos el género para los objetos inanimados) y que si bien puede sentirse ofendida por los comentarios del candidato, también puede sentir como más acuciante la degradación de su entorno, o la falta de empleo o de futuro para ella y los suyos, por ejemplo. Añadamos a esto que los EE.UU. son un país en el que las violaciones en las universidades eran hasta hace poco (y temo que sigan siéndolo en realidad) poco menos que un trámite como la matrícula y que los usos sociales imponen al hombre la petición de mano con rodilla en tierra y diamante, el pago en las citas… Es decir, que no parece un país en el que la igualdad haya calado socialmente de manera real, con lo que la tolerancia hacia la discriminación sexual, incluso entre las mujeres, parece muy alta, lo que favorece argumentos como el de la esposa del candidato republicano, pues al fin y al cabo ella nunca ha sufrido acoso, luego no debe de ser un problema tan importante. Muchas mujeres pueden pensar lo mismo, aunque sí lo hayan sufrido, por la interiorización de determinados modelos sociales patriarcales. Solo se salvarían —en términos generales siempre, con los riesgos que hablar así conlleva—, como parece haber sido el caso según las estadísticas de voto, aquellas mujeres que carecieran de la protección psicológica de los usos sociales y se sintiesen por tanto más directamente atacadas o doblemente atacadas por pertenecer a la vez a varios colectivos vilipendiados por Trump. Me refiero a mujeres que no pertenezcan a la clase media y/o que sean además inmigrantes, o negras o de cualquier otro grupo insultado. Lo dicho con respecto a las mujeres sirve poco más o menos para homosexuales, inmigrantes… Con el añadido, para los inmigrantes, del fenómeno de la conversión, especialmente patente en la segunda generación. Pero un momento, ¿no estamos exagerando? Al fin y al cabo, Clinton ganó en votos. Sí, y no es la primera vez que un candidato se hace presidente con menos votos, pero si los americanos no han querido cambiar su sistema electoral, que se hagan cargo de la factura. Antisistema Bien, vamos a cosas más interesantes. Se ha descubierto tras las elecciones, o redescubierto, que Trump es un antisistema, un populista… Pero, ¿lo es realmente? Vayamos por partes (el último de los comentarios enlazados será muy útil aquí). Decir que Trump es un antisistema es poco menos que risible. No lo es. Si acaso es un hijo un tanto díscolo del sistema, el vástago rebelde que muerde a sus padres y los escandaliza, pero que no es más que el fruto de la educación que ellos le dieron, es el futuro del neoliberalismo o, si se quiere y en cierto modo, su tipo ideal. Es un Jesús Gil, un Berlusconi, sí, ¿pero un antisistema? Muy al contrario, es un miembro honorario del sistema, uno de sus mejores exponentes, tal y como lo es Gerardo Díaz Ferrán, el expresidente de la CEOE, del sistema económico y empresarial español. Lo que le ocurre al pobre de Trump es que tiene un ego un poco más desmedido (lo que en realidad ya es decir mucho) que el resto de sus acólitos, pero es un neoliberal de manual, aplica los principios del neoliberalismo a rajatabla, por eso habla de proteccionismo, porque sus negocios, los de él, son básicamente inmobiliarios, a él las fronteras le dan igual, no produce nada, solo especula y si tiene que prometer aranceles para ganar lo hace, eso sí, solo para las mercancías, ¿limitará la circulación de capitales? Apuesto a que no, y estoy convencido de que su mundo ideal incluye presionar a la baja los derechos laborales y sociales de los trabajadores americanos una vez que las fábricas vuelvan a EE.UU., aun así todos tendrían que estarle agradecido pues les habría llevado empleo de nuevo, y por si fuera poco se compensaría en parte con una bajada de impuestos porque al fin y al cabo, ¿quién los necesita? No sé, pero a mí esto me suena a “devaluación interna” y la “devaluación interna” a la política neoliberal tradicional. ¿Y los aranceles? Un recurso electoralista y temporal como mucho, una baza negociadora, pero ya veremos, solo estoy especulando. ¿Es Donald Trump populista? Aquí me veo obligado a dar la razón a los que lo acusan de serlo, lo es al menos desde cierta concepción del término, la concepción tradicional, vaga y popular, la que afirma que un populista es poco menos que un demagogo, el que promete lo que sea para ganar, algo así como alguien que prometiera no subir los impuestos, no rebajar los derechos laborales, que tenía las claves para salir de la crisis inmediatamente, que no iba a haber rescate, que no iba a hacer y no hará recortes, que destapó la trama Gürtel, el que afirma con todo el descaro del mundo que una cosa es lo que se dice en campaña y otra lo que se hace y a la mierda cualquier tipo de compromiso con los imbéciles esos de los electores y la democracia (que vale, que ya sabemos que es verdad, pero cuando esas verdades se dicen a la cara con tal desparpajo, como si no pasase nada, y encima nadie le hace caso, es para llorar)… ¿sabéis ya por dónde voy? Pues eso, que Trump es un populista de derechas, menos mal que en España estamos a salvo de eso. Y lo estamos porque aquí (Spain is different) tenemos nuestro propio populismo, el de coletas, digo el de izquierda, que ya han llegado, como era de esperar, los grandes líderes intelectuales a señalárnoslo, Rivera y Díaz, la pareja del año. Un momento, ¿acaso estáis pensando que lo hacen a propósito porque quieren enfangar, o enmierdar, todo lo que tenga que ver con una formación política legal y legítima ya sea equiparándola con terroristas, dictaduras o cualquier otro bicho rastrero? Qué mal pensados sois. Tened cuidado, porque si seguís pensando así, podríais cometer el mismo error que los americanos y sus (y nos) medios de comunicación cometieron con Trump y llegar a través de la caricatura suma a la victoria del Anticristo. Para ir terminando Sin paños calientes: la victoria de Trump no es más que una profecía autocumplida, es el resultado necesario del sistema neoliberal, de la globalización neoliberal, de las contradicciones del capitalismo (que marxista suena esto, ¿verdad? ¡Que me quemen en la hoguera!). No voy a profundizar mucho en esto a pesar de ser el punto más importante, hay muchos comentarios por ahí que ya lo explican, empezando por el artículo que os incluí en mi anterior comentario, buscadlos, leedlos, ejerced vuestra ciudadanía. ¿Cumplirá Trump con sus promesas? Pues parece que ya ha empezado a recular, al menos algo. A este respecto el segundo de los artículos a los que os remito hoy, el de los inmigrantes, sirve de ejemplo perfecto. El sistema, que recordemos que no es ajeno a Trump y viceversa, ha comenzado ya a adularlo, a tratar de asimilarlo, a fagocitarlo. Es la estrategia habitual. Trump es más impredecible que otros, es cierto, pero se le puede tratar, la clave es apelar a su ego, y eso harán los poderes económicos y el partido republicano (sí, los separo, qué malvados sois). Mientras dejen a Trump una salida pública más o menos airosa habrá entendimiento, de lo contrario el próximo presidente puede ponerse radical cual niño malcriado. ¿Los aranceles y la obligación de fabricar en EE.UU. de nuevo? Los acuerdos internacionales no son tan fáciles de romper, aunque si alguien puede hacerlo es él, pues parece poseer lo único que en realidad hace falta: voluntad. Veremos apretones de manos al respecto muy pronto, entradas en razón, reinstauraciones de cordura por doquier y mucho volcarse con la comunidad que habíamos olvidado, ¡anda, pero si está ahí! Qué cosas. Pero tendrá truco, nada que dañe demasiado seria ni permanentemente los beneficios multimillonarios del gran capital, si no, tendremos un conflicto muy interesante y potencialmente muy destructor. ¿Será Trump la oportunidad para acabar de una vez con el neoliberalismo como lo conocemos y sustituirlo por un sistema de producción más moderno y humano? Posee algunos elementos necesarios para ello, como la crisis y el control político (los republicanos controlan Congreso y Senado), pero carece de los apoyos necesarios, a priori, entre la población y ese poder político (los propios republicanos), además de la oposición, a priori, de buena parte del mundo económico, tal y como era de esperar. Por lo tanto, para hacer eso debería incrementar el apoyo popular convirtiéndose en una especie de “dictador” carismático que pudiese forzar el apoyo político de sus rivales de partido; forzar el apoyo popular mediante el apoyo político lo veo más complicado. No, no creo que Trump sea el líder capaz de hacer avanzar el sistema económico mundial y permitir que entre en el siglo XXI, más bien creo que puede resultar un catalizador para ello, un elemento que lo impulse; que este cambio provenga directamente de la sociedad civil por la vía de los hechos consumados o de alguna otra entidad política, aun está por ver. Por otro lado, parece que la U.E. está espabilando con el tema de la seguridad común, aunque aún tendremos que ver en qué acaba todo esto, pero la sucesión de brexit y Trump puede ser una combinación (esperemos que sí) lo suficientemente estimulante como para que Europa avance de una vez, y no solo en seguridad y defensa, sino especialmente en materia económica, donde parece que por fin se avecinan cambios, crucemos los dedos para que sea así y, además, sean los adecuados y no una reedición de la misma miope política con, por ejemplo, simples bajadas de impuestos. Como he dicho, la victoria de Trump puede ser un catalizador poderoso, es desde luego un nuevo toque de atención a nuestras conciencias, al sistema que hemos construido y dejado que nos construyesen, la cuestión está en saber cuántos toques de atención necesitamos para comenzar a avanzar de manera acorde con los tiempos, con una sociedad y un mundo innegablemente líquidos ya. Como dijo Gabilondo en uno de sus últimos comentarios al hilo de los paralelismos que se están realizando entre la situación actual y la de los años 30 (algunos de los cuales yo comparto), no es irremediable una salida catastrófica, en aquella época unos apostaron como solución por el nazismo y las diversas formas de fascismos, y otros por el New Deal, ¿a qué queremos parecernos? ¿Queremos volver a aquellas recetas fascistoides y seguir con los mismos enfoques que nos han traído hasta aquí, o queremos asumir que el mundo ha cambiado, que debemos dejarlo avanzar y atrevernos a implementar algo nuevo y acorde con los tiempos actuales? Un último apunte: se dice que uno de los problemas actuales es que la izquierda no ha sabido poner encima de la mesa un plan alternativo, discrepo. Cualquiera que esté mínimamente al tanto de los debates que se dan en la red, de las nuevas opciones políticas, sabe que no es así, que hay planes alternativos, muchos, quizá demasiados, es cierto, pero que todos ellos tienen los suficientes puntos en común como para ser considerados ya hoy una alternativa todo lo sólida que puede ser teniendo en cuenta que el mundo es cambiante, que ya no será nunca más el mundo estable (que por otro lado nunca fue realmente) de antes, que por tanto tampoco las soluciones y enfoques pueden serlo y que por suerte o por desgracia no nos queda más remedio que dar un cierto margen al método de prueba y error hasta afinar las respuestas (soy consciente de lo que esto supone tratándose de lo que se trata, ¿pero acaso la opción actual es mejor, acaso no produce tanto o más sufrimiento? ¿Y acaso las políticas del New Deal o cualesquiera otras que se hayan implantado jamás no han pasado por lo mismo?). Lo imprescindible es desterrar el miedo y actuar con conciencia social. El problema no es que no haya alternativa, el problema es tratar de buscarla en un pozo seco. P.S.: uno más de propina. [1] El que quiera saber verdaderamente de qué hablo, puede leer La confrontación política de José María Maravall, aunque aviso, es un libro bastante técnico. El hogar de los valientes ha hablado y ha hecho honor a su himno, eso no se puede negar. Ahora vendrán los análisis y el derroche de verborrea, y la inmensa mayoría de todo ello será inútil y hasta absurdo, se centrará en detalles nimios, en elementos sueltos y aspectos parciales sin llegar a entender la verdadera esencia de lo que ha ocurrido, porque el sistema, el establishment, o la casta, por usar solo tres acepciones, no entiende el mundo actual, y temo que así seguirá. Espero tener tiempo para hacer mi propio análisis y hacerlo reposadamente, pero entretanto os dejo uno con cuya tesis coincido plenamente.
Los votantes de Trump Un saludo a todos. Llevo buscando desde el 12-O una imagen que contemplé en televisión y que me inspiró, una de esas imágenes que tienen un poder evocador superior al de cualquier colección de palabras, por larga y bien estructurada que esté, una de esas imágenes que lo dicen todo en silencio, que se lo susurran directamente a nuestro entendimiento profundo sin pasar por el tamiz de la conciencia y su molesta colección de prejuicios, ideas y pensamientos asentados, una de esas imágenes que nos hacen saber sin avisarnos, sin saber que sabemos. Pero he fracasado. Lo siento, no la encontré, lo más parecido es la que incluyo, espero que sea suficiente para que os imaginéis de qué estoy hablando. Y el caso es que me extraña, pues era una imagen con todo el potencial para ser icónica de la actual situación política española, pero claro, fueron apenas unos segundos del desfile, un momento efímero, solo una casualidad en la que esos tres personajes que a la fuerza debían saberse observados quizá se relajaron. Puede que sea mejor así, corro el riesgo de que nadie me crea, pero también puedo atesorar ese segundo único y sentirme privilegiado por él. Bueno, creo que estoy exagerando, debe de ser la lluvia. Partamos de la imagen de inicio, es la misma a la que yo me refiero, pero en un momento diferente, al fin y al cabo la vida y la política son solo un momento diferente. En mi instante, en mi colección de portavoces, todos en pie, los dos de la derecha conversan, ríen, charlan íntimamente como dos viejos amigos, girados el cuerpo cada uno hacia el otro, el resto del mundo no importa. Se diría que es una de esas parejas cuya relación está a prueba de bombas, de esos amigos que han pasado tanto juntos que se conocen profundamente, a los que les basta un gesto, una intención, para entenderse. Un poco más a su izquierda (lo que son las cosas) el otro personaje masculino los ignora, y lo hace con fuerza, con decisión y ceño fruncido, como debe de ser, dejando claro su orgullo y su indiferencia, pero buscando también a tientas los botones de su americana y revelando así su profunda inseguridad, mientras que con la otra mano aferra el paraguas que lo protege. A su lado, su mujer. El único personaje femenino, algo que sobra, que chirría, que los otros dos no tienen junto a ellos, quizá porque no les ha hecho falta llevarlas, porque ya se tienen el uno al otro; quizá porque está de más, porque ese es el sitio de los portavoces y las mujeres más o menos florero no pintan nada, pero claro, Rivera no tenía a nadie más, tuvo que ser su mujer, porque es suya, porque tiene una relación con él diferente y ajena a lo que ahí se representa, porque es de fuera, en suma, porque le hacía falta. Quizá por eso se esfuerza en mantener alto el paraguas, en protegerse junto a ella, o protegerse ambos, juntos, de la lluvia, de la que está cayendo y, sobretodo, del poco caso que le hacen los otros dos. Qué bonito es el amor y qué malo el despecho. A su lado, sin embargo, no hace falta amor, la lluvia es bastante, es incluso más fuerte (no olvidemos que es la tribuna de los que llevan la voz) por eso ambos se cobijan bajo un paraguas que sostiene quien sostiene a susurrarse quién sabe qué, y es normal, Roma no paga traidores, pero por lo menos les cobija, no se vayan a resfriar con el chaparrón. Vale, puede que me haya excedido con lo de epíteto, al fin y al cabo la política es adaptarse. ¿Echan ustedes a alguien de menos? En ocasiones las ausencias son tan importantes o más que las presencias, y mandan mensajes más potentes. Quizá si el coletas hubiese ido, Rivera habría tenido alguien con quien hablar, aunque solo fuese por aquello de las formas, aunque fuese tragándose la bilis, pero no estaba, no forma parte de la imagen, no quiso. La interpretación es libre. P.S.: Por cierto, según las últimas informaciones, en al menos una ocasión Pablo Iglesias estuvo en Nueva York, sin embargo las autoridades norteamericanas se niegan a investigar su conexión con el 11-S, este es el poder de las hordas rojas chavista-comunistas, peleemos por que se sepa toda la verdad. Quien no conoce la historia está condenado a repetirla. Bonita frase, ¿verdad? Tan bonita que decora con profusión el frontispicio de cualquier discurso bien barnizado, que hay que salir bien en la tele, carajo. Tan bonita que, al igual que tantos y tantos motivos que del arte y las luchas pasaron a la reproducción en masa a través de los industriales procedimientos desnaturalizadores del capitalismo, desde esos dos angelitos regordetes a la cara del Che, ya no significa nada. Y así da lo mismo conocerla que no conocerla, especialmente si tenemos en cuenta que a la libertad le salen Goebbels como hongos, que paren creacionismos, revisionismos o, en última instancia, tratan incluso de matar la historia porque, al fin y al cabo, eso sucedió hace muchos años y no es bueno andar mirando hacia atrás. Y lo dirán así, porque son expertos en analogías, que van directas al cerebro simple, al reptiliano, del que también les nacen, en un ciclo perfecto, aunque no tengan nada que ver con aquello a lo que se las aplica. Sí, por esa regla de tres, que diría el castizo, esta gente conduciría sin espejos, pero no nos engañemos, que los tienen, y caros, de los electrocromáticos, que son, ante todo, selectivos, de esos que hacen que unos objetos parezcan más cercanos (que otros). ¿Que a qué viene esto? Pues al maldito Évole, que me trae un documental sobre el Astral para empezar la nueva temporada de Salvados, la madre que lo parió. Y todo para decirnos, subrepticiamente, que estamos condenados. Porque ya no tenemos escapatoria, porque ya no podemos alegar ignorancia aunque lo hagamos, porque ya pasamos por esto. Porque los civiles alemanes podían decir que no sabían, que todo eran rumores, que cómo iban ellos a sospechar, pobrecitos… Pero nosotros, no. No podemos. Porque ya lo hicieron ellos, porque tenemos televisiones, y mass media que en los treinta y cuarenta del siglo pasado (que se dice pronto: el siglo ¿pasado?), y voluntarios con conciencia que nos sonrojan —jodidos perroflautas de siempre, con lo bien que se vive en el capitalismo, cada uno a lo suyo—, y Évoles. Y algún día las mismas preguntas que se hicieron en el ’45 se nos harán a nosotros, y los orgullosos europeos (porque lo somos, y mucho) tendremos que agachar la cabeza y mirarnos los zapatos, los mismos de los que esa gente carece. Y es que ya sabemos a qué conduce todo esto, ya lo hemos vivido, lo hemos leído, pero claro, era en blanco y negro (sí, también en color, ¡pero eso sucedió en lo ’90!). Y no hacemos nada ni hacemos que los gobiernos traidores lo hagan. Una reflexión me alumbra de repente: un millonario presta un velero cochambroso que la ONG ha de restaurar y es un héroe (tal es el listón actual de la heroicidad); y los grandes millonarios del mundo, bueno de Europa, está bien de España, esos que tanto se preocupan por la salud macroeconómica y se gastan fortunas en indicar a los gobiernos que es lo mejor, esos que viven en Forbes, esos (sí esos) que dan 20 millones a obras benéficas y reciben los parabienes de facebook, o sea, de la sociedad (grandes prohombres digo, no miro a nadie), no son capaces de mirar bajo el sofá y poner 100, 200, 500 millones de euros al servicio de la vida y la humanidad. Sigo preguntándome para qué quieren tanto dinero, qué criterios morales, si es que queda alguno, encierra esa gente, famosa o no; murió el altruismo y pasaron de largo hasta de la caridad, deben pensar que si los países pobres siguen vomitándonos toda esa mano de obra sus talleres se quedarán despoblados y eso provocaría una hecatombe económica, ¡ah!, que lo hacen por nuestro bien. Grandes prohombres. Enormes. Si hubiesen visto el documental, además de acostarse con el corazón encogido, habrían visto lo bien que hablaban esos fardos recogidos en el mar sobre Europa: “ahora tendré trabajo”, “ahora tendré una familia”, “ya estoy en Europa”. Grandes prohombres. Enormes. Todos lo somos. Pues claro que sí, yo también caigo en la caricaturización, ¿por qué no? ¿Acaso no soy humano? Bien, admitamos la absurda y ridícula reducción de la “podemización del PSOE”. Si así lo hacemos, debemos convenir necesariamente que la gestora pretende corregir el supuesto rumbo impuesto por Sánchez mediante una política de ciudadanización. Lógicamente, dicha deriva requiere el concurso del PP, al menos tanto como la podemización requeriría el de PODEMOS. ¿Pero no sería el de CIUDADANOS? No, creo que esto ya lo había explicado, no pienso volver sobre ello.
Y ahora el desarrollo: el AMO ya ha soplado el silbato, ese que solo algunos privilegiados pueden escuchar, y el primero de ellos ha sido el jefe de la manada, que ha ordenado enfundar los colmillos y sonreír. Parece que Mariano se ha dado cuenta, merced a una nota sostenida que los mortales ignoramos, de que un PSOE devastado no interesa, al fin y al cabo siempre habrá descontentos y desfavorecidos (de ello va todo esto en realidad) y es mucho más útil canalizarlos que ignorarlos, requiere algunos pequeños sacrificios, es cierto, pero los beneficios son… inconmensurables. Así que empieza el juego cuyo objetivo es recuperar el statu quo anterior a todo este caos: el PSOE facilita un gobierno del PP, como debe de ser, y a cambio el PP se presta a la pugna, al juego de mutua oposición, y facilita la tensión necesaria que todos los espectadores anhelan, incluida alguna que otra retirada, alguna derrota pírrica que les suba un poco la moral a los chicos del PSOE, que falta les hace —joder, Mariano, es que somos la hostia, ¡santo varón!—. Además, la representación no puede salir mal, si llega el caso se amenaza con adelantar las elecciones y todos contentos, digo convencidos, digo resignados, que es lo que cuenta. Y juntos, además, se encargan de ningunear a PODEMOS, que es de lo que se trata. ¿CIUDADANOS? Bueno, al muchacho se le puede tolerar, que haga lo que quiera, incluso puede venir bien, habrá que darle un papelito en la obra, ahora que lo pienso, ¿no os parece? Siempre y cuando no se le suba mucho a la cabeza, claro. Y ya está, ya somos europeos, ya tenemos un sistema político como Dios manda. ¿Corto? Sí, lo reconozco, pero para qué más, las cosas sencillas no requieren de grandes explicaciones, y que conste que ahora no me estoy refiriendo a las pensiones, al empleo, a la desigualdad o la pobreza, ni siquiera a la educación o la sanidad, ni mucho menos al racismo o la inseguridad, tampoco a la felicidad, a los sueños o aspiraciones y ni que decir tiene que no se me ha pasado por la cabeza la Democracia. No, no me refiero a nada de esto. Mira que son estos políticos, han ido a montar el cuarto o quinto lío del siglo (a la manera de aquellos partidos bianuales del siglo Madrid-Barça) justo cuando menos caso puedo hacerles, pero ¿cómo resistirse a comentar algo? El caso es que con la velocidad de los acontecimientos y las apreturas temporales, la realidad me supera constantemente, y así es imposible ser original, porque en cuanto a uno se le ocurre algo, va otro y te lo pisa, y lo peor es que cinco minutos después todo eso ya es viejo. En fin, me rendiré a la evidencia y no diré nada especialmente nuevo, qué le voy a hacer.
Como siempre, vayamos por partes. Me sorprendieron algunos comentarios periodísticos el día del golpe contra Sánchez[1] que afirmaban que era falso que lo que se dirimía en Ferraz fuese el apoyo o no a Rajoy. Puede que fuese simplificar el asunto, pues es verdad que eso no era lo único que se discutía, pero ¿falso? Ni mucho menos. En realidad era lo más importante que había que dilucidar, al fin y al cabo, para qué sirven los partidos políticos si no y por qué interesaba el asunto a todo el país. Dejémoslo claro una vez más: es cierto que en todo este asunto no hay inocentes (y Pedro Sánchez, menos), pero cuando de tres alternativas posibles se cierran dos tajantemente, solo queda una, se quiera decir o no, se quieran asumir los costes o no, se quiera ser honesto y valiente o mentiroso y pusilánime, allá cada cual. Otra cosa que me llamó la atención fue una entrevista a Carmona en la que, preguntándole sobre su partido, sin venir a cuento y sin que nadie lo mencionase ni insinuase, se puso de repente a hablar, o mejor dicho arremeter, contra PODEMOS en una larga perorata fuera de lugar. Luego han venido las acusaciones de podemizar el PSOE. Todo esto muestra una vez más qué es lo que ocupa realmente la cabeza del aparato del PSOE. Hablan de autocrítica, porque queda muy bien, pero en todos estos años no han hecho nada que se le parezca y únicamente esperan que escampe para continuar como siempre, siguen considerando que la culpa de su situación la tiene el partido de Iglesias, sin darse cuenta de que esta formación no es causa, sino consecuencia, que jamás habrían podido surgir y “robarles” sus votos (sí, ellos nos los robaron, sucios, sucios hobbits) si antes los socialistas no hubiesen desocupado ese espacio político[2]. En fin, allá ellos, pero no se dan cuenta de que es esa negación de la realidad, y no PODEMOS o cualquier otro partido que pueda llegar, la situación económica, los escándalos o cualquier otra cosa, lo que va a terminar con ellos. Mientras tanto, siguen sin atreverse a decir lo que piensan —tanto jaleo para seguir igual que antes—, sin que nadie tenga los santos eggs de ponerle el cascabel al gato. La verdad es que es un espectáculo de cobardía política bastante lamentable en el que todos están pendientes de salvar únicamente su culo (sí, he dicho culo, viene en el diccionario). Y por si fuera poco, Mariano no desaprovecha la ocasión y pone condiciones. Lógico, le están fortaleciendo la posición cada vez más, aunque, de rebote, eso puede venir bien al PSOE (y digo a todo el PSOE, al fin y al cabo, ya no hay contradicciones internas, ¿no? solo un partido unido). Me explicaré: las nuevas condiciones hacen más factible ir a terceras elecciones por cuanto hacen más intragable la abstención para los socialistas, es decir, eliminan una de las posibilidades de elección dejando solo una y permitiendo que los socialistas vayan a elecciones siendo inocentes de semejante catástrofe (me refiero lógicamente a que les facilita el presentarse, el elaborar su discurso, como tales, no a que verdaderamente lo sean). Sabemos por qué las elecciones son buenas para el PP, pero ¿por qué habrían de ser buenas para el PSOE? Bien, no es que fuesen buenas, simplemente creo que son su opción menos mala. ¿Más explicaciones? Por supuesto: Por un lado Sánchez logró que calara el mensaje de que la discusión era Rajoy sí, Rajoy no, tanto a nivel social como en la militancia; ya hemos dicho que, siendo lo principal (al menos en cuanto a lo que a la nación se refiere y, por ello y de una manera algo metafísica, también para el partido), no era lo único que se discutía; por otro, hemos visto que la importancia capital de esta cuestión y sus repercusiones tiene atenazados a los socialistas (a los que desean un gobierno de Rajoy, claro). En este escenario, ¿cuál es la peor opción para las aspiraciones de los barones[3]? Pues claramente la abstención, lo que daría de forma automática la razón a Pedro Sánchez, colocándolo en la posición de mártir —inmejorable para unas próximas primarias— y hundiéndolos a ellos ante los votantes (más aun si tienen que garantizar la estabilidad del partido de Rajoy, el acabose, vamos), llevándose seguramente por delante al partido. Es cierto que esto no ocurriría de golpe, puesto que hasta las próximas elecciones aun faltaría tiempo, pero si tenemos en cuenta la caída constante de los socialistas desde hace años y la existencia de competencia relativamente fuerte en la izquierda, junto al taponamiento por el centro, no veo esperanza para el PSOE. Sé que su plan es tener tiempo para recomponerse, pero no creo que tengan suficiente al menos desde ahora hasta la conversión del sol en supernova (salvo recuperación rauda, increíble, magnífica y milagrosa de la economía). Por el contrario, ir a elecciones les permitiría mantener unas mínimas trincheras. No digo que no sufriesen desgaste, pues sería terrible, pero tendrían algún lugar donde cubrirse y desde el que hacer fuego, más aun si pueden argumentar que la culpa es del poco sentido de estado de Rajoy, que aprovechó para apretarles las clavijas (hombre, Mariano, ¡esto no se hace con un amigo!). El problema es el obvio que ya se comenta: ¿y quién aguanta las hostias? Pues seguro que ninguno de los de primera línea, salvo locura cruzada, que para todo hay gente, pero desde luego nadie de los que se esconden tras unas cortinas ya inexistentes [4]. Se habla de alguna figura histórica que no tuviese nada que perder, porque seguramente prestigio ya no le quede, o algún independiente que asumiese voluntaria, ingenua y tontamente el papel de tonto del partido. No sé, llegado el caso quizá lo sorteasen a la manera de Amanece que no es poco. Por cierto, sobre lo de las primarias, ni de broma, congreso (lo que viene a significar dedazo) por razones de extraordinaria urgencia y necesidad, ni de broma se meten ahora en unas primarias, digan lo que digan los estatutos, los reglamentos o la Virgen María. Claro que todo esto no es más que una opinión, a saber con lo que nos salen, lo único cierto es que el tiempo se acaba y el paro sube, pero a quién le importa el paro, la sanidad, la educación, las pensiones, la pobreza, la desigualdad… teniendo culebrones. Está bien, no puedo dejarlo aquí, si me muerdo la lengua, me enveneno. Un último comentario a resultas de la famosa sentencia europea sobre los interinos. Habitualmente se nos bombardea con eso de la dualidad del mercado de trabajo, pretendiendo que en España dicho “mercado” está dividido entre temporales indefensos y fijos sobreprotegidos. Bien, ni unos están tan indefensos ni mucho menos los indefinidos están no ya sobreprotegidos, sino simplemente protegidos. Establezcamos el primer axioma: el despido en España es libre para cualquier trabajador, solo es cuestión de dinero, y esa es la ilusión de los neo: lograr que sea lo más barato posible, si no gratis. Pero es que tampoco es verdad que exista dualidad en el “mercado” de trabajo, lo que hay es fraude de ley y pistolerismo empresarial. Los contratos temporales son un instrumento útil y válido en cualquier economía, siempre que se utilicen para lo que están pensados. El problema viene cuando se utilizan para evitar dar estabilidad y derechos a los trabajadores, aprovechando las ventajas económicas que los gobiernos dan para estas contrataciones a sabiendas de para qué los utilizan los empresarios, el problema viene cuando no se persiguen estas prácticas, cuando no se convierten esos contratos temporales encadenados, o los que se utilizan para las labores propias del objeto económico de la empresa, por ejemplo, en indefinidos tal y como manda la ley, y cuando echar a los temporales sale más barato que un CD en el top manta, en suma, cuando se le da a empresarios que han crecido y mamado la cultura neo de “lo único que cuenta es mi beneficio, cuanto más mejor y el mañana no existe” incentivos perversos para el uso de estos contratos, y todo ello se disfraza de buena gestión y de que se hace por el bien de la economía, eso sí, sin especificar la de quién. Hablemos claro: el problema de España, de su economía, son sus patrones, que no empresarios (y no digo amos porque aquí no se cultiva algodón), que no saben absolutamente nada de economía ni de nada que no sea un enriquecimiento lo más rápido posible y a cualquier precio, sin mirar al futuro, ni siquiera a su legado. Sí, ya os oigo, no todos los empresarios son iguales, claro que no, pero tampoco todos los trabajadores y sin embargo tenemos que soportar que se nos tache constantemente de vagos por cobrar el paro o cualquier ayuda y que se criminalicen estas y las personas que las necesitan. Mejor dejarlo por hoy. [1] ¿Cómo llamarlo si no? Se puede estar de acuerdo o no, pero no se puede discutir que fue un golpe bastante lamentable impulsado por el temor a que llegase a un acuerdo con los comunistas desarrapados esos y los rompepatrias, ante todo había que defender ese orden establecido que tanto ha hecho y hace por “nosotros”. [2] Tanto en la izquierda y en la atención a los menos favorecidos como, y también muy grave, en la vertebración territorial del país, pues el PSOE ha pasado de ser la única fuerza con implantación nacional y a la vez verdaderamente regional, capaz de combinar ambos lados de la fractura territorial y por tanto de tender puentes y establecer diálogos, a adherirse con firmeza de converso al discurso del una, grande y libre de la derecha no solo política, convirtiéndose así en parte del problema territorial. [3] A pesar del subrayado, lo explicaré: tomo como incentivo principal las aspiraciones políticas personales de los miembros del aparato, descarto que sus incentivos tengan real y profundamente que ver con el bien del país o incluso del partido, al menos más que como simple medio para lograr esas aspiraciones de las que hablo. Los motivos creo que ya los he expuesto suficientemente en otros comentarios. [4] ¿No sería para partirse ver a Susana Díaz ir en las listas “como diputada de base”, en un buen puesto, claro, por “ayudar al partido y a España”? Lógicamente con la idea de tener un escaño asegurado desde el que lanzarse sobre el partido cuando la situación lo aconsejase. Asesinato en la ejecutiva federal.
La verdad es que tengo una puntería…, si antes escribo un comentario sobre el PSOE, antes me dimiten 17 en la ejecutiva. En fin, para no extenderme y para no repetir lo que ya dicen otros mejor, os dejo el comentario de Escolar. Solo algunas ideas sueltas que añadir:
[1] Mis dudas sobre la viabilidad de este tipo de gobierno creo que ya las expresé en otro comentario. [2] Siempre cabe la posibilidad de un vuelco electoral en Alemania o un chute de realidad, o una revuelta de países o vaya usted a saber qué, que haga, en cualquier caso, cambiar las prioridades de la política económica europea olvidándose del sinsentido actual, será maravilloso contemplar entonces como nuestro obediente gobierno gira 180 º y pasa a defender justo lo contrario que hasta ahora y a apuntarse lo éxitos de otros como logros propios (vamos, como ahora). P.S.: Aclaro algo con respecto a este comentario colgado ayer, cuando en el primer apartado hablo de los errores que los críticos achacan a Sánchez, no me refiero a sus maniobras dentro del partido, sino a los errores de tipo electoral, aquellos que el Secretario General hubiese cometido en su gestión "hacia fuera" del partido, que habrían provocado las sucesivas debacles electorales y que por tanto justificarían la "asunción de responsabilidades" que ya desde mucho antes de este lío le exigían. A mí únicamente se me ocurre el asunto de la candidatura gallega, pero eso fue al final, y está a medio camino entre una maniobra interna y una gestión "hacia fuera", en cualquier caso ¿es que alguno de esos críticos tan lenguaraces habría hecho algo diferente, no digo ya mejor? ¿Habrían podido en el caso de estar en la piel de Sánchez? Recordemos además que las caídas de votos lo han sido en todos los territorios y que ni siquiera la magnífica Susana Díaz tiene mucho de qué presumir en su cortijo. Sin sutilezas: el mono es Pedro Sánchez. ¿Y por qué? Por atreverse por fin a abrir las ventanas, debe de ser que se ha despertado de una vez, o se le han hinchado los… que viene a ser lo mismo, porque a ver quién duerme con un caso de inflamación aguda testicular, es que es imposible juntar las piernas, oiga, y encima ya sabe usted dónde van a parar todos los golpes. Que sí, que los calendarios son sospechosos, pero es lo que tiene dejar las cosas para el final, además, el que esté libre de pecado que tire la primera piedra, al fin y al cabo, ¿de quién fue la idea del triple no? Fueron los que ahora le atacan los que se la impusieron allá por diciembre, supongo que creyéndose astutos y suponiendo que, sin salida, Pedro se entregaría a la abstención, que era lo que buscaban. Plan genial: se cargaban a Sánchez, recuperaban el control del partido y todo seguía como hasta entonces, que era lo que querían, procurando dejar a PODEMOS en la insignificancia. Pero resulta que Pedrito les ha salido correoso, tiene un buen maestro, ¿recuerdan ustedes todo lo que se decía de Rajoy en 2008? Pues eso.
La cuestión es que quizá por fin entre algo de aire fresco en las rancias estancias socialistas, y quizá por fin los que hablan de reflexión cuando quieren decir abstención, se encuentren realmente con la reflexión; creo que nada les asusta más, porque a lo Dorian Grey tendrán que mirar su retrato y contemplar cómo ha envejecido estos últimos años. Ya se lo digo yo: mal, muy mal. Pero no se alarmen, no es cosa española, y como el mal de muchos es consuelo de tontos, pues miren afuera, observen a los demás partidos socialistas de Europa, ¿pueden verlos? Sí, es verdad, a mí también me cuesta. Por algo será. Europa, y Occidente en general, está girando a la derecha, eso es evidente, y por tanto se encamina hacia el desastre, eso también lo es. Los grandes logros de nuestra civilización se han logrado siempre siendo progresistas, avanzando, cambiando y sobreponiéndose, no siendo conservadores. Venga, olviden lo anterior, son tonterías, simples tonterías. Probemos a poner nombre al asunto, así a bote pronto (en serio, que alguien me explique qué significa esta expresión, es que no la entiendo) se me ocurren tres: Giddens, Blair y Schröder. Pero tampoco seamos muy duros, ellos solo le pusieron sello oficial a algo que ya venía moviéndose desde antes, esa caída en el miedo, esa entrega al neoliberalismo. Sí, ellos lo oficializaron y permitieron que todos los que disimulaban se sintiesen orgullosos y “academizados”, que no hay nada que mole más, me los imagino diciendo ante cualquier crítica doctrinal: ¿a que te doy con mi tercera vía? Yo sigo en mis trece: las reformas del alemán, a las que tanto se remiten, ese gran ejemplo de sacrificio, previsión y gran inteligencia van a acabar por hundir a Alemania, ya verán, lo malo es que todos estamos atados a ella; pero no nos desviemos del tema, si es que teníamos alguno entre manos. La situación en Europa es caótica, los socialistas se hunden y la izquierda está increíblemente fragmentada, únicamente la derecha parece firme, pero le están surgiendo sarpullidos extremos; el caso es que, al igual que los niños que son demasiado tiernos, que no están aun formados y que no pueden explicarse, la sociedad está enfadada, pero no sabe por qué ni cómo expresarlo, así que buscan la seguridad que han creído perder mirando a los que la prometen, sin darse cuenta de que ese es, precisamente, el origen del problema. ¿Será Pedro Sánchez el líder que pueda poner orden en la socialdemocracia europea enseñándola el camino? ¿Haciéndole recuperar la esencia de lo que es y rescatándola de las garras del neoliberalismo? ¿O únicamente pretende mantenerse en el cargo por mero interés personal? Sea como fuere, si no es él porque fracase o no sea ese su objetivo, la socialdemocracia tradicional española acabará como la griega o la italiana y, si no, al tiempo, y tendrán que ser otros los que planten cara. De momento Sánchez ha abierto las ventanas, ya veremos si se las cierran. Tranquilos que este no es otro comentario político, es mucho peor. Es curioso cómo el blog ha ido degenerando hacia el tema político casi exclusivamente, supongo que mi naturaleza me traiciona, pero tranquilos que no me he olvidado de los motivos originales: por fin puedo anunciar que Los dos entierros de Feliciano, está terminada. Ufff, ya lo he dicho. Pues sí, la novela está acabada, aunque por supuesto eso no le exime de sufrir algún retoque más en lo que aun queda de camino, porque todavía queda camino, pero ya sería algo mínimo, más corrección de errores que otra cosa.
Y es que ahora comienza la segunda parte, la peor de todas, pero por la que hay que pasar: el envío a editoriales y algún concurso si acaso. ¿Y no me podría dedicar simplemente a escribir? Vamos, digo yo. Pues no, por mucho que me fastidie, debo hacerlo, creo que hay que darle la oportunidad, ni falsas modestias ni miedos, prefiero la sinceridad, escribir para uno no es escribir, para eso están los diarios, no las novelas, además, siempre se puede aprender algo. Así que allá voy, bueno, allá iré, que ahora estoy cansado. Comenzaré con el periplo de envíos, redacción de cartas y correos (no, en serio, hago uno tipo y lo modifico lo justo), y pasado el tiempo establecido sin respuesta, o con al menos algunas amables, podré seguir con la siguiente fase, que supondrá ya la publicación en amazon. Lo malo de todo esto es que me detraerá más tiempo, y ahí viene la segunda razón del comentario de hoy: sé que el blog necesita retoques, sé que como primer intento no estaba mal, pero que es necesario mejorarlo y corregir cierta falta que cada vez que la veo..., pero el caso es que no tengo tiempo para eso, lo siento, y lo peor es que voy a tener todavía menos, lo que he dicho que debo hacer con la novela tendré que hacerlo en los momentos que me queden de solaz y esparcimiento, así que me disculpo de antemano con todos vosotros, pues voy a tener que escribir menos frecuentemente en el blog. Sí, así es, todavía menos a menudo, pero durante un tiempo tengo que dedicarme a cosas más mundanas. Trataré de seguir publicando comentarios, y os mantendré informados sobre la evolución de la novela, anunciándoos cuándo sea la publicación en amazon; espero también poder colgaros el primer capítulo al menos, ya he intentado colgar otras cosas y no he sido capaz, es lo que tienen estas páginas gratuitas, ya veremos. Ya vuelve a sonar el despertador y se levantan vientos donde antes solo había silencio, se acabó el soñar, toca arroparse de nuevo en estas noches que serán, y todos lo sabemos, cada vez más largas; por lo pronto acaba de despertarme una pesadilla sobre el tipo de cambio de los corticoles de las narices y no puedo sacarme de la cabeza la duda de si eso existe aun o no. Calma. Es solo que ya va sonando la hora de volver. Veremos cómo están las pilas, de momento hay ganas, pero quién sabe cuánto aguantará la energía. Bueno, vamos al lío, que he estado mucho tiempo desconectado —demasiado reposo escaso— y ya va siendo hora de que desbarre un poco, afortunados aquellos que han aguantado hasta ahora para comenzar su recarga: te lo dedico, Pedro (no, Sánchez, no). Recapitulemos. En el último episodio las cosas estaban poco claras, el escenario era incierto e impredecible, ¿no? No, la verdad es que no. En esta nueva entrega veremos como todo está discurriendo por los cauces esperados más allá del ruido y las públicas poses. PP Empecemos por el principio. Rajoy está enorme, ¿no está incluso más gordo? Y eso a pesar de todo lo que ha andado, deprisa eso sí, este verano (¿o acaso eran memes? En fin, la movilidad de Rajoy vista por las redes sociales, siempre nos quedará el humor, lo malo es que al final solo nos quede eso). Tiene todos los triunfos en la mano. Y lo sabe. Para qué apresurarse, entonces, ¿verdad? Pues a pesar de lo dicho y lo que podría parecer, lo cierto es que se le nota más tenso, agobiado, imagino que no puede entender al obtuso Pedro Sánchez, al fin y al cabo para él todo es meridianamente claro. Llegamos así al tema de los responsables e irresponsables, pero tranquilos, no voy a extenderme sobre lo que Rajoy opina al respecto, prefiero limitar mi cantidad de obviedades. CIUDADANOS ¡El siguiente! Veamos, Rivera, hijo, ¿qué te duele? ¿La lengua? Normal, eso es de usarla tanto, te recetaría coherencia, pero ya no la cubre la Seguridad Social. En su lugar, ¿qué tal si al menos le pones seis condiciones completamente irrenunciables al PP? Seis condiciones tan irrenunciables como inútiles. Seis condiciones de esas que necesitan al menos al PSOE porque precisan cambios en la constitución o de las que no le supongan ningún esfuerzo al PP porque de todas formas se las tendría que haber tragado en la próxima legislatura. Ejemplo: ¿comisión de investigación sobre el caso Bárc..., perdón, sobre la financiación irregular del PP? Mira que eres duro Rivera, pero en fin, no es nada que no se hubiese aprobado en el Congreso con los votos a favor del PSOE, Unidos Podemos y ¿Ciudadanos?, incluso a pesar del PP. Casi lo mismo para la reforma electoral, aunque en este caso el que va entre interrogantes es el PSOE. Y por cierto, ¿no habíamos quedado en que este gobierno no había indultado a ningún corrupto? ¿Para qué pedir el fin de los indultos a corruptos? Bueno, da igual, tú sigue así, duro, correoso, estadista como hay pocos y, si llega el caso, acuérdate de tu amigo (qué digo amigo, ¡hermano!) Diego, y ten en cuenta, si se presenta la ocasión, que en la frontera de los 30 (escaños), quema menos la hemeroteca, pero aun calienta[1], así que tendrás que tirar de mucha responsabilidad y mucha ESPAÑA, que no se te olvide llenarte la boca de ESPAÑA —yo, en tu lugar, iría buscando una tela rojigualda que sea suavecita, para que no te roce en los muslos, no se te vayan a irritar, y que no haga falta lavar a mano, que nunca se sabe las manchas que los desalmados que a tu pesar pueblan la piel de toro te pueden echar encima, y tampoco te olvides de buscar un buen sastre, si es posible profesor de la London School of Economics, que los títulos, cuanto más rimbombantes y más líneas ocupen en el papel, mucho mejor—. Venga, pongámonos serios que cuando soy irónico parece ser que no se me entiende bien, cómo somos los incomprendidos. El caso es que Rivera cumple con su obligación de facilitar el gobierno de Rajoy y trata a la vez de salvar la cara (y el partido) haciéndose notar con unas condiciones aparentes que para el PP no suponen cesión alguna pues, o serán irrealizables por culpa del PSOE, o ya contaba con que tendría que afrontarlas por pura aritmética electoral y, en cualquier caso, son tan genéricas que siempre se pueden reformular en el detalle hasta que queden en nada —como de hecho así parece haber sido— y ahí, encima, tiene la ventaja de que CIUDADANOS se las ofreciera previamente para negociar, pues ha podido suavizarlas al concretarlas[2], algo que seguramente le habría resultado más difícil de haber tenido que afrontarlas en el Congreso viniendo estas de la pérfida izquierda[3]. De todas formas da igual, el acuerdo —de gobierno, no de investidura por mucho que digan— entre los dos partidos de derecha ha llegado, era evidente, al fin y al cabo Rivera no se puede permitir otra cosa pues es muy poco probable que en unas terceras elecciones consiguiese mejorar resultados, antes al contrario y, al fin y al cabo, su programa en lo esencial es sustancialmente igual al del PP, por lo tanto, una vez visto que la corrupción no es suficiente para mantenerlo vivo, debe pactar a fin de ganar tiempo. La paradoja es que aquello en lo que más empeño ponía Rivera para diferenciarse del PP, la corrupción, ha sido la primera víctima al revelarse como insuficiente tras las elecciones: de ahí la reformulación del concepto, y qué más da si en este país la corrupción es gratis, pensarán los de naranja, no hay nada que la magia del PACTO no pueda solucionar, es como las cestas de regalo, mucho celofán para las mismas porquerías de siempre, pero oye, ahí siguen, el recurso de los desesperados que no saben qué regalar. Un momento, tengo una llamada, ¿cómo? ¿Qué los programas no son tan iguales? ¿Que se me han olvidado 7 000 millones de diferencias? Bueno, sí, lo reconozco. Los aspavientos por esos 7 000 millones son la nueva trama del teatrillo que tantos ¿buenos? ratos nos proporciona a todos los españoles, pero la verdad, ¿en qué han quedado tras el acuerdo? (no, en serio, ¿en qué han quedado? No lo he leído aun, así que no lo sé, pero voy a apostar y mantener la redacción que ya tenía, salvo alguna cosa), ¿qué son 7 000 millones? ¿Cuánto han recortado ya los gobiernos de Rajoy? Una limosna, la verdad, especialmente si tenemos en cuenta que todavía queda por jugar la carta europea, el as que lo vence todo, así que adelante, pongan fichas encima de la mesa, pero eso sí, de papel, que lo aguanta todo, al fin y al cabo los titulares son gratis y los pactos ni te cuento, y ya sabemos que las cartas de la baraja son Made in Germany (y nos encanta que así sea, ¿verdad, pillines?), aunque eso sí, recordemos que en esta obra hay buenos y malos, y para que los buenos salven la cara, tienen que dar espectáculo, han de brindarnos un buen partido carajo, que ya no hay juegos (olímpicos) y tenemos ganas de más. La única duda que en realidad me queda con respecto a esos 7 000 millones que comentaba nuestro lector es si se trata de 7 000 millones de euros o de capas de maquillaje, y de si van destinados realmente al PP o a CIUDADANOS, al fin y al cabo si yo tuviese que pasarme a la necrofilia (por orden superior, por convicción personal… por lo que sea, vaya usted a saber) me gustaría que el muerto con el que voy a montármelo estuviese arregladito, lo malo sería que cuando llegara el día y el momento de levantarme, como en el giro inesperado largamente planificado de algunas películas, descubriese que el muerto era yo, pero en fin, en los cementerios hay mucho espacio, que para eso los españoles inventamos los nichos. Está bien, debo pedir perdón, se me ha escapado otra vez la ironía. ¿No lo entendéis? Pues que os Y vamos con el siguiente de la lista: PSOE. Hay Pedro, Pedro… (Sí, ahora sí que me refiero a Pedro Sánchez). No sé si he comentado alguna vez que todo lo que estamos viviendo es principalmente responsabilidad del PSOE, de su incapacidad para asumir la realidad, de su indecisión, de su falta de empuje… no sé, no estoy seguro. Lo cierto es que con el PSOE tengo que ser menos irónico —¡BIEEEEN! ¡Callaos!—, supongo que porque ya empiezo a estar cansado del asunto. Veamos si consigo ordenar mis ideas para que sean comprensibles. Primera premisa: al PSOE únicamente le interesa hacer oposición a PODEMOS. Comprendiendo esta premisa esencial entenderemos el comportamiento del partido socialista en los últimos tiempos, sin ella todo parece mucho menos lógico. El PSOE se ha desentendido de su bien de España, es decir, de aquello que legítimamente los socialistas opinan que es bueno para el país y que es para lo que, en teoría, desean el poder[4]. Ya escribí sobre la inquina que rezuma el partido socialista contra PODEMOS; se habla mucho de la arrogancia de PODEMOS, pero quien en realidad se está comportando con suma arrogancia es el PSOE, que parece considerar la izquierda y sus votos (es decir, esos votantes, esos ciudadanos) como un bien patrimonial suyo, y a Iglesias y compañía como unos ladrones que hubiesen llegado para llevarse lo que no les pertenece. Es un precioso concepto de los españoles y de la izquierda, similar al del PP con la derecha y tremendamente miserable, pero allá cada cual, no ahondaré en este punto, aunque sí en sus consecuencias, pues teniendo esto claro, conociendo cómo se gestó el asunto en Andalucía, se comprende mejor la irracionalidad de aquel pacto con CIUDADANOS[5] y la estrategia del PSOE desde entonces, tratando de reivindicarse frente al PP porque es lo que toca pero atacando siempre a PODEMOS, por eso, a pesar de haber perdido algo más de 100 000 votos en junio y profundizar su descalabro, consideraron los resultados una victoria, pues lograron desmovilizar a casi un millón de votantes de los ladrones. Por todo ello, el PSOE se está conduciendo como lo hace. En este contexto, lo más beneficioso para este partido es, como ya dije, que el PP logre la investidura por sí solo, lo que le permitiría seguir culpando a PODEMOS y asumir el liderazgo de la oposición en el clásico juego que tanto vimos antaño con IU y que tan bien le salía casi siempre al PSOE. Por eso no hará ningún movimiento hasta las elecciones vascas: Pedro Sánchez le va a dar a Rajoy todo el tiempo que necesite, y Rajoy —consciente de la oportunidad de desgastar al PSOE y machacar a la izquierda para siempre, y desesperado a la vez por la irracionalidad de Sánchez— va a tomar el regalo y apurarlo hasta el final, a ver si consigue que Sánchez firme con la sangre del PSOE el apoyo al PP y, si no, allá él, ya buscará Mariano los apoyos nacionalistas que necesita, aunque sea con mimo, silencio y cierta amnesia. Por otro lado, las elecciones gallegas —y las vascas también— poseen para Sánchez, además, otro valor, pero de eso hablaremos más adelante. El segundo escenario más beneficioso para el PSOE es también aquel que debería asumir si fuese coherente: apoyar al PP. La coherencia estriba naturalmente en las acciones de Sánchez y todo el partido desde el año pasado: pudo haber cambiado las cosas, pudo haber negociado un acuerdo que acercase España a su España, pero prefirieron negociar con una derecha menos representada que la otra opción de izquierda porque esta última no sumaba (¿que no lo entendéis? Pues esta vez yo no tengo la culpa), incluso aunque para ello tuviesen, con la inestimable colaboración de los centristas medios de comunicación, que falsear, trampear y tergiversar una oferta pública de pacto, convirtiéndola en lo que no era (Que sí, que las formas de PODEMOS fueron un desastre, ¿cuántas veces tengo que decirlo? Pero lo uno no justifica lo otro, al menos si hubiese habido verdadera buena voluntad). Así pues, ahora el PSOE debería terminar el trabajo, permitir un gobierno del PP de la forma que fuese de entre las mil propuestas, la menos perjudicial para ellos, y luego dedicarse a tratar de amargarle la vida al PP y de justificarse ante todo el mundo atacando a PODEMOS. La situación sería más difícil pero, ¿cuál es la alternativa? Pues el tercer escenario: las temidísimas elecciones ¡tchan, tchan, tchan, tchan, tcha-tchaaaaaan! ¿Demasiados tchanes? No estáis contentos con nada. Antes de todo, un inciso: ya comenté en su momento el muy notable trabajo de los medios de comunicación y los partidos a la hora de desmovilizar a los ciudadanos de cara a las segundas elecciones con todo tipo de negros presagios, pues bien, ahora parece que, sin gobierno, el mundo no solo ha continuado como si nada, sino que hemos crecido que te cagas. Parece que los rumores sobre la muerte de España eran tremendamente exagerados, de nuevo, aunque eso no debe impedir que el próximo apocalipsis sea todavía peor, ¿eh? Y si para que quede claro tenemos que poner las elecciones en navidad, pues se ponen, que ya se encargará nuestra sociedad del jolgorio de hacer el resto, ¿maniobra infame? No, señor, lo que ocurre es que al final va a resultar que Rajoy tiene un conocimiento profundísimo de la psicología de los españoles, será de tanto observar con esos ojazos epilépticos. Fin del inciso. El problema de las terceras elecciones para los socialistas es el lógico, el de su desgaste, especialmente si son incapaces de evitar que se imponga ese discurso según el cual el PSOE sería el responsable de semejante desastre. Y aquí es donde se revela el valor de las elecciones gallegas y vascas del que antes hablé: de sus resultados dependerá que Sánchez apueste o no por otras elecciones. Pero cuidado, no solo del resultado del PSOE, sino también del de PODEMOS o, más concretamente, del resultado del PSOE con respecto a PODEMOS. O viceversa. De esto, de la imposición o no (y del grado en que lo haga dentro de la izquierda) del discurso de la culpabilidad mencionado y de lo que digan las encuestas internas del partido. Como ya he dicho, el PSOE únicamente está preocupado por PODEMOS, es su único rival, pues ya han asumido que el PP seguirá gobernando, así que su partido es otro, su partido es, una vez fracasado su intento de crecer por el centro, recuperar la izquierda ahora que los de Iglesias parecen flojear. La premisa de que PODEMOS lo que en realidad quería era destruir al PSOE y no al PP se da la vuelta. Y si para garantizar la supervivencia de un partido centenario hay que olvidar los principios y condenar a España a todo aquello que tan horrible es, pues se hace y sanseacabó, ya llegarán tiempos mejores. Es lo que ocurre cuando uno se identifica con los fines, es ese castizo endiosamiento del que se acusa a muchas personas, pero que también sucede en las organizaciones, es la Ley de hierro de la oligarquía, de nuevo. Por otro lado, la posición del NO Y NO, es poco defendible, tarde o temprano Sánchez tendrá que ofrecer algo, piensan muchos, es posible, pero eso únicamente dependerá, como ya he dicho, de cómo prevean el combate con Unidos Podemos en las urnas, si sus proyecciones les inducen a pensar que pueden convertirse nuevamente en la fuerza hegemónica de la izquierda, aunque esa izquierda se vea reducida a un papel insignificante, la opción a la que empujará el aparato del partido será la de las elecciones. ¿Y qué hay del asuntillo ese de las peleas internas? Pues sería la última oportunidad de Susana Díaz. Si pretende de verdad convertirse en lideresa socialista y aspirar a La Moncloa, debe de estar en el Congreso, así que si el aparato llega al expediente de empujar hacia más elecciones, no tendrá más remedio que dar el paso y presentarse, pues si es altamente improbable que un gobierno actual del PP fuese corto, con otras elecciones ya sería irremediablemente largo salvo terremoto político, estamos pues ante el escenario de la batalla final por el control del partido ¡FIGHT! Otro inciso: hasta aquí no he hecho distinciones entre el aparato del partido y la dirección del mismo, dicho de otra forma, entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, pues he adoptado el enfoque de caja negra, según el cual la forma en que internamente se gestionan las decisiones en la organización es irrelevante además de opaca (o precisamente por eso), y lo que importa son las decisiones en sí mismas y su efecto hacia el exterior. Sin embargo, una vez que ponemos nombres propios (Díaz y Sánchez), ese enfoque se revela insuficiente: es cierto que desconocemos todos los datos, pero algunos sí tenemos, así que aventuremos: la posición del partido que defiende la dirección (Sánchez) le fue impuesta por un Comité Federal, esa es la posición que Sánchez está defendiendo con empecinamiento, sí, hasta sus últimas consecuencias, sí, ¿es la suya? Eso es más difícil de decir. El absurdo de la posición socialista le fue impuesto a su Secretario General (es cierto que en otras condiciones, pero no tan disímiles a las actuales y no en un estado de cosas en el que no se pudiese prever a dónde llevaría), y es posible que su firmeza en mantenerla sea su forma de rebelarse contra ella, de demostrarles a todos los barones lo ridículo de la misma, buscando en realidad un nuevo comité en el que dar la batalla y lograr que le dejen las manos libres para dirigir el partido y buscar su propia salida, ¿cuál? Quién sabe. ¿Es posible que haya una entente, digamos subterránea, con Iglesias y que los enfados de Sánchez vayan más en la línea de los problemas que los comentarios de los de PODEMOS le crean en su estrategia interna por revelar dicha proximidad? ¿Está entonces actuando PODEMOS de forma irresponsable, quizá porque Sánchez no le ha explicitado su estrategia? ¿Hago preguntas demasiado largas? ¿Hago demasiadas preguntas? ¿Esas preguntas no son sino afirmaciones encubiertas? ¡Qué sabe nadie! Pero cuidado, hay que contemplar otro punto de vista: quizá el ir a unas terceras elecciones no sea una postura tan alejada de los intereses de España según el PSOE, quizá sea una carta a la desesperada. Existe riesgo de una nueva mayoría absoluta incontestable de la derecha, es cierto, pero la opción de apoyar un gobierno ahora, que es más débil, y tratar de dulcificar de alguna manera sus medidas puede ser tramposa. Qué duda cabe de que el caballo de batalla ha estado, está y estará en la política económica. Supongamos que el PSOE se aviene a la segunda opción mencionada. ¿Tendrá capacidad real de convertirse en el defensor de los más desfavorecidos? La verdad es que es muy poco probable. Aun oponiéndose junto a Unidos Podemos a las medidas económicas, a las reformas neoliberales y nuevos recortes del gobierno, carecerían de fuerza suficiente para lograr nada verdaderamente sustancial más allá de algunas cuestiones cosméticas pues, a la hora de la verdad, y a pesar de la retórica, PNV y Convergencia (se llamen como se llamen), siguen siendo partidos de derechas con prácticamente el mismo ideario económico. Es cierto que en otros campos conseguiría algún triunfo gracias al apoyo puntual de CIUDADANOS (allí donde no les quedara más remedio que asentir o donde encontrasen una rendija para mantener su diferencia con respecto al PP) y/o los nacionalistas, por ejemplo algo de regeneración —matizada—, pero a la larga no podría cambiar nada esencial de la política económica, aun cuando sinceramente lo pretendiese. ¿Y qué pasa con Unidos Podemos? Pues ahí siguen, con sus cosas. Los de Iglesias (es solo por llamarlos de alguna manera, no se me ofendan) están experimentando en sus carnes todos los problemas típicos que tenía IU y de los que parecían creerse a salvo, o por encima, y, además, los propios de ser un partido en construcción. Es bastante posible que una temporada alejados de los focos para lamerse las heridas les venga bien. Las declaraciones de Errejón sobre el cambio necesario en el partido son ciertas y revelan una vez más el alto nivel del análisis que hay en esta organización y su conexión con la realidad, pero la práctica es bastante más complicada de lo que se puede poner sobre el papel. No dejaban de tener razón los que clamaban contra la amalgama de siglas, pero tampoco los otros, y ese es el gran dilema, el gran problema que este partido lleva en su ADN y del que ya hablamos, la cuadratura del círculo democrático: cómo conjugar la democracia radical con una organización que posibilite lograr objetivos reales, mensurables, avances ciertos para evitar quedarse en el mundo de la retórica. Para ello hay que perder algo por el camino, es inevitable, es el precio, la cuestión, como siempre que se plantea esta palabra, es si se está dispuesto a pagarlo, y sabemos que en la muy noble y muy alta izquierda el lustre y el prestigio muchas veces pesan más que el hambre, al final resulta que la izquierda está formada por hidalgos, ¡qué ironía! Que no, que son quijotes. ¡Ah!, entonces sí. Fracasados sus trucos, sus artificios, y perdido el factor sorpresa, deben empezar a comportarse y a sonar como los partidos tradicionales. Algo se pierde inevitablemente en ese tránsito, algo han perdido ya. Recuperar su frescura inicial es para ellos tanto como respirar, si no vuelven a cabalgar sobre la esperanza, si no se diferencian del PSOE con el que tienen que pactar, fracasarán (resulta que el centro, en realidad, era un espejo de un callejón de Madrid). Para eso necesitan volver a las trincheras con fuerza, al trabajo social en la calle, a las organizaciones y Círculos y, a la vez, dotarse de una organización fuerte y cohesionada que sea capaz de gestionar las discrepancias internas sin que aparezcan como tales (y no es que esto sea malo en sí, puede que al contrario, sino que al común de los votantes no le gusta, pues le obliga a perder el tiempo pensando e informándose) y reunir a todos en torno a unos principios y medidas claros que calen en la sociedad. Eso sí que es un reto. En fin, estoy agotado. No sé si es mi comentario más largo, pero seguro que por ahí anda, otro día hablaré de turcos, rusos y la madre de ISIS, un saludo a todos. P.S.: por cierto, que mientras tanto siguen desmantelando el sistema de pensiones para que según los cánones neoliberales y la ortodoxia económica tengamos que capitalizarlo, y cuando seamos jubilados no tengamos ni para pipas, pero tranquilos, que la liga ya está aquí. [1] ¿Nadie conoce la canción? [2] El borrador de este comentario estaba escrito desde la semana pasada, por lo que me he visto obligado a modificar los tiempos verbales para adaptarlos a los últimos acontecimiento, sin embargo no se modifica en nada el sentido de lo que ya había previsto, lo que demuestra cuan previsible era el curso de los acontecimientos. Espero de todas formas que la actualidad no me supere más. [3] Atención especial se merece la comisión sobre financiación ilegal del PP. Inicialmente este partido parece haberse apuntado un tanto al forzar a CIUDADANOS a eliminar el nombre de Bárcenas (un ejemplo claro de la gran firmeza “irrenunciable” del partido), pero creo que en realidad puede haber sido un error de cálculo. Una comisión sobre Bárcenas habría sido relativamente inocua para el PP, al fin y al cabo no parece probable que surjan nuevos datos y lo que ya sabemos, sabido está, es decir, descontado, no puede hacer mucho más daño al partido de Rajoy, los que lo votaron ya lo sabían y siguieron haciéndolo. Sin embargo, una comisión más genérica sobre la financiación irregular del partido tratará de ser conducida por la izquierda hacia una causa general sobre todo el PP. Aquí sí es más probable que se desvelen nuevos datos y, aunque no fuera así, será más dañina para el partido en el gobierno al relacionar y exponer en un mismo foro todos los casos de corrupción de los distintos territorios. Eso es al menos lo que es lógico que traten de hacer los partidos de izquierda, habrá que ver hasta dónde llega la alianza de CIUDADANOS (y su capacidad para reformular conceptos) con el PP y con los nacionalistas de derecha para que les permitan dejar fuera de la comisión los casos autonómicos o locales con cualquier excusa. [4] Volveré a explicar, por si acaso, que, por mucho que los políticos y los medios, principalmente neoliberales y solo liberales, nos pretendan hacer creer, no existe una única forma correcta de hacer las cosas, que la política, en suma, se dedica a distribuir recursos y eso conlleva decidir conscientemente quién se beneficia y a quién se perjudica, y en qué grado, y que por lo tanto siempre hay al menos dos puntos de vista contrapuestos. La ideología coloca esa línea imaginaria entre beneficiados y perjudicados en un lugar determinado de la sociedad, a la vez nos coloca a cada uno en un lado (¿adivináis cuál?) y —más importante en realidad— a una distancia determinada de la misma. Esos son los principios y por un mundo acorde con ellos se lucha. El concepto democrático introduce el elemento esencial de la duda, el asumir que quizá estemos equivocados y, de ahí, junto con el respeto, proviene el pacto, el acuerdo, que no significa tener que acordar todo con los del otro lado, sino comprender que tienen tanto derecho como nosotros a perseguir y manifestar sus principios, y que por ello debemos movernos dentro de un sistema articulado y respetuoso con unos valores comunes. De ahí mi insistencia en los posesivos cada vez que hablo del bien general. [5] Por cierto, que ahora el PSOE se ve justo en el otro lado, siente la presión que arrojó sobre PODEMOS al pretender que se adhiriese ciegamente a un pacto que no había negociado y que era contrario a sus principios, hay que ver qué vueltas da la vida, ¿verdad, Pedro? Sí, es cierto, tengo este blog bastante abandonado últimamente, hora pues de las excusas: el calor, las obligaciones, causas de fuerza mayor… Sí, eso también es verdad: parezco un político. La verdadera verdad: falta de tono, falta de musas… quién sabe, se repite la constante últimamente, ideas que vagan de un lado a otro de la mente sin terminar de madurar hasta que son obligadas a ello, hasta que son extraídas, hasta que me practico una cesárea mental y ruego para que se desarrollen más bien que mal. Parece un poco confuso, lo sé, pero para escribir hay que escribir, y con este calor… Quizá una de las cosas que me ocurre es que en este impasse veraniego empiezo a estar aburrido de la política nacional, sencillamente no me motiva como antes, o sí, y son las teclas las que no me seducen, en cualquier caso, unos apuntes, y como siempre que los desarrolle cada cual. El PSOE sigue empeñado en su labor esencial: hacer la oposición a PODEMOS, y en este sentido continua pretendiendo, como ya dijimos, arrojar a los nacionalistas en manos de Rajoy. La sorpresa aquí es el concurso de los catalanes, esos miserables rompe patrias, delincuentes, y guerracivilistas (porque todos lo son, menos nosotros) que, oye, pues a lo mejor no están tan mal (para nosotros), si es que hay que tener talante… Curioso, cuando menos, aunque no verdaderamente sorprendente; yo, lo más, he levantado una ceja, al menos hasta ver en qué queda. Lo que está claro es que el pobre Diego debe de andar loco sin saber muy bien a quién hacer caso, porque a la hora de la verdad primero soy yo y si acaso, después (nótese por favor ese si acaso), mis principios. No se enojen y dejen tranquilo a Groucho, cáspita, esto es pura física, al fin y al cabo en el mundo real los principios han de sostenerse en algo (o mejor en alguien), y olvídense de la metafísica, que es demasiado complicada. El caso es que Pedro parece haber subestimado la elasticidad selectiva de Albert (el gran amigo de Diego), en lo que a lo de aceptar compañeros se refiere, por mucho que distinga ahora entre malvados independentistas y solo peligrosos nacionalistas (la cursiva y la adjetivación son mías, que conste), ¿alguien se imagina qué puede pasar? Bueno, ya veremos. La primera ronda ha terminado como era de esperar, nadie quiere retratarse, y es ahora cuando empieza lo bueno: todos a jugar frente al precipicio de las nuevas elecciones, dilema del gallina hasta (casi) el final, cuando todos sean gallinas excepto aquellos que no juegan o que (quizá) tienen alas funcionales, es decir, los que no cuentan para esto. Mi opinión: el Rey debería encargar la formación de gobierno a quien él quiera y le guste a ese alguien o no, ¿no estaban todos tan convencidos de no ir a otras elecciones? Pues que lo demuestren, otro paréntesis ridículo no serviría de nada, el Rey debe intentar dinamizar la situación, dentro de sus posibilidades. Un apunte más: ya lo dijo Revilla en la caja tonta no hace tanto, no es descartable un gesto abnegado y sacrificado y una salida por la puerta grande de Rajoy, el puto amo y que le den a Aznar, eso sí que sería retirarse en la cumbre y ser un estadista como la copa de un pino. No es descartable. Pero, amigos, no subestimen a Mariano, si algo ha demostrado a lo largo de estos años no ha sido tanto su capacidad como su deseo y voluntad para aferrarse, y si todo depende de la firmeza (o la palabra) de Dieg… digo de Albert... Pero como ya he dicho al principio, no es esto lo que más me mueve últimamente, sino lo que se mueve por el mundo y es que, como Cercas en Anatomía de un instante, aun estoy dándole vueltas a dos imágenes que me han impactado profundamente, a saber: una la vi en directo hace unos días, un puente, unos tanques, banderas y personas ondeando, o al revés. La otra hace casi nada, en diferido, unos pelos que son uno, un gesto de suficiencia, de superioridad, de orgullo… No sé cuál de ellas me da más miedo. Estamos en el puente, un puente que ha aparecido por casualidad, sin esperarlo, al capricho de un pulgar aburrido que paseaba de un lugar a otro captándolo todo sin entender casi nada. La imagen es una fotografía en la que algo se mueve ligeramente cada tanto y los comentarios, más ridículos que Bertín Osborne con delantal (salvo ínfimas pero honrosas excepciones), solo sirven para demostrar la profunda incultura y la manifiesta incapacidad del jefe de informativos de la cadena de todos hasta para llenar el tiempo, pero esto también da igual, no supone novedad alguna y solo una pregunta ronda mi cabeza: ¿qué coño hace un golpe de estado en directo en televisión? Sí, sé que ya no estamos en los ochenta, pero aun así… No voy a entrar en si el golpe estaba mal planificado porque lo cierto es que estuvo fatalmente ejecutado y eso es lo que importa, ¿autogolpe? Muy poco probable creo yo, la verdad, aunque hay quien ya sospechaba de los curiosos atentados del verano pasado que permitieron a Erdogan ganar las re-elecciones, en cualquier caso sin más elementos no puedo entrar en eso. De todas formas está claro que los que trataron de llevarlo a cabo no han visitado Gizah, y eso me hace nacer otra pregunta: ¿qué hay de los Estados Unidos? ¿Un golpe de estado aparentemente realizado por el ejército en un miembro de la OTAN sin conocimiento y aquiescencia o, al menos, oportuna torsión torticular de los americanos? Reconozco que me resulta extraño y empiezo a preguntarme por las reacciones occidentales. Nada. ¿Prudencia? ¿Connivencia? Nuevamente no tengo elementos, y los comentarios huecos no ayudan. Más imágenes me vienen a la mente, ahora es la memoria la que juega, los tanques evocan recuerdos, otros tiempos, los tiempos de la sonrisa, de Alianzas de Civilizaciones, las lecturas de entonces sobre el poderoso ejército turco, sobre su tradición y sus inclinaciones, pero Erdogan sonreía tan bien… Fue hace mucho tiempo, tanto que Erdogan ya no necesita alianzas precisamente porque ha pasado mucho tiempo, a la vista está. ¿Qué ha pasado en estos años para que lo que parecía impensable entonces, cuando era posible, se materialice hoy, cuando ya es imposible? Quizá revisar la otra imagen nos ayude a responder a esto. No, no digo que la victoria de Trump sea la culpable del intento de golpe de estado en Turquía, digo que es un símbolo. Mea culpa: soy de los que no la creyó probable, y ese es el principal error, el de todos, no creer probable lo que al final nos da en las narices, especialmente en el mundo actual. El segundo error: creerlo demasiado probable, casi cierto, pasarnos de frenada para que no nos vuelva a suceder lo mismo y patinar más escandalosamente si cabe o, incluso, peor: contribuir a ello dando alas a algo que quizá se deshincharía por sí solo. El caso es que la imagen en diferido de Trump recibiendo los vítores de sus enfervorecidos fans (en diferido, cuando ya ha sucedido, cuando el tiempo de lo real, cuando el filo del presente ya ha pasado y no hay remedio, en otras palabras: cuando ya nos hemos comido la hostia) me recuerda por gestos y expresión a la abnegada recepción que de los mismos hacían en blanco y negro Hitler y Mussolini. Sí, ya lo sé, recurso fácil. Discúlpenme, yo no quería… Pero es que hay algo sustancialmente igual en los tres: no reciben la aclamación incondicional como los líderes a los que la actualidad nos tiene acostumbrados, casi con desgana, obligados, sino con orgullo y hasta con desdén, como el que asume que al final los demás se han dado cuenta de que él tenía razón —por fin—, que han visto lo que para él siempre ha sido evidente y que es él mismo: la solución. Está bien, ya era hora de que os dieseis cuenta, pero no os preocupéis, asumiré lo que me entregáis, haré lo que me pedís desesperadamente, pero no volváis a dudar de mí, ya habéis visto que yo tengo razón y no os conviene hacerlo porque el mundo se ha vuelto de repente muy inseguro y quien más, quien menos, necesita un salvador, un protector, alguien que aporte un poco de seguridad sea de la forma que sea, porque está muy bien abrazar el cambio, pero mejor si no hay que hacerlo, aunque eso nos lleve al abismo. Bueno, no son más que impresiones y cada cual puede tener las suyas. La verdadera cuestión es, ¿ganará? Y lo cierto es que no creo que ya nadie lo considere improbable, el populismo (así, en despectivo) es lo que tiene, que no se le suele tomar bien la medida hasta que hay que hacerle el traje presidencial[1]. ¿Y las repercusiones? Parece que una parte del estamento militar americano ya había insinuado hace tiempo la posibilidad de expulsar a Turquía de la OTAN, pero claro, eso son palabras mayores. De momento. Qué duda cabe de que Turquía es un aliado estratégico fundamental tanto por su situación como por su capacidad bélica, y aunque no era un aliado en el que se pudiese confiar plenamente al menos era un aliado estable. Ya no, aparentemente. El caso es que el Imperio Otomano pesa mucho en la conciencia y, en mi modesta y desinformada opinión, esa es una clave esencial, pues Erdogan, más que un islamista, es un sultán y, como tal, necesita a la religión, aunque su verdadera pasión sea el poder. Y el poder se entiende con el poder: tras los enfrentamientos indispensables para marcar territorio y hacerse respetar y notar, Putin y Erdogan parecen haberse entendido. Al menos se respetan. Y es que a ambos les mueve la misma pasión, y creo que no son incompatibles. Rusia ya no es la URSS, y Turquía no es el Imperio Otomano, pero con el necesario giro asiático de Estados Unidos (o neoaislacionismo en el supuesto Trump) y la probable pérdida de importancia del petróleo de aquí a 50 años, una alianza o colaboración entre ambos puede depararles importantes ventajas. ¿Significa esto que Turquía abandonará la OTAN? No creo que suceda a corto plazo, pero si el desencuentro con Europa se profundiza, si la retórica de enfrentamiento con Estados Unidos aumenta (nuevamente la victoria de Trump en las elecciones podría ser determinante en este sentido), es posible que se vaya produciendo una desconexión paulatina de intereses y colaboración y un incremento de la desconfianza que acabe con una salida más o menos pactada y/o más o menos brusca y con la consecuente crisis en la Alianza Atlántica, que no dejaría de ser una expresión de la crisis occidental y de su pérdida de poder relativo por no atreverse (Occidente, quiero decir) a ser lo que podría ser, pero ya estoy mezclando de nuevo demasiados temas que merecerían un análisis sosegado e independiente, ¿por dónde iba? Ah, sí, la salida de Turquía de la OTAN. ¿Y cómo queda Oriente Medio entonces? Pues se lo tendrían que disputar las potencias regionales, para lo que ya llevan un tiempo tomando posiciones, la verdad, y de hecho es de aquí de donde procede todo esto. ¿Puede permitirse Occidente abandonar de esa manera Oriente Medio con el ISIS, Irak, Iran, Siria…? Llegados a este punto, la cuestión no es tanto si puede permitírselo como si tiene capacidad real de continuar marcando allí la diferencia y siendo el referente. Mientras Europa continúe sin un proyecto verdadero de defensa común, y de hecho sin una verdadera unión, y sobretodo mientras Occidente en su conjunto siga renegando de meterse de verdad en el fango (de una forma u otra, creo que ya comenté algo sobre esto), Occidente se verá cada vez más relegado al papel del primo al que sacarle el dinero con promesas de dejarle más o menos tranquilo o hacerle un juego sucio del que al final acabará manchado. En el supuesto de que Trump llegase a presidente de los Estados Unidos no creo que pudiese cumplir totalmente sus bravatas de aislacionismo, los intereses económicos no se lo permitirían, pero un poco ya sería mucho, especialmente porque eso suele acabar pagándose con intervenciones militares, igual que el padre que permite a su hijo hacer lo que quiera hasta que ya no puede tolerarlo más, y entonces tiene que recurrir a la violencia para lograr algo de paz que solo será momentánea, o para descubrir que el hijo se ha hecho mayor y sabe defenderse. Y mientras tanto los atentados se suceden, y estos son ya de los que ni siquiera los servicios de inteligencia pueden impedir, en el caso de que estuviesen dotados con todos los medios necesarios y ejercitasen la tan necesaria colaboración[2] —pues es imposible evitar una radicalización abrupta, independiente y solitaria—, y la respuesta seguirá siendo la de las bombas cada vez menos inteligentes (a la par de quienes las envían) y los estados de excepción que, es retórica, lo sé, pero de la que no deja de ser cierta, otorgan la victoria a esa categoría abstracta y equívoca de los violentos con su mera existencia. Y entretanto nadie se da cuenta de que la solución no está en el concepto general y abstracto de seguridad, sino en el de sociedad, que lo necesario es construir sociedad, lazos, y no destruirlos, no atacarlos con el individualismo radical que nos rodea y tratar de verdad de que nadie se quede atrás, y no me refiero únicamente a cuestiones económicas, sino a un sentimiento, a un ethos social que únicamente puede construirse a largo plazo con confianza y firmeza (mientras a corto, ahora sí, pero solo como parte de un plan mayor y dentro de la concepción más amplia indicada, se aplica la necesaria y justa violencia para defender el presente). Buen verano a todos. [1] Inciso: en nuestro querido país se ataca a PODEMOS denostándolo poco menos que como un partido no democrático, CIUDADANOS de hecho deja claro que no lo considera un partido constitucional o constitucionalista, como si la reforma de la Constitución no estuviese contemplada en la propia Constitución o como si la hubiese vulnerado, pero al mismo tiempo a ese partido se le reconoce más o menos explícitamente el valor de haber aglutinado el voto protesta radical, evitando que en España surgiesen partidos populistas o anti-sistema de derecha como en otros países de Europa. No es cierto, lo que ocurre es que también el populismo de derechas es aquí Made in Spain, ¿cómo llamar si no a prometer no subir los impuestos, no hacer recortes y tantas otras cosas antes de las elecciones y hacer justo lo contrario al llegar al gobierno? ¿Cómo a criticar la irresponsabilidad de todo el mundo y su falta de fiabilidad pero mantener meses al país sin unos presupuestos hasta que se celebren las elecciones andaluzas? ¿Cómo a bajar los impuestos cuando vienen elecciones abjurando del hasta dos minutos antes sacrosanto déficit? ¿Cómo a volver a prometer públicamente no hacer recortes y enviar a la vez epístolas de amor a Frau Comisión disponiendo el orto? ¿Cómo a buscar ahora prórrogas que hasta ayer no eran más que ocurrencias sin seriedad e imposibles de radicales izquierdosos anticuados? ¿Y cómo a recurrir a manipulaciones contables para apañar una excusa? Las mentiras pueden justificarse con más mentiras, como que se ignoraba lo que se sabía y que la culpa siempre es de otro, pero en este caso un pecado no sirve para limpiar otro. No. Que nadie me diga que en España no hay populismo de derechas, no soporto la hipocresía. Lo único cierto, y eso sí que es de agradecer, es que el PP continua aglutinando a (casi)toda la derecha en sí mismo. [2] Un papel importante lo jugará la dimensión socio-económica de la inteligencia, prestando atención al pulso de la sociedad (especialmente en determinadas zonas), a los medios de comunicación para conocer y anticipar el discurso social que imponen en la sociedad y su contestación inevitable desde determinados sectores y actuando de manera muy proactiva en redes sociales a fin no solo de detectar a los sujetos que por su radicalización puedan suponer una amenaza por sí mismos o por la colaboración que le presten a otros, sino para recuperar a aquellos que sea posible y tender trampas o mantener controlados a los que sean irrecuperables. 1984 podría inspirar en este sentido, pero que quede claro que no recomiendo construir la sociedad de la obra. Que la política es apasionante es algo que a estas alturas nadie puede negar, ¿cómo? ¿Qué no hay quien la entienda? Pues eso decía. Por supuesto, aquí viene mi comentario sobre las elecciones, lo he titulado Panderetas y carambolas, la primera parte del título se explica por sí sola, la segunda la explico a continuación, y luego pasaré a los motivos del resultado de esta convocatoria, que por supuesto yo también tengo los míos. CARAMBOLA Es lo que le ha salido al PSOE, la carambola más afortunada. Quién lo iba a decir: de estar al borde del precipicio a estar en la mejor situación posible, la única de la que podía salir beneficiado, esa que yo mismo descarté por considerarla casi imposible, pero ha salido, le ha tocado la lotería a Pedro, qué cosas tiene la política, y la vida, claro. La situación del partido socialista es tan buena porque a priori le libra de su gran problema si todo hubiese salido como se preveía: tener que elegir entre susto o muerte. Pero ahora ya no. Con los resultados actuales puede sorber y soplar a la vez, es decir, puede votar en contra de la investidura de Rajoy y asegurarse de que este gobierne, a poco que Mariano haga las cosas medianamente bien, claro. ¿Que eso es mucho pedir? Ya veremos. Y es que si sumamos los escaños del PP, CIUDADANOS, CC y el PNV resulta que aglutinan 175, a solo uno de la mayoría absoluta, bastaría una abstención o un simple descuido de un diputado de algún partido que no apareciese por el Congreso (aunque todos sabemos las críticas y problemas que eso atraería, haría falta, eso sí, un valiente con vocación de rebelde y compromiso con el bien de las siglas, no creo que falten de esos en el PSOE, pero a ver quién se la juega tan pronto). El problema evidente es que la abstención tendría que llegar por los nacionalistas catalanes, ¿es eso posible? No lo parece en principio, ¿lo harán los diputados de Bildu? Todos sabemos que para las posiciones independentistas es mucho más rentable un gobierno del PP, además Bildu ha sido superado por Unidos Podemos y no está en su mejor momento, es posible que traten de jugar la carta de desentenderse del gobierno de España como argumento que refuerce su posición independentista permitiendo a la vez un gobierno al que se sentirían cómodos de atacar, dado que necesitan esa tensión, ese enfrentamiento, aunque venga únicamente del estancamiento del proceso de paz; por otro lado, si esta confluencia se produce y el PNV consigue algunas concesiones para el País Vasco, estaría más justificada la posición de Bildu, seguro que entonces alguien la llamará “la pinza nacionalista” o algo similar. Esta es, en mi opinión, la mejor baza de Pedro Sánchez y la que tratará de jugar, pues lo contrario le pone nuevamente frente a la peor decisión, si bien todas las otras opciones están, por supuesto, abiertas. Explicado esto, vamos a ver cómo hemos llegado a la situación actual. Erraron los pronósticos, la inmensa mayoría, al menos. Yo mismo estuve regular en mi primer pronóstico, el más relajado y meditado, creo que no anduve desencaminado con PP, PSOE y CIUDADANOS, pero fallé con PODEMOS. ¿Como todos? Eso no consuela. En mi segundo comentario me interrogué sobre la posibilidad de un hundimiento del PSOE, a la vista está que eso no ha sucedido, tan solo una leve caída, aunque su resultado no es para tirar cohetes precisamente (a pesar de lo que quieran transmitir), sin embargo seguí fallando a la hora de calibrar a Unidos Podemos. ¿Motivos? Todos los buscan, especialmente los de Iglesias, pero de momento no parece haber mucha suerte. Yo adelantaré alguna teoría al respecto, a ver qué os parece, aunque primero establezcamos el marco referencial de nuestro análisis: lo que ha habido no ha sido una victoria del PSOE, al que le ha ido mal, sino un hundimiento de Unidos Podemos y un repunte del PP parasitando en buena medida a CIUDADANOS y recuperando algún abstencionista asustado, aunque de esto último ya hablé en su momento y no voy a detenerme en ello. Por lo tanto, parece claro que las causas de lo sucedido debemos buscarlas en el lado de la candidatura Iglesias-Garzón. Fijado esto, creo que el problema fue doble, principalmente se originó en dicha candidatura, pero también vino desde el partido socialista. Creo que Unidos Podemos ha sido víctima durante la campaña del efecto Rivera —¿preferís el efecto CIUDADANOS? Como queráis, aun no lo he patentado—, el caso es que pareció convertirse en una muleta del partido tradicional de su bloque ideológico, aunque pretendiese que eso ocurriese al revés. Con tanta apelación a la socialdemocracia, se desdibujó su personalidad, algo terrible para un partido que se basaba precisamente en tener una personalidad especial, diferente, ilusionante. En cuanto a la coalición, no creo que afectase demasiado a sus votantes, pero quizá sí que fue un obstáculo para atraer nuevos sufragios. Es decir, que por fin llegó el error de estrategia que tarde o temprano tenía que llegar. Y fue en el peor momento. Fueron víctimas de las expectativas, sí, ellos también, y se olvidaron de cómo habían llegado hasta donde estaban. Pero ¿eso es todo? No lo creo. Apunto otro elemento. En cuanto a expectativas, a encuestas, estas podían beneficiarlos, pues podrían haber contribuido a concentrar en ellos el voto útil de la izquierda, pero también podían perjudicarlos, al desmovilizar a su electorado por algo ya hecho, juzguen ustedes según los resultados (el incremento de abstención coincide casi con los votos perdidos por la coalición, aunque obviamente eso no significa que todos los abstencionistas sean votantes de Unidos Podemos). ¿Y cómo se logra incentivar la desmovilización? Pues uniendo a una campaña que pierde la chispa de otras un ataque total del resto de fuerzas azuzando el miedo. Efectivamente, durante la campaña la impresión es que se atacaba más a Unidos Podemos que al PP, el propio PSOE diseñó su campaña en estos términos, no para derrotar a Rajoy, sino a Iglesias, y le fue bien. Me da la impresión que en sus estudios cualitativos debieron detectar un descontento irreparable hacia el PSOE en la izquierda y que el principal riesgo de pérdida de votos hacia Unidos Podemos se basaba en la idea de que dicha coalición sería capaz de volver a llevar a los socialistas a la izquierda, así que diseñaron una política de indefinición en los pactos y posterior negación de la posibilidad de acuerdo con Iglesias para desactivar este voto con la siguiente lógica: si a ese votante le dices que no va a servir de nada que apoye a Unidos Podemos porque jamás se va a pactar con ellos, se le enviará a la abstención, aunque para convertir esto en una opción deseable hay que haber asumido primero que a ti no te va a votar. Creo que el PSOE por fin aceptó la posición que tenía entre el electorado, por fin aceptó la realidad, se vio incapaz de ganar al PP a corto plazo e incapaz de recuperar el voto cabreado de la izquierda, y diseñó una estrategia anti-PODEMOS para recuperar la hegemonía con vistas, quizá, a dentro de dos o cuatro años, diseñó una estrategia de pérdidas aceptables. Hubo otros errores concretos que cometió PODEMOS, uno en especial más llamativo y que durante la campaña no entendí y que creo que le hizo daño: dejó que Sánchez y el PSOE se adueñaran del discurso, de la interpretación de su negativa a la investidura del candidato socialista. Frente a todas las quejas de los socialistas por haber votado que no a su gobierno, desde el partido morado no se respondió, debió haberse contraatacado explicando que no se apoyó por el acuerdo con CIUDADANOS, porque ellos no iban jamás a apoyar un gobierno encubierto de derechas, eso habría sido compatible con su estrategia de mano tendida al PSOE, era un buen punto a su favor que no supieron explotar, centrados como estaban en una campaña más comedida, más suave, más responsable, que no diese miedo, más… centrista. ¿Y en qué situación queda PODEMOS? Ya expliqué las dos posibilidades de esta formación, crecer hacia la izquierda (IU) o hacia la derecha (PSOE), pues tres no caben en la izquierda, al menos con el actual sistema electoral. El problema de crecer hacia la izquierda es que se deja huérfano a la mayor parte del electorado dentro del espectro de la izquierda, puesto que este crece conforme nos acercamos al centro de dicho espectro ideológico, y se corre el riesgo de acabar convirtiéndose en una IU (quizá)aumentada y corregida, pero relativamente irrelevante, a largo plazo. Si se acaba escenificando la hipótesis del principio del artículo, las posibilidades de que esto último ocurra se incrementarán exponencialmente, especialmente teniendo en cuenta que el PSOE ha logrado algo importantísimo: remontar en las ciudades, y que este es el punto clave, pues la formación que consiga consolidar el voto urbano mayoritario, pero mayoritario de verdad, será la que a la larga acabe triunfando en la izquierda española. Ahora mismo la posición de ventaja parece la del PSOE, pero ya se verá como avanza todo. Si al final el PSOE tiene que escoger entre facilitar el gobierno del PP o ir a nuevas elecciones, pagará un precio alto, y en el caso de que elija nuevas elecciones, no creo que en PODEMOS sean tan cándidos durante la campaña. En cualquier caso, PODEMOS necesita desesperadamente tanto un buen análisis como mantener su fuerza social, su vinculación con la calle, su movilización, algo que ha perdido un poco últimamente, pues sin la presencia de los círculos, sin ese trabajo constante, abierto e ilusionante, sin esa labor de zapa social, lo tiene muy difícil. [Os dejo un enlace a un artículo con otra explicación, compatible o no con la mía que, cuando menos, resulta interesante y distinta: El fracaso de Unidos Podemos: estas son las razones] Sánchez Con estos resultados, qué duda cabe de que Pedro Sánchez no solo queda salvado, sino incluso legitimado —a la espera de lo que ocurra con el gobierno—. Por mucho que diga Susana, en Andalucía ha perdido; por muchos aspavientos que haga, no es diputada (Hernández Mancha sigue marcando tendencia tanto tiempo después) y por mucho que se esfuerce, más allá de Despeñaperros no tiene tanta fuerza en el PSOE. La principal amenaza para Sánchez, paradójicamente, proviene de su triunfal derrota: Madina sí que estará en el Congreso, ya veremos. ¿Y el brexit? Es posible que a última hora influyese y beneficiase a PP y PSOE —más al primero—, como ya indiqué que podría suceder, pero dudo de que eso explique la caída de votos de PODEMOS, de entre el conjunto de circunstancias que hayan llevado a este resultado electoral (porque como en todo, no hay una única y sencilla causa que lo explique todo) no creo que sea un elemento principal, sino de segundo o tercer orden, más confirmatorio de tendencias ya meditadas que definitorio de otras nuevas. ¿Más elecciones? Por último, un breve apunte sobre unas hipotéticas terceras elecciones. En mi opinión, no tendrían sentido. Si bien unas segundas creo que eran incluso deseables, no creo que más sean buenas ni justas, el pueblo ha hablado, y lo ha hecho con conocimiento de causa del comportamiento de sus políticos, con feedback, que dirían los repelentes, además a partir de ahora sí que se empezará a generar daño si continúa la incertidumbre política. A algunos les resultará más fácil que a otros tragarse sus palabras, pero con “responsabilidad” y por “el bien de España” todo pasa mejor y hasta queda bonito. Seguramente lo sufrirán, y puede que hasta sigan la senda del partido de cierta política vasca, aunque la diferencia de edad es un elemento importante, y el carisma, otro, así que seguro que si eso ocurre siempre podrá(n) encontrar acomodo en otro nido. En cualquier caso, nos esperan unos meses y una legislatura apasionantes, y seguro que interesantes enfrentamientos parlamentarios, esperemos que al menos la cultura democrática de este país salga de todo esto incrementada, y que en algunos sectores, al menos, aparezca.
Que vivimos una época apasionante no es ninguna novedad, los cambios que se produzcan ahora, como ya he dicho en varias ocasiones sin ningún mérito, pues es evidente, determinarán el statu quo durante los próximos 30 o 40 años, pero hay momentos de conjunción histórica especialmente importantes, y esta semana es uno de ellos, ¿cómo quedarse callado? COLOMBIA En primer lugar, una buena noticia: el alto el fuego definitivo entre las FARC y el Gobierno colombiano. El fin de la violencia siempre es una buena noticia y precisa de agradecimientos claros y sinceros a todos los que han hecho posible tan difícil y complejo acontecimiento, primero en los bandos enfrentados, pero también agradecimientos para los facilitadores, como Cuba. Una pena que España no haya tenido un papel públicamente relevante en algo tan histórico, un triunfo de nuestra política exterior, que desde luego sabe qué partidos jugar, aunque por otro lado quizá sea mejor así, no es posible ni saludable estar siempre tutelando a los países en desarrollo como si necesitasen nuestra ayuda, quizá la mejor política sea dejarles crecer por sí mismos. En cualquier caso, habrá que estar atentos a la gestión de la nueva situación. Es posible que nazca una nueva potencia en Sudamérica, libre de las rémoras de la guerra interna, que se alivie la corrupción, el narcotráfico… y Colombia pueda desplegar ahora todo su potencial. También es posible que al calor de la necesaria integración política de los guerrilleros y otros grupos que les sigan, así como de las desmovilizaciones, se cree una nueva élite corrupta que pretenda asegurarse su futuro y cobrarse los “servicios prestados” a la nación, lo que incrementaría la corrupción… El crecimiento económico creo que llegará, la cuestión es qué efecto tendrá en la sociedad colombiana y qué reparto habrá de él. Espero que la transición que afrontan se haga con inteligencia y generosidad para salvar el futuro de todos los colombianos. 26-J Llegados casi al final de la campaña electoral, en estos días tórridos en que ya parece que el calor que una vez ansiamos no se marchará jamás, creo que procede una evaluación de mi penúltimo comentario y/o de la situación general, y la haré como suelo, sin guión previo, como una tormenta (de ideas), caótico y por tanto real como la vida misma. Allá voy. La primera de las pinceladas la daré sobre el famoso debate a cuatro. Pasado ya el tiempo, reposado el asunto y olvidadas las encuestas clasificatorias hablaré sobre la impresión que queda de aquello, que al fin y al cabo es lo importante. No es que se olviden los detalles, es que los detalles que no se recuerdan, no cuentan, únicamente sirven esos tres o cuatro momentos que cada uno retenemos y que contribuyen a dar forma a esa impresión vaga e informe, como un río viscoso y testarudo sobre el que navega sin timón nuestra opinión (y nuestro voto). En primer lugar, debo decir que fue aburrido. Sí, coincido, ya está dicho. Y lo fue porque todos siguieron su guión, lo esperado, casi al pie de la letra, sin improvisaciones y sin golpes de efecto, salieron a no perder, a no cometer ese fallo descalificativo que en los medios se magnifica, igual que un penalti a última hora; lo que ocurre es que hay estrategias y estrategias. Y formas de ponerlas en práctica. Yo también eché de menos a un Pablo Iglesias más combativo, pero nuevamente todo era estrategia, y él fue el mejor en poner en práctica la suya, los susurros que tanto se han comentado me parecieron una forma muy efectiva y efectista de enviar su mensaje logrando además ningunear el de Pedro Sánchez, al pisar sutil y casi hasta educadamente su discurso. El truco estaba en el tono, ese tono paternalista y condescendiente, sin acritud, como el padre que ve que su hijo se equivoca y no puede evitarlo (no debe), pero tampoco puede dejar de advertírselo. Sencillamente muy bien interpretado. Por lo demás correcto, un poco flojo en algunos casos para lo que se esperaba, pero dentro de la línea moderada que se han marcado en su partido. Como he dicho, fue el que mejor interpretó su papel. Por el contrario Pedro Sánchez, que apareció en mi opinión mejor plantado que en el anterior debate, acabó pareciendo ridículo con sus continuas referencias al voto de Iglesias en su investidura —las bromas posteriores hablan por sí solas—, a ello contribuyó decididamente el tono de Iglesias que he mencionado, dejando una sensación un poco infantil sobre el candidato del PSOE, como el niño quejica y malcriado que no soporta que los demás niños no quieran jugar con él. Independientemente de que tenga o no razón, nadie soporta esa actitud durante mucho tiempo, y al final ese niño acaba volviéndose antipático, imaginen que tiene más de 40 años… En fin, que las campañas son una carrera de imagen, Pedro. En cuanto a Albert Rivera, me resultó un poco ridículo con sus cartelitos. No es que sea malo mostrar carteles para apoyar los argumentos de uno, pero cuando tus argumentos se vuelven tus carteles, se pierde credibilidad. Creo que Rivera les cedió demasiado protagonismo, lo que desea la gente es conocer las opiniones de sus candidatos y, más aun, contemplar cómo las expresa, ese es el punto clave. Tampoco ayuda que los carteles fuesen de medios de comunicación, bastante desprestigiados [alguno de los que mostró, además, claramente manipulado, algo que los votantes informados saben], en lugar de provenir de instituciones oficiales o mostrar gráficos o cualquier otro elemento que aporte seriedad y/o que tenga una mínima imagen de “oficialidad” o imparcialidad, no meros recortes de prensa. Por lo demás estuvo repetitivo y falto de originalidad, únicamente destacó en la parte de la corrupción, el único ámbito en que sabe que puede diferenciarse del PP y que necesita como el aire para sobrevivir y donde fue el más duro, sorprendente por inesperado fue que mostrara los apuntes de la contabilidad de Bárcenas que implican a Rajoy en el cobro de dinero “en B”, algo que no entiendo cómo no ha sido más explotado por los otros partidos. Y en cuanto a Rajoy… ¡ay, Rajoy! ¿Ganó? ¿No ganó? Pues eso depende mucho de las expectativas previas, esa es la clave, porque Mariano estuvo en su línea, es decir, mostró todo el espectro dialéctico que ha exhibido estos años, desde el mejor hasta casi el peor (sinceramente, el “buenas noches” del final me supo a poco, con lo que este hombre puede dar de sí…). Los que esperaban un Rajoy contra las cuerdas se vieron decepcionados, no insistiré en este punto ni en sus razones, pues ya ha sido ampliamente comentado, pero de ahí a creer que ganó el debate… Salió vivo (políticamente, lo contrario sí que hubiese sido una sorpresa), pero quedó retratado en su triunfalismo irreal y, especialmente, ante el ataque de Sánchez sobre la corrupción, esos segundos en blanco y ese “no sé que quiere que le diga” (frase que jamás debería pronunciar un candidato), junto a ese ojo bailón al que nos tiene acostumbrados cuando miente o la tensión se apodera de él, quedarán para la historia. Por lo demás, la campaña va más o menos como se esperaba, aunque hay algún elemento importante que conviene destacar y que atañe, como no, al PSOE. De su indefinición inicial sobre pactos postelectorales (cómo decidir, si cualquier definición les hace perder por derecha o izquierda), parece estar pasando estos días a una cada vez más clara, aunque aun velada, negativa a pactar con Iglesias ocurra lo que ocurra. Entiendo que la estrategia del PSOE de movilizar a sus indecisos es la única verdaderamente viable, pero deberían hacerse mirar cómo lo hacen. Me explico: mantener ese discurso de remontada y pretender que no va a pactar con Unidos Podemos en un entorno en el que las encuestas afirman cada vez más su adelantamiento por el partido de Iglesias da una imagen de irrealidad y de nadar contracorriente que evoca irremediablemente el fracaso y desprestigia al líder y a su organización[1]. En este entorno, los votantes del PSOE más a la derecha pueden acabar en CIUDADANOS o en la abstención, porque se puede ser socialista moderado, pero de eso a participar o permitir un gobierno del PP… Y los de la parte más a la izquierda del partido pueden acabar en la abstención también, si se niegan en redondo a apoyar a Iglesias, o votándole si perciben que será la única forma de tener un gobierno de izquierdas. La verdad es que no termino de ver un final feliz para el partido socialista, tanto que a estas alturas no me planteo tanto si habrá o no sorpasso de Unidos Podemos, sino si habrá o no hundimiento del PSOE, y en qué medida. Su única esperanza procede de una abstención menor de lo que en un principio se preveía, siempre que se manifieste en apoyo a su partido, claro. La crisis que vendrá, la dejamos para luego. Por cierto, actualmente estoy leyendo el primer volumen de las memorias de Alfonso Guerra y, quizá sea cosa mía, pero encuentro múltiples paralelismos entre lo que cuenta sobre los inicios del PSOE en la democracia y la situación actual de PODEMOS, pero bueno, yo es que soy así de raro. En esta semana increíble han surgido dos elementos más que pueden influir en las elecciones y que por supuesto conviene tener en cuenta. En primer lugar, el interno, las grabaciones al ministro del Interior. No opinaré sobre el asunto pues no he podido escucharlas enteras, pero el tono que se impone socialmente es el de la repugnante persecución política al estilo de dictaduras y regímenes nada recomendables. ¿Hará esto mella en el PP? No creo que mucha, si sus simpatizantes son capaces de tragar las toneladas de basura corrupta que tragan y seguir apoyando al partido, ¿por qué no iban a hacerlo con esto? ¿Por qué no creerse las justificaciones del gobierno o, ya puestos, encontrar unas propias si cabe más pintorescas? El que no se haya ido ya del PP con todo lo que ha ocurrido no creo que vaya a hacerlo ahora, al menos no creo que se produzca una fuga masiva, que en todo caso iría a la abstención o quizá (solo quizá, pues Rivera también aparece salpicado) a Ciudadanos. Donde sí puede afectar es en los territorios con presencia nacionalista, que se sentirán ultrajados, ahora bien, ¿reaccionarán incrementando el apoyo a sus partidos nacionalistas o regionalistas o bien buscando un voto útil a nivel nacional para desalojar al PP? En ese sentido, también puede ser un elemento catalizador de voto, mediante la ira, hacia Podemos, y no solo de nacionalistas. En cualquier caso, nunca lo sabremos con certeza. El segundo elemento es el Brexit. España está demasiado centrada en España como para que influya decisivamente, salvo que se convierta en un asunto central de la campaña, en cualquier caso, parece lógico que esto beneficiase al PP por el deseo de seguridad ante la incertidumbre y quizá, de rebote, algo al PSOE. Una pequeña parte podría reforzar su opinión de votar a Podemos por creer que ahora tendrá más capacidad para cambiar el rumbo de Europa, aunque también habrá quien intente equiparar el asunto británico con el referéndum en Cataluña. En general no creo que esto vaya a cambiar demasiados votos, como mucho reforzar la intención previa. -1 Por primera vez, la Unión Europea resta. No creí que fuese a suceder, esa es la verdad, pero ha ocurrido. ¿Razones? Muchas, y ampliamente comentadas: razones morales (Grecia, por ejemplo, creo que habrá influido en el ánimo de los británicos para no querer tener que ver con las instituciones europeas), económicas (la catastrófica gestión y, especialmente, la persistencia en unos errores que llevan al desastre, mejor salvarse), institucionales (la clamorosa falta de democracia europea) y propias (los sentimientos de los habitantes de las islas británicas, tan nacionalistas, tan orgullosos, tan… insulares), sobre la inmigración, prefiero no comentar nada, la verdad. ¿Qué ocurrirá? Se abrirán negociaciones para el divorcio. ¿Cumplirá Europa su amenaza de romper totalmente? No parece probable, aunque debería, más allá de la retórica. En realidad, lo más probable es que el Reino Unido quede en el Espacio Económico Europeo, con lo que tendría prácticamente todas las ventajas de la Unión Europea que le interesan (acceso al mercado único, libre circulación…) sin los elementos que la incomodan, la verdad es que visto así es comprensible la posición británica. Pasados los primeros terremotos económicos, el golpe más duro y duradero será para la Unión Europea, más cuestionada en todos los ámbitos, y con un nuevo tabú roto: el de la salida de un miembro. Todos conocemos el euroescepticismo, los gobiernos europeos antieuropeos y los partidos extremistas anti-UE. Buen cóctel. El principal problema, a dos años vista (más o menos), para los británicos vendrá de las amenazas a la City, pues la Unión Europea ya no tendrá por qué tener contemplaciones con ella y podrá (deberá) optar por poner en pie una estructura de gestión financiera equivalente en su territorio, que además presumiblemente tendría más potencia. Ese sí podría ser un problema serio para el Reino Unido. Y ahora es cuando aparece el de siempre para recordar lo de los chinos y la palabra crisis, que uno ya no sabe si es verdad, pero que sirve para introducir la siguiente reflexión. Creo que era Monet el que decía que la UE solo avanzaría de crisis en crisis y al borde del precipicio. Bien, no sé cuántos precipicios ni cuánto sufrimiento hace falta para que los poderes fácticos de la unión y sus no-líderes decidan cambiar el rumbo, pero aquí tenemos uno más, que no se diga que no se nos han dado oportunidades. Es cierto que perdemos una potencia importante, pero también otra cosa: un lastre. Hoy no es el único, pero sí el más fuerte y el más simbólico. ¿Espabilarán nuestros líderes? ¿Avanzarán en la democratización? ¿Darán un giro social? ¿O seguiremos adorando al becerro del neoliberalismo y el nacionalismo cobarde? ¿Continuaremos instalados en el “cortoplacismo”? ¡Ah! Es verdad, que el año que viene hay elecciones en Alemania, Francia e Italia. Pues estamos listos. Solo un ataque de responsabilidad y liderazgo, de inteligencia y visión que sacudiese a los (in)líderes europeos podría… Bueno, dejémoslo aquí por el momento, que la cosa va para largo. Una última consideración un tanto peregrina y anecdótica. Con la salida de los británicos —si finalmente se consuma, porque a estas alturas ya nada me sorprendería—, desaparece una anomalía histórica, la del país europeo que no quería serlo y que estaba en la unión por un por si acaso. El carácter de la Unión Europea, ahora plenamente continental, tiene una oportunidad de perfilarse más intensamente, de definirse más, ¿es eso bueno o malo? Depende. Desde luego es más claro, al menos ese carácter continental queda desde este momento más asentado una vez que la única potencia naval que formaba parte del proyecto ya no quiere continuar, lo malo es que históricamente, desde un punto de vista geopolítico, las potencias navales triunfan sobre las continentales, aunque para eso tiene que haber un enfrentamiento abierto. Buen fin de semana. [1] No ayuda que Sánchez se dedique a repetir los mismos mensajes casi palabra por palabra, como robot sin pensamientos propios y, aun peor, tan sin convicción en lo que dice que necesita no salirse del guión, como tampoco ayuda la impostada naturalidad con que lo hace ni esos falsos arrebatos en los mítines que no muestran energía y confianza, ni siquiera verdadero enfado, sino a una persona bipolar que de repente se arrebata (eso sí, sin que nadie se lo crea, por favor que alguien le hable de lenguaje corporal). La capacidad de transmitir de Sánchez, sus habilidades como comunicador, decae, tanto como su partido. Os traigo hoy un artículo-charla de Pablo Iglesias publicado en eldiario.es. No lo hago por su valor publicitario, sino por su valor intrínseco, si encontrase artículos semejantes de otros partidos también os los daría a conocer, lamentablemente por el momento esto no ha sucedido y, para ser sincero, aunque no pierdo la esperanza me extrañaría una explicación tan clara por parte del líder de alguno de los otros partidos principales, supongo que es su costumbre de profesor.
Pero vamos al lío: el artículo es largo, pero es más corto que leer el programa electoral; desde mi punto de vista tiene dos partes especialmente interesantes: la primera, en la que tras los agradecimientos de rigor esboza su análisis de la situación, y los dos últimos párrafos, con los que reconozco que no puedo estar más de acuerdo. El análisis de la situación es sin duda la parte fundamental no solo de este artículo, sino de cualquier construcción teórica, por utilizar las habituales metáforas médicas sería el equivalente al diagnóstico, y si el diagnóstico falla, lo hará todo lo demás (salvo caso de suerte extrema). Una de las características más importantes de PODEMOS es que sus análisis sobre nuestro país, siempre inicialmente atacados desde casi todos los ámbitos, han acabado imponiéndose casi siempre por su propio peso, por ejemplo hoy en día hasta CIUDADANOS defiende un ritmo de reducción del déficit menor; podemos decir, casi sin riesgo a equivocarnos que los análisis de la formación morada son los más certeros de entre todos los de formaciones políticas de España. Hay que entender muy bien la enorme importancia y trascendencia que tiene el ser capaz de realizar análisis correctos, y hacerlos antes que los demás, esta es una baza fundamental. Aunque seamos sinceros, tampoco tiene excesivo mérito, pues cuando la raíz del problema es la ideología (o incluso cosmovisión) neoliberal, unánime hoy en día, cualquier análisis que parta de bases distintas ya tiene buena parte del camino andado. Después del análisis, vienen las medidas que prevé adoptar el partido, se podrá estar más o menos de acuerdo con ellas, al igual que con el análisis, pero devienen inevitablemente de él, por eso dicho análisis es la parte esencial. Espero que lo encontréis interesante: Por una nueva socialdemocracia |
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La velocidad de la luz Javier Cercas Categorías
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